Tania García es educadora, investigadora social y experta en neurociencia. Autora de diversos libros de educación como “Educar sin perder los nervios” o el cuento “¿De qué está hecho el amor?” es precursora de una filosofía llamada “Educación Real” que defiende los derechos de la infancia y la adolescencia, tiene como base la educación basada en el respeto y fundamenta sus principios en la neurociencia teniendo en cuenta las fases evolutivas del desarrollo del cerebro desde el nacimiento.
García imparte cursos y talleres dirigidos a familias y educadores y, con el objetivo de fomentar la salud mental de niños y adolescentes, ha organizado un “Congreso sobre Educación Real” en Madrid el próximo 17 de febrero.
Este encuentro, según explica la propia experta, ayuda a comprender las necesidades cerebrales de niños y adolescentes: “Será una experiencia vivencial, nada de charlas aburridas y teóricas. Es una oportunidad única para que los adultos conecten con sus propias infancias y adolescencias (que tanto influyen a la horra de educar a nuestros hijos, aunque no seamos conscientes) y mejoren así su propia salud mental”.
Antes del Congreso y como adelanto, García nos explica de qué forma los padres y las madres pueden explicar y abordar el tema de la salud mental con sus hijos. “En primer lugar, es importante aclarar que la salud mental no se consigue dando explicaciones sobre ella a nuestros hijos e hijas. Es decir, es maravilloso hablar con ellos de cualquier tema, desde la naturalidad, sin tabúes, con coherencia y con ética, pero, por supuesto, la clave para fomentar una salud mental óptima no son las explicaciones teóricas, sino nuestra forma de educar”.
Cinco claves para educar teniendo en cuenta la salud mental de niños y adolescentes
“La única manera de educar a nuestros hijos e hijas de manera que desarrollen una buena salud mental es desde la Educación Real, una filosofía educativa libre de violencia que asegura una salud mental presente y futura”, asegura la experta. A continuación, recomienda cinco claves de educación basadas en esta filosofía que padres y madres pueden empezar a poner en práctica desde ya.
- Lo primero que debemos entender, dice García, es la importancia de dejar de mirar hacia fuera y empezar a mirar hacia dentro: “La mayoría de las veces ponemos el foco en agentes externos, buscando herramientas para mejorar la salud mental de nuestros hijos, cuando la clave para fomentar esa buena salud mental de niños y adolescentes está en nosotros mismos, en nuestro actitud y en los aspectos habituales del día a día”.
- Empatía y comprensión: “¿Empatizamos de verdad con nuestros hijos?”, se pregunta la experta. ¿Nos ponemos verdaderamente en su lugar? ¿Les comprendemos de verdad? “Para un buen desarrollo de su salud mental es vital que se sientan comprendidos por nosotros como padres y madres. Empaticemos con ellos, sin expectativas, sin juicios y sin etiquetas”, aconseja.

- No hay emociones buenas ni malas: Uno de los grandes errores a la hora de educar es clasificar las emociones en buenas y malas, cuando en realidad no hay emociones buenas o malas, sino que todas ellas son necesarias y naturales. Sin darnos cuenta, añade García, reprimimos sus emociones pretendiendo que cesen o modifiquen lo que están sintiendo: “ Debemos empalizar con su sentir, deben poder expresarse libremente y sin prisas, ya sea tristeza, enfado o alegría. Todo es lícito y todo precisa un acompañamiento emocional óptimo”.
- Amor incondicional: Es muy común expresar muestras de cariño a nuestros hijos e hijas según como se porten, es un patrón que tenemos muy integrado, dice la experta. “Creemos que de esta manera se produce algún aprendizaje. Sin embargo, esto daña directamente su autoestima y, por ende, su salud mental”, añade García y apunta que “lo que nuestros hijos e hijas necesitan es nuestro amor incondicional, hagan lo que hagan, digan lo que digan. Deben poder ser ellos mismos y ellas mismas, sin miedo a nuestras reacciones y sin miedo a decepcionarnos”.
- Acompañamiento emocional y contacto físico: El acompañamiento emocional durante toda su infancia y adolescencia es un punto clave para que nuestros hijos e hijas desarrollen una buena salud mental: “Como decía antes, no hay emociones buenas o malas y debemos acompañar todas las expresiones emocionales de nuestros hijos e hijas, aportándoles empatía, comprensión y amor incondicional. Además y sin olvidar el contacto físico, algo imprescindible para el buen desarrollo cerebral”, aconseja por último la experta.
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