El neuropsicólogo Álvaro Bilbao es una de esas fuentes a las que acuden las madres y los padres buscando respuestas durante la primera infancia de los niños porque es una etapa agotadora y abrumadora en muchos casos.
Tanto en su blog, como en sus redes sociales, el conocido experto en crianza respetuosa, ofrece respuestas a muchas de esas situaciones de las que no se habla sobre la maternidad, como por ejemplo ¿por qué mi hijo lleva una temporada que no deja de llorar?¿qué le está pasando y qué puedo hacer al respecto para ayudarle?
“Hay niños que lloran por todo en su día a día y otros que apenas” lo hacen, comenta en su blog Álvaro Bilbao y añade que “lo que sí les ocurre a todos es que tienen etapas en las que lloran más de lo que suele ser habitual” y ahí es donde algunas madres y padres se sienten superados y desbordados por la situación.
¿Por qué llora tu hijo?
El neuropsicólogo es categórico en este sentido, tiene claro que “siempre que un niño llora lo hace por un buen motivo, ya que el llanto es una respuesta adaptativa totalmente involuntaria que busca siempre reducir el malestar” que siente el niño o la niña.
El llanto reduce los niveles de cortisol en su organismo, la llamada hormona del estrés por lo que siempre es recomendable estar atentos a las señales de estrés que emiten los niños, para poder encontrar donde está el posible problema.
Llorar “le ayuda a sentirse más relajado y a reducir la sensación de agobio o angustia” que está sintiendo, comenta al respecto Álvaro Bilbao y además añade que el hecho de ponerse a llorar es una forma de “demostrar de forma externa su sentimiento de frustración o incapacidad para pedir ayuda”.
¿Qué puede hacerle llorar?
La preocupación porque tu hijo crezca emocionalmente sano es inevitable y eso hace que nos preguntemos qué puede estar pasando, para Álvaro Bilbao se trata de encontrar qué está haciendo que “su capacidad de regulación emocional deje de ser la habitual” es decir, porque ahora tu hijo “llora por todo”.
Hay cambios importantes que pueden estar afectando a la vida de la familia y “los niños acusan estos cambios más que los de ningún otro tipo porque hacen que su estructura, sus rutinas y, en muchos casos, los puntos de anclaje que le dan seguridad” no estén tan claros, no los sientan tan cerca como hasta ese momento, según explica Bilbao.
También puede haber nuevas situaciones en su entorno, cuando empiezan a ir al colegio, cuando cambian de profesor por el motivo que sea o incluso, cuando cambian de compañero en la mesa de clase o en la mesa del comedor. Son situaciones nuevas que les generan inseguridad que muestran a través del llanto, según Álvaro Bilbao comenta.
Y a esto hay que sumarle los cambios del propio niño o niña, su crecimiento, su sensibilidad, su maduración, su necesidad de desarrollar apego durante la infancia, son factores puntuales que también afecta a la frecuencia de esos episodios de llanto.
¿Cómo gestionar tanto llanto?
Lo primero que aconseja Álvaro Bilbao a los padres y las madres que viven una situación de este tipo es que intenten comprender a su hijo, que busquen cómo educar en inteligencia emocional para poder ayudarle realmente.
“Es posible que estén experimentando inseguridad, angustia o cansancio. Intenta identificar qué ha cambiado en la familia, en el entorno o en el propio niño y ponte en su lugar.”
Además, es recomendable a su modo de ver, que tratemos de reducir la sobreestimulación que quizás está teniendo el niño, sobre todo en épocas de mayor sensibilidad o en las que vemos que puede estar más cansado.
Los hábitos de descanso son fundamentales, una buena higiene del sueño para que recupere energías y reduzca sus niveles de cortisol.
“Conocer las bases de la educación en positivo te va a permitir aplicar la empatía y mejorar la capacidad para conectar con el niño, poner normas y límites positivos que van a facilitar el día a día tanto para tu hijo como para ti”, señala el neuropsicólogo.

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