Añoranza de la madre y no celos. Así describe Álvaro Bilbao el fenómeno que los niños y niñas pequeñas sienten cuando nace y llega a casa un hermano o hermana. No es exactamente lo mismos que los celos, que implican sentir “amenaza” por parte de dicho hermano o hermana, de ahí que suelen llegar más tarde.
Está claro, y así lo reafirma Álvaro Bilbao, que “la llegada de un hermanito/a pone patas arriba la vida de los padres y madres”, y que “para su todavía pequeño hermano o hermana mayor el impacto puede ser aún más grande ya que afecta directamente a su mundo emocional”. Sin embargo, en opinión del neuropsicólogo, no son celos lo que aparece cuando nace un hermano o hermana, sino problemas de confianza que el experto describe como “añoranza de la madre”.
“Siempre van a aparecer, de una manera u otra, y antes o después”, dice Bilbao.
Para el especialista en el cerebro de los niños, aunque los celos son un fenómeno común que suele acabar apareciendo —también puede darse a la inversa, del hermano o hermana menor hacia el o la mayor—, “cuando hablamos de recién nacidos suele ocurrir un fenómeno algo distinto que podríamos denominar añoranza de la madre”.
En este caso, lo que ocurre no es que el niño o niña se sienta amenazado directamente por su hermano o hermana, “pero sí comienza a desarrollar una sensación de pérdida de la madre, que lógicamente ya no puede prestarle atención en todo momento”, explica Álvaro Bilbao.

¿Qué podemos hacer para limitar su efecto?
Para limitar el impacto de ese sentimiento de añoranza de la madre que genera en el niño o niña mayor la llegada de un hermano o hermana pequeño a casa, se pueden emplear determinadas tácticas o hábitos.
Álvaro Bilbao, en concreto, recomienda hasta seis consejos, algunos de ellos preventivos y otros de aplicación en tiempo presente, cuando ya tengáis al bebé en casa. Son los siguientes:
Estar preparados
“Muchas madres, casi todas, quieren tantísimo a su primer hijo que están 100% convencidas de que cuando nazca su hermanito/a, el mayor seguirá siendo lo más importante en sus vidas y podrán hacerle sentir tan querido como hasta entonces”, expone Álvaro Bilbao. “Sin embargo —añade—, cuando nace un bebé, el instinto maternal es tan fuerte que hay momentos en los que la madre centra toda su atención en el recién nacido”.
Asumir y entender esto es poner la primera piedra para estar preparados para afrontar de la mejor forma posible este cambio de contexto familiar que implica la llegada de un bebé a una casa donde ya hay un peque.
Jugar en equipo
“Siempre que el papá esté presente su papel es esencial”, dice Álvaro Bilbao. Lo es, explica el neuropsicólogo, “no solo para dar a la madre descansos, sino para atender al o a la mayor cuando la madre está ocupada con el pequeño y también para atender al pequeño y facilitar que la mamá pueda pasar tiempo de calidad con el/la mayor”.
Busca tiempo de atención exclusiva
El tercer consejo que da Álvaro Bilbao para limitar el impacto de la añoranza de la madre es sacar tiempo de atención exclusiva para el o la mayor. “Dedica al hermano/a mayor toda la atención que puedas y si es posible en exclusividad. 20 minutos de cuento los dos solitos, un viaje de media hora al parque o un rato de cosquillas en la cama solo para él o ella hacen milagros en un niño con añoranza”, aconseja el experto en el cerebro de los niños.

No excluyas
En cuarto lugar, el neuropsicólogo recuerda la importancia de no excluir. “Intenta incluir al mayor en todas las actividades que hagas con el bebé, siempre que esté interesado”, apunta.
Álvaro Bilbao pone dos ejemplos. “en algún momento preferirá entretenerse solito, pero hasta entonces… bañar a su hermanito/a o contarle un cuento a su lado siempre sienta mejor que sentirse dejado de lado”, argumenta.
No te sientas culpable
La culpa aparece una y otra vez. Al menos, llama a la puerta sin cesar. Depende mucho de nuestra actitud mental el dejarla entrar y que nos afecte más o menos. “Puede que sea en momentos de crisis como cuando el bebé está con fiebre o experimenta un cólico. El caso es que antes o después todos los padres y madres se dan cuenta de que hay momentos que inevitablemente el queridísimo hermano o hermana mayor pasa a un segundo plano. Es totalmente normal”, zanja Álvaro Bilbao.
Reconoce al niño sus emociones
El sexto consejo de Álvaro Bilbao para afrontar el fenómeno de la añoranza de la madre es probablemente el más respectivo en la educación respetuosa: legitimar y reconocer las emociones de los niños. En este caso, de los hermanos y hermanas mayores. “Una vez haya pasado ese momento difícil, haz saber al mayor que te diste cuenta que quería contarte algo o estar contigo y abre tus brazos para atenderlo con todo tu amor”, aconseja el neuropsicólogo. “Es tan importante atenderlo en el momento como hacerle sentir entendido después”, concluye.