Porque leer poesía no solo es un placer que ya por eso sería más que suficiente, es que leer poesía tiene enormes beneficios para nuestros hijos, les ayuda a expresar e identificar emociones y sentimientos.
Los poemas están llenos de alegrías, de tristezas, de miedos y de sentimientos en general y es una forma de que nuestros hijos los entiendan mejor.
Además, los juegos de palabras, las rimas, su organización en estrofas, potencia el lenguaje artístico en nuestros hijos a través de escuchar en las poesías el ritmo de las palabras y la musicalidad que se consigue a través del número de sílabas de cada verso.
A través precisamente de ese ritmo, la poesía es perfecta para estimular la memoria, recordamos mejor las rimas que las ideas en prosa y no solo cuando somos niños sino de adultos también.
Y por todo esto es que estos poemas, estas poesías clásicas que transmiten enseñanzas, valores, que fomentan la memoria y amplían el vocabulario de nuestros hijos, son indispensables en la biblioteca infantil que tenemos en casa, en la del colegio o en la biblioteca pública más cercana que visitamos periódicamente, donde seguro que encontramos a autores famosos y muy recomendables de poesías infantiles con las que disfrutar y aprender con los niños.
Gloria Fuertes, “Cómo se dibuja a un niño”
Siempre hay que volver a los poemas de Gloria Fuertes, porque siempre son una lectura de la que sacar nuevos aprendizajes.
Para dibujar un niño hay que hacerlo con cariño.
Pintarle mucho flequillo,
que esté comiendo un barquillo;
muchas pecas en la cara que se note que es un pillo;
Continuemos el dibujo: redonda cara de queso.
Como es un niño de moda, bebe jarabe con soda.
Lleva pantalón vaquero con un hermoso agujero;
camiseta americana y una gorrita de pana.
Las botas de futbolista, porque chutando es artista.
Se ríe continuamente, porque es muy inteligente.
Debajo del brazo un cuento por eso está tan contento.
Para dibujar un niño hay que hacerlo con cariño.

Rubén Darío, “Las hadas”
Las hadas, las bellas hadas,
existen, mi dulce niña,
Juana de Arco las vio aladas,
en la campiña.
Las vio al dejar el mirab,
ha largo tiempo, Mahoma.
Más chica que una paloma,
Shakespeare vio a la Reina Mab.
Las hadas decían cosas en la cuna
de las princesas antiguas:
que si iban a ser dichosas
o bellas como la luna;
o frases raras y ambiguas.
José de Espronceda, “La canción del pirata”
Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
La luna en el mar riela
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul.
María Elena Walsh, “El reino del revés”
Me dijeron que en el Reino del Revés
Nada el pájaro y vuela el pez
Que los gatos no hacen miau y dicen yes
Porque estudian mucho inglés
Vamos a ver como es
El Reino del Revés
Vamos a ver como es
El Reino del Revés
Me dijeron que en el reino del revés
Nadie baila con los pies
Que un ladrón es vigilante y otro es juez
Y que dos y dos son tres.
Federico García Lorca, “La Tarara”
La Tarara, sí;
la tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.
Lleva la Tarara
un vestido verde
lleno de volantes
y de cascabeles.
La Tarara, sí;
la tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.
Luce mi Tarara
su cola de seda
sobre las retamas
y la hierbabuena.

Carmen Gil, “El sapo verde”
Ese sapo verde
se esconde y se pierde;
así no lo besa
ninguna princesa.
Porque con un beso
él se hará princeso
o príncipe guapo;
¡y quiere ser sapo!
No quiere reinado,
ni trono dorado,
ni enorme castillo,
ni manto amarillo.
Juan Ramón Jiménez, “Mi cuna”
¡Qué pequeñita es la cuna,
qué chiquita la canción;
mas cabe la vida en esta
y en aquella el corazón!
Nadie ríe aquí de ver
a este niño grandullón
mecerse, quieto, en su vieja
cuna, a la antigua canción.
(¡Qué pequeñita es mi vida,
qué tierno mi corazón!
¡Este me cabe en la cuna,
y la vida en la canción!)
Gabriela Mistral, “Doña Primavera”
Doña Primavera
viste que es primor,
viste en limonero
y en naranjo en flor.
Lleva por sandalias
unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.
Salid a encontrarla
por esos caminos.
¡Va loca de soles
y loca de trinos!
Doña Primavera
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo…
Tomás Allende Iragorri
Quién subiera tan alto
como la luna
para ver las estrellas
una por una,
y elegir entre todas
la más bonita
para alumbrar el cuarto
de la abuelita.
José Manuel de Lara, “El colegio”
Cuatro paredes
tiene el colegio.
Los niños gritan sin gana
lecciones, cantos y rezos,
mientras el patio vacío
repite el eco.
Sobre la negra pizarra
trazos inciertos,
y en un rincón pone un mapa
colorines polvorientos.
Todas las amplias ventanas
tienen su trozo de cielo.
Y un rayo de sol le pone
guiñas de luz a un tintero.

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