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La verdad detrás de la infertilidad: sentimientos y emociones que poco se hablan

“Hablar de cómo se vive a nivel emocional el proceso de hacer frente a una infertilidad es lo que ayuda a quienes pasan por esta realidad” dice la psicóloga perinatal Andrea Rueda. Estos son todos los sentimientos que más ve en consulta en mujeres y hombres que se enfrentan a dificultades para conseguir un embarazo.

Todos los sentimientos que atraviesan las parejas con problemas de fertilidad al buscar un embarazo (Andrea Rueda Granero)

A pesar de que se estima que una de cada seis parejas en edad reproductiva tiene problemas de fertilidad en nuestro país (según la Sociedad Española de Fertilidad), la realidad de cómo se vive y atraviesa esta situación está más cerca del silencio y la vergüenza que del sostén social y la compañía. Visibilizar que las dificultades de fertilidad existen es muy importante, pero hablar de cómo se vive a nivel emocional el proceso de hacer frente a la infertilidad es lo que ayuda a quienes han pasado, pasan y pasarán por esta realidad a sentirse menos ‘raras’ y más ‘normales’.

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Sentimientos más comunes en mujeres con problemas de fertilidad

Esta es la realidad que nos encontramos los psicólogos cuando acompañamos, escuchamos y sostenemos a mujeres que están atravesando problemas de fertilidad:

  • Sensación de injusticia, de no entender por qué a ellas: a veces se enfadan, se frustran y no logran comprender cómo ellas, haciendo verdaderos malabares para tratar de quedarse embarazadas, no lo consiguen. Mientras otras mujeres se quedan embarazadas con procesos más sencillos, incluso, a veces, sin buscarlo. Es una sensación muy cercana al “yo no me merezco esto”. Y aunque desde fuera pensemos que, efectivamente, nadie se lo merece. Desde dentro esta sensación se intensifica y los demás tenemos que ser capaces de acompañarlo y sostenerlo sin juicio, entendiendo que el proceso es largo y es una reacción natural.
  • Vergüenza: muchas mujeres se avergüenzan de tener dificultades para conseguir el embarazo. Se vive con una sensación de estar “rotas”, “estropeadas”, de no ser suficientes. A veces incluso se vive con culpa. El origen de esa vergüenza tiene que ver más con los demás, con la sociedad que con una misma. Nos han dicho que quedarse embarazada es sencillo y rápido, y cuando vives en primera persona otra realidad, lo normal es que sientas que el problema está en ti, eres tú.

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  • Tristeza: es una emoción que aparece para ayudarnos a integrar una realidad que no es deseable, así que evidentemente, en este proceso aparece y reaparece de manera constante. Y está bien, y es normal, tratar de evitarla por todos los medios dificulta el proceso de duelo, de aceptación de una realidad que duele.
  • Indecisión y desconfianza: en la situación actual existen multitud de servicios, clínicas, expertos, especialistas que parecen asegurar que en sus manos vas a lograr el embarazo. Al principio aparece el no saber con quién, dónde o qué hacer. Conforme va avanzando el proceso y si deciden comenzar con reproducción asistida, empieza a aparecer una sensación de desconfianza porque no siempre aquello que prometen, sucede, y esto es doloroso.

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  • Miedo: por un lado a no conseguir el embarazo, por otro lado a no saber cuándo parar, cuándo decidir dejar de buscar.
  • Envidia: ante cada noticia de un nuevo embarazo, se despierta esa sensación de injusticia, de “intento alegrarme pero no me sale”, de sentirse mala persona por no alegrarse.
  • Una rueda de esperanza y desesperanza: hay en fases del proceso que aparece la esperanza, el confiar que esta vez sí. Y, a veces, la beta negativa, un número de embriones bajo (respecto a sus expectativas) o cualquier noticia no esperada, vuelve a meterte en el vagón de la desesperanza que te rompe por dentro.
Shot of a smiling young couple talking together while relaxing on a beanbag sofa at home

Shot of a smiling young couple talking together while relaxing on a beanbag sofa at homeGetty Images

  • Alegría: también está ahí, cuando hay buenas noticias, cuando algo va bien, cuando algo supera las expectativas, cuando aparece un nuevo camino, una nueva oportunidad.
  • Soledad: a veces aparentemente elegida, otras veces, obligada. Esa vergüenza y ese tabú social dificultan que las personas que atraviesan esta realidad tengan disposición, energías y ganas de compartir no sólo lo que están pasando, si no también cómo lo están pasando. Otras veces, lo comparten y no se sienten aliviadas porque socialmente no hemos aprendido a acompañar realidades difíciles, porque el mundo está lleno de mitos del estilo “en cuanto te relajes, ya verás como te quedas embarazada”.

Estas son solo algunas de las sensaciones que se atraviesan durante el proceso de infertilidad, aunque cada persona es única y su vivencia será acorde a quién eres y cuál es tu contexto. Pero si algo tenemos claro es que es un proceso que se parece más a estar constantemente en una montaña rusa que a un paseo por la naturaleza. A veces parece que solo se entiende si se ha vivido, pero quizá el truco está en escuchar y observar más y dejarse llevar menos por los mitos.

Y sí, a veces también llega la calma. La calma en forma de embarazo, o la calma en forma de decisión. Porque decidir que no quieres o puedes seguir intentándolo no es rendirse, es, simplemente, tomar una decisión.

Si estás atravesando este proceso, te recomiendo buscar iguales, buscar otras personas que estén en un momento vital parecido así como información no solo del proceso médico o biológico, también del proceso emocional. En Red Infértiles tienen recursos y grupos de apoyo que pueden servirte. 

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