Discusiones que a veces duran más de la cuenta, suelen ser cada vez más frecuentes en casa cuando nuestros hijos e hijas se van acercando a la adolescencia.
El doctor Lawrence J. Cohen, psicólogo y autor de libros en los que trata de ayudar a los padres y las madres a lidiar con las ansiedades y los miedos y que han sido traducidos casi a una veintena de idiomas; ha desarrollado una técnica a la que denomina del “3-2-1” y con la que sobre todo, trata de que padres e hijos desarrollen una mejor comunicación familiar a través de la escucha activa de unos y otros.
Lawrence J. Cohen es experto en crianza y formador de educadores y de padres y madres por todo el mundo, para él la comunicación es vital en cualquier relación y por supuesto, en la relación que tenemos como madres y padres con nuestros hijos, según van creciendo, la comunicación es fundamental.
Las tres claves de la comunicación según él mismo señala en sus libros son:
- hablar abiertamente
- escuchar con empatía
- reflexionar
No siempre conseguimos desarrollar esos tres puntos cuando empezamos hablando con nuestros hijos y terminamos discutiendo a veces vehementemente con ellos.
Seis minutos para dejar de discutir
Esa es la duración que marca el doctor J. Cohen a esta técnica de escucha que asegura, es de gran ayuda para terminar con las peleas y las discusiones en casa.
La idea, para ponerla en marcha, es turnarnos con ayuda de un cronómetro para desarrollar los tres pasos en los que se plantea esta sencilla técnica.
Lo importante y en lo que más insiste este experto, es que se trata sobre todo de una forma de escucha activa, se trata de pensar por ambas partes sobre lo que no están contando, por lo que las personas involucradas tienen que tener verdadera voluntad de escuchar.
Una de las recomendaciones que plantea el autor de esta técnica, es que se empiece por temas más casuales y no asuntos que puedan resultar más amenazantes, no empecemos por el conflicto mayor sino por los pequeños conflictos que pueden ser más fácilmente abordables.
“Es difícil aprender a practicar algo nuevo mientras se habla y se escucha las cosas más difíciles de las que hay que hablar”, comentaba Lawrence J. Cohen en la publicación especializada Psychology Today.

3-2-1
El objetivo de esta sencilla técnica no es la de conseguir que un conflicto con el que llevamos tiempo conviviendo, se resuelva como por arte de magia en seis minutos.
Lo que busca la técnica es “experimentar ser escuchado y escuchar atentamente”, según señala el propio autor y añade que demasiadas veces, las conversaciones se vuelven discusiones porque “implican poca o ninguna escucha real, y simplemente nos repetimos o aumentamos nuestro volumen o lenguaje para tratar de ser escuchados” lo que hace que la otra persona se ponga a la defensiva y se resista a escuchar. Se crea un círculo vicioso que no beneficia a la comunicación ni a la resolución del conflicto.
Con esta técnica en tres pasos, que se pueden repetir todas las veces que se considere necesario, lo que se consigue es que la resolución de los conflictos sea más sencilla gracias sobre todo a la escucha activa.
Es una técnica que por ejemplo, se puede emplear una vez a la semana para tratar cualquier tema, empezando por los más sencillos para conectar mejor con tus hijos y ellos contigo.
1º.- Uno habla
Empiezan los tres minutos en los que una de las personas expone lo que le ocurre, lo que siente, cómo se siente, qué le pasa,...
Este es el momento en el que tiene que poder decir todo lo que desee, todo lo que necesite compartir y poner sobre la mesa.
Son tres minutos de reloj por lo que conviene tener un cronómetro cerca, el del móvil por ejemplo es perfecto y lo podemos poner donde lo vean todos los participantes en la charla.
Cuando acaban los tres minutos, la persona puede terminar lo que estaba contando brevemente y se pasa a la segunda etapa porque durante esos tres minutos, ha tenido la plena atención de la otra persona que ha estado escuchando en silencio y con atención, sin tratar de rebatir, sin intentar ganar la discusión.
Lawrence J. Cohen apunta a la importancia de esta escucha y señala que “es mejor escuchar y reflexionar plenamente algunas declaraciones que hablar y hablar sin escuchar ni reflexionar.”
2º.- Reflexión y escucha
Ahora quien ha hablado pasa a ser quien escucha y quien estuvo en silencio escuchando tiene el turno para reflexionar sobre lo que ha escuchado durante los próximos dos minutos. El psicólogo le llama a este punto el momento del “espejo”.
La persona que reflexiona puede utilizar las palabras exactas que ha escuchado de la otra persona o parafrasear lo que dijo, sin interpretaciones personales, ni valoraciones, ni opiniones, ni juicios sobre lo que ha escuchado.
Es el momento de demostrar que ha sido una escucha activa y consciente, con ganas de entender lo que la otra persona tenía que decir.
3º.- Respuesta
Volvemos a poner en marcha el cronómetro y el primer orador tiene un minuto por delante para responder a la reflexión que ha recibido de su interlocutor.
Es el momento para explicar si ha habido algo que no se ha entendido debidamente, también es un momento perfecto para agradecer la escucha y la intención.
No es el momento de abrir un nuevo tema pero sí puede ser el momento de cambiar los roles sobre el mismo tema, repitiendo los pasos pero ahora comienza hablando quien había estado escuchando y reflexionando y quién habló antes, ahora se compromete a escuchar de forma activa y auténtica.

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