Así gestionamos en casa los celos de nuestra hija pequeña hacia su hermana mayor
Hay dos aspectos que hemos cambiado en nuestra rutina y en la comunicación con nuestras hijas que nos están ayudando a gestionar mejor los celos de la pequeña hacia la mayor.
Cuando hablamos de celos entre hermanos o hermanas, la mayoría de la gente cree que se dan en sentido descendente, de los mayores a los recién llegados, que irrumpen en un espacio que hasta ahora era menos compartido. Sin embargo, también puede ocurrir lo contrario, que los celos se den en sentido ascendente. Es decir, de la hermana o hermano pequeño hacia el mayor. No lo digo yo, aunque tengo el ejemplo en casa, sino que cualquier persona que se dedique a la psicología infantil así lo refrenda.
La cuestión es que, por ese prejuicio y creencia popular de que los celos entre hermanos y hermanas son unidireccionales, si os encontráis en casa con una situación opuesta, es posible que os pille a contrapié y no seáis capaces de gestionarlo adecuadamente. Al menos, puede que no os pille tan preparados como lo estabais para lo contrario: seguro que os pasasteis el embarazo entero de vuestro hijo o hija pequeña escuchando comentarios, a menudo muy desafortunados, sobre la “dura” época que iba a venir cuando llegaran los celos. Es más, seguro que seguís siendo “víctimas” de la típica pregunta ahora que ya tenéis más de un peque: “¿No tiene celos de su hermano/a pequeño/s?”. “Pues mire usted, va a ser que no. De hecho, es al contrario”, pensáis en responder vosotros, porque igual estáis cansados de hacerlo que ya pasáis. Normal.
Un ejemplo en primera persona
Quien esto escribe no es nadie para dar consejos sobre la paternidad o maternidad, pero tengo la suerte de disponer de un altavoz para compartir experiencias personales que, ojalá, pueden servir a alguien que esté al otro lado de la red, leyendo, para encontrar referencias que le puedan servir a su vez en su contexto familiar. Ya sea de altas capacidades, de niñas y niños con mucho carácter o, cómo no, de la gestión de los celos entre hermanos y hermanas.
En nuestro caso, las peques tienen seis y cuatro años respectivamente, de forma que se llevan poco tiempo, lo cual hace que compartan más tiempo espacios comunes y, por ende, tipo de juego. En definitiva, que pasan mucho tiempo juntos.
Nos costó darnos cuenta de que era contraproducente precisamente lo que creíamos que era más beneficioso para su vínculo personal y el de los cuatro, que compartieran muchas actividades y tiempo de ocio y familiar. Fue nuestra psicóloga infantil quien nos recomendó separar más a nuestras hijas para darles aire, que supieran y sintieran que ambas tenían su espacio. Tanto con sus amigos y amigas —intentamos que no vayan las dos juntas a las fiestas de cumpleaños de sus respectivas clases— como en casa —aprovechamos para hacer planes de tres cuando se presenta una oportunidad o bien nos dividimos de dos en dos si el trabajo y las circunstancias lo permiten—.
Este ha sido uno de los hábitos que hemos cambiado para ayudar a nuestra hija pequeña a sentir menos esos celos sobre su hermana mayor, que también tienen mucho que ver con la imagen que esta tiene en la familia de “perfecta”. Por eso, y también de la mano de nuestra psicóloga, tratamos de no potenciar este mensaje y nos centramos en legitimar y reforzar mucho a la pequeña, que lo necesita para su autoestima. Y es que ya va siendo consciente de que su carácter le juega a veces malas pasadas y creemos que tiene un pequeño problema para percibir los estímulos que recibe de los demás. Las “curvas” que sigue la “carretera” de sus conexiones cerebrales le hacen creer que ella es la “mala” y eso para nada es así, pero hay que ayudarle a que lo vea y entienda. Y eso pasa también por avisar a la familia para que estén alineados a la hora de comunicarse con ella. Spoiler: no siempre se consigue.
Capear el temporal
Los dos aspectos descritos, separarlas de vez en cuando y reforzar mucho a la pequeña al mismo tiempo que la acompañamos a nivel comunicativo y emocional —sin dejar de lado a la mayor, por supuesto—, son los que más nos ayudan a gestionar los celos que nuestra hija pequeña tiene de su hermana mayor. Pero esto no quiere decir que consigamos erradicarlos por completo. Para nada.
Que nadie se piense que, por ser periodistas especializados en maternidad/paternidad y por ir al psicólogo infantil, somos capaces de revertir las rabietas y disgustos que causan los celos entre hermanas. Progresamos adecuadamente, pero esto es un camino largo que también depende de la edad de nuestras hijas: su madurez, su crecimiento, pondrán también de su parte para que vayan desapareciendo poco a poco si seguimos ayudando a nuestras hijas como intentamos hacer.
Pero que nadie os venda la moto: no es fácil lidiar con este tipo de situaciones que en tantas ocasiones se nos presentan a los adultos durante la crianza de nuestros peques. Si estáis pasando por algo parecido, un saco lleno de empatía y comprensión.