Falta de cariño, cuidado, apoyo, escucha... de los padres al niño, se traslada a la angustia, falta de seguridad, desgana o soledad, junto a la necesidad de suplir la carencia. Los niños necesitan referentes que los amen, contengan, jueguen con ellos y velen por sus sentimientos, intereses y necesidades.

Cuando crezcan esos niños deberán hacer frente a muchos temores y desplazarán a sus parejas, amigos o hijos ese sentimiento perenne de que en algún momento aquellos a quienes quieren se irán.
Consecuencias durante la vida
La familia juega un papel determinante en el crecimiento de los niños y les proporcionan un entorno de apoyo y seguridad. Para Demian Todo Martí, psicólogo general sanitario, el que uno o ambos progenitores no esté, puede tener serias consecuencias en la vida de los niños. Algunos de los efectos que puede acarrear son:
- Dolor emocional.
- Sentimientos de tristeza, ansiedad y confusión.
- Problemas de conducta como agresividad o rebeldía.
- Frustración por la falta de comprensión con manifestación de conductas desafiantes.
- Afectación en el rendimiento académico (falta de interés, compromiso y falta de hábitos de estudio).
- Dificultad para el establecimiento y mantenimiento de relaciones saludables.
- La autoestima puede verse dañada interpretando que no quieren estar o no se es suficiente.
La edad del menor y la calidad de la relación que mantenida con el progenitor ausente serán dos aspectos claros a la hora de manejar esta situación.
Apoyo emocional y comprensión

“Muchos niños pueden superar estos desafíos con el apoyo adecuado de otros adultos significativos (familiares, maestros o amigos), quienes también pueden desempeñar un papel crucial en el proceso de adaptación”, sostiene el profesional.
Tal y como indica: “El amor, la comprensión y el apoyo emocional son fundamentales para ayudar a los niños a superar los obstáculos derivados que la no presencia de un progenitor pueda representar en su crecimiento y madurez”.
En los hijos se generan unas heridas de abandono y una carencia afectiva que repercutirá de forma directa en su personalidad y en su relación con el mundo. “En su adultez es muy probable que tengan una baja autoestima, mucha necesidad de aprobación y sentimientos de soledad”, confirma Aurora López, psicóloga y directora de Más Vida Psicólogos Málaga.
Restaurar la relación

En cuanto a si con el tiempo puede recuperarse o restaurarse la relación con los hijos, la profesional revela que depende del caso, ya que como manifiesta, existen muchos factores determinantes. “Lo que es casi seguro es que estos vacíos en la niñez marcarán al adulto al margen de que eso se intente reparar”.
López aclara que la reconstrucción que el padre/madre intente ejercer en la adultez puede ser beneficiosa o no dependiendo de agentes como:
- Las necesidades del ya adulto.
- Las causas del abandono.
- Cómo se produce el acercamiento progenitor/hijo.
- Las expectativas existentes por ambas partes.
- Los factores externos.