Una asignación, una paga, dinero como regalo cuando llega su cumpleaños de parte de algún miembro de la familia, el caso es que nuestros hijos se hacen mayores y una de las novedades sobre las que debemos educarlos es en el manejo del dinero, en apreciar su valor y lo que cuesta conseguirlo, en la importancia del ahorro y en lo fácil que es derrocharlo casi sin darnos cuenta en demasiadas ocasiones.
Más o menos todos, padres y madres pero también expertos en economía y profesionales del sector, tienen la sensación de que los niños y las niñas, desde hace años, llegan a la vida adulta sin educación financiera, algo que les va a ayudar mucho cuando son adultos y tienen que controlar los gastos y los ingresos.
A qué edad llega “la paga”
No existe una edad marcada para todos los niños, para Álvaro Gutiérrez de Cabiedes, principal manager en BBVA, esto va a depender “de los padres porque no todos los niños son iguales ni tienen la misma madurez” pero más o menos está en torno a los 12 años la edad en la que de una forma natural nuestros hijos empiezan a tener una relación social con sus amigos que les lleva a necesitar que el dinero forme parte de su vida.
Para el transporte, para el ocio, “poco a poco tienen que aprender el precio de las cosas, el autocontrol ante un estímulo” y poco a poco, de forma gradual vamos hablando en casa de la paga, la asignación o como queramos llamarlo.
Quizás lo primero sería hablar con nuestra hija o hijo sobre para qué cree que necesita la paga y hablar también de un presupuesto que nos parezca adecuado a ambos.
Álvaro Gutiérrez de Cabiedes plantea la regla de 50-30-20 como método de educar a nuestros hijos en el uso sensato del dinero, un método que se emplea para hacer presupuestos en las empresas y los negocios y que conviene inculcar también a los niños incluso cuando hablamos de establecer una paga.
Después de negociar la cantidad que vamos a destinar a la paga de nuestros hijos, después de marcar su periodicidad, es interesante que establezcamos con ellos esta regla “50-30-20” porque va a ser una forma de educarles en el uso del dinero.
La primera cifra, 50, se refiere al tanto por ciento que van a destinar a las necesidades básicas (el abono transporte,...) la segunda cifra, el 30, se refiere al porcentaje de ahorro para un proyecto o una meta y la tercera y última, 20, es el tanto por ciento que se va en el ocio, los caprichos, la vida social,...
¿Por qué y cuándo?
Otras dos cuestiones que deben plantearse y negociarse con nuestros hijos es por un lado cuando van a recibir esa asignación, si va a ser bajo demanda o no o si será cada semana o cada mes.
Y por otro lado en qué se va a basar, ante lo que Álvaro Gutiérrez de Cabiedes prefiere que sea “por cumplimiento de objetivos”, vinculamos una responsabilidad y unas tareas en casa o incluso se puede vincular por el rendimiento académico, “no tanto por las notas, no solo las calificaciones sino el esfuerzo y la tendencia que hay detrás”, señala él.
Es una forma de vincular esa asignación con el trabajo, en este caso el estudio que es a fin de cuentas “su máxima responsabilidad” durante la infancia.

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