La universidad de Harvard es una fuente de conocimiento inagotable. Lo ha sido desde su fundación, pero con la irrupción de Internet en nuestras vidas, Harvard ha pasado a ser también una fuente de información referente en las materias que se imparten y estudian en sus prestigiosas instalaciones. Entre ellas, la psicología y la educación, dos áreas que impactan de lleno en la crianza y en la infancia.
En uno de los muchos artículos publicados en sus blogs de divulgación, el equipo de expertos de Harvard comparte cuáles son las claves para que los adultos podamos ayudar y facilitar que la motivación se despierte en nuestros niños. Motivación que, por cierto, la ciencia insiste en que es esencial para que se produzca el aprendizaje en cualquier aspecto de la vida. No solo en el ámbito escolar.
“La motivación intrínseca para aprender sobre el mundo que nos rodea comienza en la infancia. Este tipo de motivación puede ser alentado o suprimido por las experiencias que los adultos brindan a los niños”, reflexionan desde Harvard. “La investigación psicológica apunta a un conjunto de enfoques prometedores que los padres y profesionales pueden utilizar para promover la motivación y el aprendizaje positivos durante el desarrollo”, añaden desde la universidad norteamericana.
Los nueve consejos de Harvard
Estos son los nueve consejos de los expertos de Harvard basados en la evidencia científica que consideran claves para despertar la motivación en los niños y niñas:

Siga el ejemplo de los bebés:
“Los bebés se orientan naturalmente hacia objetos y eventos novedosos. Apartan la mirada de los objetos que les resultan demasiado familiares, pero también de los nuevos y demasiado complejos”, explican desde Harvard, que describen este hábito como el ‘efecto Ricitos de Oro’, el cual recomiendan imitar y aprovechar. “Las cosas son interesantes cuando son novedosas, pero no demasiado. Al interactuar con los bebés, observe a qué prestan atención e interactúe con ellos en torno a sus intereses”, aconseja Harvard.
Provoca curiosidad
Harvard recomienda “brindar a los niños oportunidades para interactuar con objetos nuevos” desde la primera infancia, desde que son bebés. “Incluso los bebés buscan explorar objetos, especialmente aquellos que se comportan de manera sorprendente”, explican desde la universidad, que aconseja dejarles “liderar” a la hora de explorar y aprender.
Fomenta la exploración lúdica de los niños
La relación entre juego y aprendizaje es directa en la infancia. No hay forma más eficaz de aprender porque la motivación está presente en el proceso, es la gasolina. “Los ingredientes del juego son precisamente los que impulsan el aprendizaje: el juego es intrínsecamente motivador, presenta una oportunidad para vivir experiencias novedosas y aprender de los demás, requiere una participación activa y puede fortalecer los vínculos sociales y reducir el estrés”, dicen los expertos de Harvard.
Prioriza la interacción social
Harvard lo tiene claro: menos aplicaciones digitales y más interacción social en la infancia. “Ni siquiera las aplicaciones mejor diseñadas y más efectivas pueden reemplazar las interacciones sociales de la vida real con adultos y compañeros”, indican a este respecto.
Desafía a los niños en su justa medida
Está bien desafiar a los peques, pero sin pasarnos, porque si la meta no es realista, se desmotivan. “Pierden la motivación cuando una tarea es demasiado fácil, pero también cuando es tan difícil que resulta insuperable”, afirman los expertos de Harvard. “Los videojuegos aprovechan este principio básico de aprendizaje de manera efectiva, aumentando constantemente el nivel de desafío en función del desempeño de cada niño”, añaden.

Dales la capacidad de actuar
Potenciar la autonomía es clave, según Harvard, para despertar la motivación en los niños. “Cuando pueden elegir entre proyectos, o al menos un poco de margen de maniobra en cuanto a cómo se realiza una tarea, es más probable que los niños sigan participando”, afirma la universidad.
Incentiva solo cuando sea necesario
No hay que abusar del sistema de recompensas, y menos si son inmediatas. La motivación en lo cotidiano no puede funcionar como los videojuegos. “Cuando los niños son repentinamente recompensados por algo que disfrutan y hacen libremente, es posible que comiencen a hacerlo solo cuando saben que serán compensados después”, exponen desde Harvard. Por eso, la universidad aconseja aprovechar “la curiosidad natural de los niños y su inclinación a trabajar para lograr una meta alcanzable, en lugar de prometerles una recompensa”.
Elogia el proceso más que el resultado
Los expertos se hartan en repetir este consejo a las familias, pero vivimos en una sociedad “resultadista”. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que “cuando elogiamos a los niños por su intelecto o su nivel de habilidades (o la calificación o la medalla de oro que recibieron) podemos conducirnos a una orientación hacia el desempeño”, lo cual hace que sea posible “que estén motivados para lograr más recompensas, pero también pueden aprender a evitar actividades desafiantes en las que tal vez no sobresalgan, por temor a una evaluación negativa”. En cambio, si elogiamos a los niños por su esfuerzo y les ayudamos a naturalizar el fracaso, a que lo vean “como una oportunidad para aprender y mejorar”, afirman desde Harvard, “estarán más motivados para trabajar duro y será más probable que crean que pueden lograr lo que se propongan”
Conexión con los adolescentes
El noveno y último consejo que aporta Harvard para potenciar la motivación en nuestros hijos e hijas salta a la adolescencia, época en la que la universidad considera esencial mantener un vínculo estrecho con nuestros menores. “Los adolescentes con relaciones familiares cercanas son menos propensos a correr riesgos”, argumenta la universidad. En opinión de sus expertos, “un alto apoyo de los padres y un diálogo abierto se asocian con menos conductas problemáticas, incluido menos abuso de sustancias y delincuencia”. Por todo ello, Harvard recalca la importancia de “mantener abiertas las líneas de comunicación” con los hijos e hijas adolescentes en esta etapa.