Educar a un niño con mano dura es un enfoque que, a primera vista, podría parecer efectivo para moldear el comportamiento. Sin embargo, cada vez más expertos en psicología infantil advierten sobre las consecuencias negativas de este método en el desarrollo emocional y psicológico del niño, repercutiendo en su autoestima y confianza en sí mismo a lo largo de su vida.
"Educar con mano dura... Quizá sea una de las frases que menos me gustan relacionadas con la educación y desarrollo de los niños. Y es que, al contrario de lo que muchos pueden pensar, eso de criar con mano dura da como resultado a un adulto con baja autoestima y confianza en sí mismo", explica Álvaro Bilbao, doctor en Psicología, neuropsicólogo y padre de tres niños.
Uno de los aspectos más críticos de la educación con mano dura es la falta de espacio para la expresión y el desarrollo de la autonomía del niño. Imponer normas de manera autoritaria sin permitir que participe en la toma de decisiones puede inhibir su capacidad para desarrollar habilidades sociales y de resolución de problemas. Esta falta de autonomía puede resultar en un adulto que duda constantemente de sus elecciones y habilidades.
"Si durante la infancia le ignoras y no validas sus emociones de mayor buscará constantemente la atención y aceptación del resto. Si de niño no os preocupáis cuando está triste o enfadado, de mayor no será capaz de pedir ayuda cuando tenga un problema", indica el experto.
"Si durante la infancia le dices repetidamente que deje de llorar, de mayor no será capaz de mostrar sus sentimientos y los vivirá con vergüenza. Si de niño le llenamos todo su tiempo con deberes y tareas, de mayor le costará desconectar o disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Por último, si de niño le regañas y avergüenzas cuando mete la pata, de mayor no será capaz de arriesgarse o salir de su zona de confort", añade.
La autoestima se construye a través de la aceptación, el apoyo y la validación emocional. Cuando un niño es constantemente sometido a críticas y castigos severos, puede internalizar un sentido de indignidad y falta de valía. Este sentimiento puede persistir en la adultez, afectando la capacidad del individuo para establecer relaciones saludables y tener éxito en diversas áreas de la vida.
En contraste, enfoques educativos que fomentan la comunicación abierta, la empatía y la participación activa del niño en la toma de decisiones contribuyen al desarrollo de una autoestima saludable y una confianza en sí mismo sólida. Estos enfoques permiten que el niño explore sus propias capacidades, aprenda de sus errores y desarrolle habilidades sociales y emocionales cruciales para el éxito a lo largo de la vida. "Por eso, cada vez que te vuelvan a decir alguna de esas frases, no pienses en cómo quieres que sea ahora el niño que tienes delante, sino en el adulto que quieres que sea el día de mañana", concluye Álvaro Bilbao.
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