Las conclusiones del estudio han sido muy interesantes, según los investigadores de la Universidad de Cambridge que han participado en el desarrollo del mismo.
Se han analizado los datos de más de 10.000 personas nacidas entre el año 2.000 y el 2.020.
Los investigadores descubrieron que aquellas personas que habían desarrollado una relación cariñosa con sus padres en torno a los tres años de edad, presentaban una tendencia a tener menos problemas de salud mental durante toda su infancia y su adolescencia.
Además, un vínculo afectivo a una edad temprana entre padres e hijos, aumentaba de forma significativa la tendencia del niño o la niña a ser “prosociales”, a comportarse de forma amable, a desarrollar empatía hacia las personas de su entorno.
Simplemente estar
A más cercanía del niño o la niña con sus padres en torno a los tres años de edad, la prosociabilidad aumentaba de forma notable y al contrario también se constataba que los niños cuyas primeras relaciones con sus padres eran frías o tengas, presentaban menos probabilidades de desarrollar esos hábitos prosociales.
Ioannis Katsantonis ha sido el principal autor de este estudio desarrollado desde la Universidad de Cambridge y comentaba al respecto que “la prosociabilidad varía más y durante más tiempo dependiendo de nuestro entorno.”
Los resultados obtenidos dejan clara la importancia de mantener relaciones sólidas entre padres e hijos desde la primera infancia en adelante. Lo han considerado como algo fundamental para favorecer el desarrollo sano de los niños en distintos ámbitos, tanto en su capacidad de actuar de forma positiva con los demás, como en su propia salud mental.
Uno de los puntos en los que han hecho énfasis los investigadores ha sido en la importancia que tiene dedicar tiempo a nuestros hijos, sin subestimar ningún momento ya que la cercanía solo se desarrolla precisamente con el tiempo.
Por eso, han dado mucho valor a las políticas que desarrollen ayudas específicas para las familias, para que puedan desarrollarse esas relaciones entre padres e hijos porque los niños con mejor relación con sus padres desde la más tierna infancia, también presentan menos síntomas de mala salud mental tanto durante la infancia como en la posterior adolescencia.

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