Ser madre es una experiencia transformadora, independientemente de la edad que se tenga pero es cierto que no se vive igual con 20 años, con 30 o con 40 años, siempre teniendo en cuenta el punto de vista de la maternidad, de la mujer, de la futura mamá. Según las estadísticas oficiales, cada año se produce un aumento en el retraso de la maternidad en nuestro país, la cifra de embarazos de mujeres mayores de 40 años en España no dejan de aumentar, es una realidad.
Sin embargo, ¿pueden existir también diferencias de algún tipo en el modo en el que las madres interactúan con sus bebés dependiendo de la edad de estas? ¿se comportan igual con sus bebés las mamás tardías y las mamás adolescentes? Pues un estudio reciente ha explorado este tema ofreciendo información valiosa para comprender mejor las dinámicas familiares y promover un desarrollo saludable en los niños.
El estudio, publicado en Apuntes de Psicología, analizó las interacciones durante 93 días (tres meses) de 41 madres adolescentes y 52 madres adultas, con sus respectivos bebés, a lo largo de una situación típica de comida. Los investigadores observaron cuatro dimensiones clave: la calidez emocional, la sensibilidad materna, la estimulación del desarrollo lingüístico y de la autonomía, y la organización de la situación de la comida.
Los resultados obtenidos a lo largo de esta observación y análisis, indicaron que las madres adultas tienden a mostrarse más cálidas y sensibles durante la interacción con sus bebés. Además, las llamadas "madres tardías", aquellas que han sido madres más allá de los 35 años, también parecen aprovechar mejor la situación de la comida para estimular aspectos relacionados con el lenguaje y la autonomía de sus hijos. Por último, se observó que las madres de mayor edad se organizaban más y mejor para el momento de la comida de sus bebés, quizás por tener una mayor experiencia en la vida.
Este estudio pretende comprender las posibles diferencias que pueden surgir debido a factores como la madurez, la experiencia de vida y el apoyo social y los resultados obtenidos, señalan la necesidad de intervenciones específicas para apoyar a las madres adolescentes y promover interacciones positivas con sus bebés.

La importancia de la intervención y el apoyo
Al proporcionar a las madres adolescentes las herramientas y el apoyo que necesitan, podemos ayudarles a construir relaciones sólidas y amorosas con sus bebés y a promover su desarrollo óptimo.
Las intervenciones y el apoyo pueden incluir programas de educación parental, de apoyo emocional, programas de acceso a servicios de salud y también oportunidades de desarrollo personal. Se trata de facilitar el contexto en el que se desarrollan las mamás más jóvenes con sus bebés.
Al tener en cuenta estos datos, al comprobar dónde pueden estar los posibles problemas y cómo se puede ayudar a las madres más jóvenes, se busca promover interacciones más positivas que supongan un desarrollo más saludable para los bebés que sea más parecido al que tienen con mamás con algo más de edad.

Tomando nota
Es importante ser sensible y cálido cuando se tiene un bebé, se trata de responder también a sus necesidades emocionales, por lo que el afecto y el cariño son elementos esenciales para su desarrollo.
Los momentos cotidianos como la hora de la comida, son oportunidades para estimular el lenguaje y la autonomía del bebé, además de cuidar su alimentación.
Un ambiente tranquilo y agradable durante la comida hace más fácil el momento, sin distracciones, para que el bebé pueda experimentar y aprender a su propio ritmo.
Es verdad que tener un bebé es un desafío enorme, quizás mayor para las mamás más jóvenes y sobre todo para la mayoría de las mamás adolescentes, por eso es vital el apoyo de “la tribu”, la familia, los amigos, por supuesto los profesionales de la salud e incluso, en muchos casos, los grupos de apoyo para madres o padres que pueden ser presenciales pero también funcionan online.
Dos aspectos fundamentales para este momento son el reconocimiento de tus fortalezas como madre, tus talentos, tus habilidades y por supuesto tu instinto que están ahí y sólo hay que dejarles salir; y por otro lado, nunca te compares con otras mamás ni a tu bebé con otros bebés, cada uno lleva su propio ritmo y hacer las cosas de forma distinta no significa automáticamente que se estén haciendo mejor o peor.
Referencias
- Madres adultas y madres adolescentes. Un análisis comparativo de las interacciones que mantienen con sus bebés. José Sánchez Hidalgo, María Victoria Hidalgo García. https://www.apuntesdepsicologia.es/index.php/revista/article/view/1372
