Cuando llega junio comienza una aventura que dura dos y meses y medio antes de volver al cole . El verano es famoso por el calor, por las vacaciones pero, sobre todo, por ser la época más mágica del año.
Aunque los campamentos, los planes que nos proponen diferentes fundaciones o las manualidades en casa pueden ser planes geniales para que el aburrimiento no pille por sorpresa a los niños, es cierto que existen actividades que seguro no habíais pensado y que pueden hacerles muy felices: talleres, excursiones, ludotecas...
La vida se compone de pequeños momentos, de planes que no tienen valor monetario pero que llevan consigo gran carga emocional. Permitir a los niños disfrutar de ellos en su infancia, puede ser una idea fantástica para ayudarles a crecer felices.
Podemos aprovechar las vacaciones de verano para ayudarles a aprender jugando un montón de cosas: el sentimiento de responsabilidad (recogiendo y colocando todos los juguetes), el de sociabilizar y compañerismo (haciendo nuevos amigos o jugando con el agua) o enseñarles la importancia de la diversión gratis en la infancia: no hacen falta juguetes ni pantallas para pasar un rato perfecto en compañía de los mejores amigos.
Además, podemos aprovechar las vacaciones en la playa para que repasen todo lo aprendido durante el curso a través de juegos en la arena. Podrán aprender de astronomía investigando por qué cambian las mareas. De hecho, tal y como afirman desde Alupé, la marca de juguetes, "jugar en la arena les ayuda a desarrollar su capacidad psicomotriz, su equilibrio y su destreza manual".
Para todos los que no puedan ir a la playa, los paseos por la naturaleza también son reconfortantes y reportan múltiples beneficios. Tal y como comenta el neurocientífico Álvaro Bilbao, con esta genial experiencia, las mentes de los niños y las de los adultos se abren hacia nuevas experiencias. Si el campo os pilla lejos, siempre queda una última opción: montar unas cabañas en el salón y dormir allí.
En definitiva, existen un montón de planes que no valen dinero y que quedarán grabados en la retina de los niños para toda la vida. Ximena Maier acaba de lanzar un libro titulado "El arte de pasarlo bien" en el que nos expone 50 ideas diferentes para entretenerse en cualquier parte. Para llevarlos a cabo nosotros también tenemos que sacar el niño que tenemos dentro y transmitirles toda la alegría del mundo. Por ello, hemos recopilado un montón que nos parecen de lo más interesantes.
Disfrutar del fresquito de las noches de verano
La noche queda despejada de todo rastro de calor que haya hecho durante el día. Puede ser un momento perfecto para sentaros en un banco o incluso en el césped e imaginar historias inventadas.

Hacer polos caseros
¿A quién no le apetece un polo en verano? Los que vienen hechos contienen mucho azúcar pero una buena opción es realizarlos caseros con zumo de frutas. El problema llegará cuando tengamos que explicarles que hay que esperar unas cuantas horas para poder disfrutarlos…

Darse un baño en un rincón escondido
Ir a los sitios más masificados está genial para poder sociabilizar y hacer amigos nuevos de verano pero, de vez en cuando puede ser un plan perfecto ir a darse un baño a un rincón escondido que les enseñen mamá y papá. Seguro que el agua está mucho más limpia y podréis pasar un día estupendo dándoos un baño y comiendo todos juntos.

Pasear por la naturaleza
Si les decimos que vamos a recorrer nuevas aventuras, su mente se abrirá hacia nuevas experiencias. Los pequeños siempre están dispuestos a descubrir la naturaleza y todo lo que está en ella.

Hacer amigos nuevos
Una de las partes más conocidas y bonitas del verano es cuando llegan nuevas amistades a nuestras vidas. Algunas se mantendrán durante todo el año y a otros tan solo les veremos de verano y verano pero, ¿y la ilusión que nos hace esperar al siguiente verano para volver a verles?

Escribir un cuento de verano
Cualquier época del año es buena para desarrollar y mejorar la escritura de los niños. Podemos ayudarles a escribir un precioso cuento de verano cuando estén en la toalla refrescándose del calor si ya saben escribir. Y para los más pequeñines, podemos ir transcribiéndolo nosotros mismos.

Hacer un castillo de arena
Un plan que no le puede faltar a ningún niño. Hacer castillos de arena es algo obligatorio cuando vamos a la playa. A parte de ser una gran fuente de diversión, tal y como afirma el neurocientífico y autor de 'El cerebro de los niños explicado para padres' Álvaro Bilbao, les ayuda a aprender física (¿por qué no podemos hacer un castillo con arena seca?), conocimiento del medio (investigando todos los animalillos que encontremos a nuestro alrededor) o, incluso, experiencias sensoriales.

Fabricar pulseras
Otro de los planes que no pueden faltar en verano. Cuando éramos pequeños nos encantaba hacer pulseras que más tarde íbamos ofreciendo a todos los vecinos que nos encontrábamos a nuestro paso. “¿Me das una moneda para poder comprar una golosina? ¡a cambio te regalo esta pulsera!”. Y es que, todos los niños son pequeños publicistas en potencia.

Recopilar flores en el campo y averiguar cómo se llama cada una
Salir a dar un paseo por el campo es sinónimo de recoger pequeñas florecitas que nos vamos encontrando por ahí. Un juego perfecto para verano puede ser guardar estas flores y cuando lleguemos a casa comenzar a recopilar información sobre ellas para conocer más a fondo la flora del sitio donde estemos.

Comer cerca del agua
Una fuente o un río son sitios perfectos para comer fresquitos. Podemos llevarnos unos cuantos patitos amarillos de goma para entretenernos.

