El estudio ha sido financiado por el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos y ha estado desarrollándose de la mano de distintos grupos de científicos y expertos de la Universidad de Yale.
En este estudio se ha descubierto que los trastornos neuropsiquiátricos autoinmunes pediátricos, pueden ser provocados por unos anticuerpos que al unirse a las interneuronas, unas células cerebrales muy concretas, provocan la aparición repentina de trastornos obsesivos compulsivos (TOCs) en algunos niños y niñas.
Los trastornos neuropsiquiátricos autoinmunes pediátricos representan una parte aún desconocida de los casos de trastornos obsesivos compulsivos (TOCs) en niños y jóvenes en todo el mundo, aunque este tipo de trastornos neuropsiquiátricos se vienen estudiando desde la década de los 90’ y se tiene la creencia de que se producen por infecciones estreptocócicas.
Esta nueva investigación de la Universidad de Yale, publicada a mediados de 2023, identifica cuales son los anticuerpos que se unen a las interneuronas cerebrales
El autor principal del estudio, Christopher Pittenger, es profesor asociado de psiquiatría e investigador en el Centro de Estudios Infantiles de la Universidad de Yale, señala que “es realmente un TOC plus” ya que los niños que presentan este trastorno neuropsiquiátrico autoinmune pediátrico, “tienen TOC pero también pueden tener ansiedad por separación severa, síntomas motores sutiles y mostrar necesidad frecuente de orinar”, incluso muchos de estos niños se niegan a comer, según el doctor Christopher Pittenger.
Una esperanza
Según los datos que manejan desde Yale, entre el 1% y el 3% de los niños serán diagnosticados de algún TOC antes de los 17 años, pero hasta la fecha no se sabe cuantos de estos TOCs pueden atribuirse a esta unión de anticuerpos e interneuronas cerebrales, algo que a partir de ahora se puede investigar.
Pittenger y su equipo de investigadores descubrieron que muchos niños diagnosticados de estos trastornos neuropsiquiátricos autoinmunes pediátricos, presentaban altos niveles de un anticuerpo que puede atacar interneuronas muy específicas, concretamente aquellas que modifican la señalización de otras células cercanas.
Estos anticuerpos se concentran en un área del cerebro asociada con el control motor voluntario, entre otras funciones y se sabe que es un área involucrada en los TOCs.
Por ejemplo, las personas adultas diagnosticadas con Síndrome de Tourette, carecen de estas mismas interneuronas específicas, lo que les sugiere a los investigadores de la Universidad de Yale que los problemas con estas células pueden tener un papel importante en distintas afecciones, según el investigador Christopher Pittenger.

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