Las pruebas de diagnóstico educativo del último informe PISA revelan que existe un gran problema de ansiedad matemática: el 37% de los alumnos examinados en España la sufren, frente al 17% de media en la OCDE.
España es el segundo país con el porcentaje de ansiedad más alto de Europa, sólo por detrás de Italia (39%), frente al 14% en Portugal o el 12% en Dinamarca. Los países que han obtenido los mejores resultados matemáticos en PISA (Corea, Suiza o Estonia) presentan, al contrario que España, bajos niveles de ansiedad.
En este contexto, el 46% los escolares españoles expresaron en el cuestionario de PISA que les producía mucha angustia los deberes de matemáticas y al 39% les causaba sentimientos de “indefensión”. Además, el 76% de ellos mostraban una gran preocupación por no obtener buenos resultados en esta asignatura.
Esta ansiedad matemática no sólo es propia de los estudiantes españoles sino de la sociedad en su conjunto: padres y maestros confiesan su inseguridad ante la materia.
En ese sentido, diversos estudios internacionales demuestran que muchos padres que se autodenominan “de letras” contagian su angustia ante los deberes de matemáticas a sus hijos y muchos maestros de Primaria reconocen su temor a la hora de enseñar cálculo o geometría.
Ante estos datos y con el objetivo de ayudarte a minimizar la posible ansiedad matemática que pueden sentir tus hijos a la hora de enfrentarse a la materia, le hemos preguntado a una experta en STEM qué se puede hacer al respecto desde casa y como padres.
Nadie mejor que Carla Castelló para proporcionar estos consejos. Castelló es directora de operaciones de Reental y coautora del recién estrenado libro “Las aventuras en el árbol de la ciencia”, un libro cuyo objetivo es fomentar vocaciones STEAM (Science, Technology, Engineering, Arts and Mathematics) en las generaciones más jóvenes y cuyos protagonistas, precisamente, viven experiencias desafiantes relacionadas con la Química, la Física, las Matemáticas o incluso el Metaverso, ayudados por referentes femeninos en cada uno de estos campos.

Ante los problemas de ansiedad que en muchas ocasiones presentan muchos niños frente a las matemáticas, Castelló afirma: “Las matemáticas pueden ser un desafío para muchos niños y, como todo reto, se enfrenta mucho mejor si lo hacemos con curiosidad y diversión”.
“Si un niño al que le encantan las estrellas mirase cada día el cielo, podría observar formas y patrones que se conectan mágicamente para formar constelaciones. Esas estrellas bien podrían ser los números, y esas constelaciones las ecuaciones matemáticas que nos acompañan en todo lo que nos rodea”, ejemplifica la experta.
La coatura de “Las aventuras en el árbol de la ciencia” apunta que cuando le preguntas a un niño al que se le da bien las matemáticas el por qué, no sabe explicarlo, las cosas se ordenan en su cabeza de manera lógica y consigue de alguna forma ver un espacio con esas conexiones entre estrellas.

A veces no hay más argumento, tan solo lo ven, pero ¿qué pasa con aquellos niños a los que esto no les sucede?: “La técnica de la memorización ha demostrado no funcionar en la mayoría de las disciplinas, pero parece que mucho menos en una especialidad como las matemáticas en las que un problema no siempre es igual”.
Cinco hábitos para liberar el estrés de tus hijos frente a las matemáticas
Como haría un matemático, vamos a tratar de poner orden a pequeños consejos que se pueden seguir para liberar de estrés a aquellos niños que de forma natural no les viene la respuesta a la mente afirma Carla Castelló y, a continuación, aconseja:
- Práctica y confianza. La práctica de diferentes operaciones matemáticas diariamente nos ayudará a entender qué estamos haciendo. Si un niño hace 20 operaciones y acierta sólo una, debemos tratar de que entienda la lógica que siguió para resolver esta bien y animarle a que siga en esa línea, reforzando su confianza en que si ha resuelto una será capaz de resolver las 20 con la práctica.
- Crear un entorno seguro. Relacionado con el punto anterior debemos crear un ambiente positivo y alentador, en el que valoremos y premiemos más el esfuerzo que el resultado.
- Apoyarse en recursos educativos para hacer la actividad como algo divertido. Gracias a la tecnología existen muchas herramientas o aplicaciones que pueden ayudar a los niños a aprender matemáticas de forma divertida. No tengamos miedo a que la usen por esa preocupación a “engancharse”. Generaciones pasadas hubiéramos soñado con tener al alcance tantísimo recurso disponible.
- Relacionar las matemáticas con situaciones de la vida real. Identifiquemos cuál es la pasión de nuestros hijos y destaquemos toda la matemática que hay tras esa pasión. Si a tu hija le encanta la gimnasia rítmica, enséñale cómo cada paso que da está lleno de objetos geométricos, cómo la velocidad, la fuerza y la potencia que se necesitan para crear esa danza con los aparatos están llenos de números y ecuaciones que se relacionan entre sí. Lo mismo si tienes un hijo apasionado de los videojuegos. En cada movimiento que hace hay programación, hay números y fórmulas que mágicamente se relacionan para qué desde un mando pueda estar navegando en los mundos mágicos.
- Trabajar lo que se conoce como “soft skills” o habilidades blandas. Trabajar estas habilidades ayudan a los niños a afrontar el estrés, la frustración, mejoran la comunicación, en definitiva les da herramientas que van a ser necesarias para cualquier reto futuro.
Por último Castelló reflexiona: "Generaciones anteriores decían que para qué aprender matemáticas si teníamos calculadoras. Ahora el reto es mucho mayor ya que con la llegada de la IA generativa tendremos una calculadora, un traductor, un entrenador, un profesor etc. adaptado a cada uno de nuestros hijos para asistirles en su día a día"
La base de todos estos desarrollos está precisamente en las matemáticas: "Tengo la suerte de estar vinculada al mundo tecnológico, en concreto el de la tokenización inmobiliaria gracias a la tecnología blockchain. Y digo suerte porque estas tecnologías están ayudando a mejorar y democratizar muchísimos sectores. En este sentido, ayudemos a que los niños cambien su perspectiva de cómo se relacionan con las matemáticas", sostiene la experta.
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