Hacer una guerra de almohadas
Aunque este plan es perfecto para cualquier época del año, en verano está permitido acostarse un poquito más tarde. Además de divertirnos un montón, ayudará a que los pequeños caigan rendidos y duerman genial durante toda la noche.

Pedir deseos debajo de las estrellas
Sobre todo si el cielo está despejado y libre de contaminación, vislumbrar las estrellas, esperar a que pase una fugaz (sobre todo durante las Perseidas de agosto) y pedir deseos sin parar, puede ser un plan muy bonito y perfecto para una noche de verano. Podéis llevarlo a cabo tanto en el campo como en la ciudad pero, eso sí, si lo hacéis en el último destino… ¡no olvidéis retiraros a algún lugar libre de contaminación lumínica!

Hacer comidas con barro
Este era el juego preferido de todos nosotros cuando éramos niños. ¿Quién no deseaba que llegase el verano para jugar a las cocinitas poniendo de comida todo lo que nos encontrábamos por el suelo? A los pequeños les ayuda con la exploración (tan beneficiosa en su aprendizaje). ¡Eso sí! Habrá que estar siempre pendiente de ellos para que no se lleven nada a la boca.

Jugar a la rayuela
La rayuela es el típico juego al que todos hemos jugado y del que nos servíamos de una tiza para poder dibujarlo en el suelo. A parte de ser muy divertido, puede ser una actividad perfecta para ayudarles a hacer ejercicio durante el verano.

Hacer una guerra de agua
El agua es el gran protagonista de todos los veranos. Es muy importante para estar bien hidratados y, además, es nuestra mejor amiga para no pasar calor (y camuflarnos de él). Podemos hacerlo mediante juegos o directamente con una guerra de agua en la que gane el que más globos consiga explotar.

Recoger fruta en el huerto
Con la llegada del verano llega la época de la recolección de frutos. Tanto nosotros como los niños sabemos de la importancia de consumir fruta y verdura y si esta es fresca, mucho mejor. Recogiendo los frutos directamente de su planta aprenderán el esfuerzo que cuesta llevarlo al supermercado y, además, aprenderán a valorar los productos naturales y orgánicos.

Descubrir por qué la playa sube y baja de tamaño durante el día
¿Por qué nos quedamos sin poder hacer castillos cuando sube la marea? Aunque no entienda la fuerza que ejercen el sol y la luna sobre el mar, empezar a explicarle esto podrá ayudarle a comprender la parte tan pequeña que somos dentro del gran universo.

Bailar en la orquesta de las fiestas patronales
Si por algo son conocidos los veranos es por la multitud de fiestas patronales que se celebran por todos sitios. Si estáis en el pueblo, podréis ir saltando de fiesta en fiesta porque todos los pueblos de alrededor se ponen de acuerdo para que no coincida ninguna. Si estáis en la ciudad, podréis hacer lo mismo pero moviéndoos de barrio en barrio.

Colocar libros con mamá y papá
También podemos empezar a inculcarle la capacidad de orden en sus pequeñas vidas. Si lo planteamos como un juego, estarán encantados de ayudarnos a colocar. Además, de paso, empezamos a enseñarles el gusto por la literatura.

Jugar a la Gallinita Ciega
Un juego tradicional que solo necesita un material para poder jugar: un pañuelo. Será magnífico para divertirse en familia o con los amigos.
El juego consiste en ponerse por pareja, tapar los ojos a uno de los dos miembros y elegir una actividad para realizar en la cual tú serás su guía.
Aunque parezca mentira, se trata de un juego perfecto para que los niños aprendan autonomía. Si sienten que no han podido realizar todo aquello que querían porque su guía tenía miedo o les ha “cortado las alas” podrán decirlo y reivindicarse.

Hacer barcos y aviones de papel
Aprovechando las buenas temperaturas, los niños pueden crear barquitos de papel, lanzarlos al agua y hacer carreras con ellos. La papiroflexia es una herramienta muy buena para que los pequeños desarrollen sus capacidades motrices, además de su creatividad. ¡Sin duda una opción genial y muy típica de la época veraniega!

Volar una cometa
Además de fomentar la lectura, también debemos fomentar la escritura en niños. Algo que se considera esencial para que desarrollen su lado más creativo y aprendan a expresar sus emociones de forma escrita. Por eso, creemos que escribir un cuento puede ser un plan perfecto para los atardeceres de verano en el campo. Seguro que allí aumenta su concentración.

Buscar bichos en las pozas
¿A qué niño no le gusta saltar de piedra en piedra con una red para pescar todos los bichitos que vea a su paso? Es una forma muy divertidad de descubrir la naturaleza. ¡Eso sí! Deberemos tener mucho cuidado para que no se dé un golpe.

Pintar el suelo con tizas
Y, además, los adultos no debemos tener ningún miedo. Las manchas de tiza saldrán sin problema con un cubo de agua. ¡Una buena forma de divertirse!

Observar pájaros con prismáticos
¿Alguien puede imaginarse cuánta cantidad de especies diferentes podremos observar con unos prismáticos? De lejos todos parecen iguales pero no lo son.

Aprenderse un poema de memoria
Y, ¡por supuesto! recitarlo delante de toda la familia en una cena veraniega.

Pintar cerámica
Pintar es una actividad muy creativa y estimulante para los niños, Por eso, una buena actividad que los niños pueden hacer este verano es apuntarse a unas clases para pintar cerámica. ¡Pasarán un rato divertido y muy creativo! ¿Lo mejor? Que también son actividades perfectas para adultos, por lo que podemos disfrutar en familia: solo hay que elegir la pieza de cerámica que queramos pintar y ponernos manos a la obra.
Hay muchos talleres y tiendas en las que podemos practicar esta actividad, como en la tienda-taller “Hoy Pinto Cerámica” situada en Madrid Montecarmelo.
