Cuando lo más lógico y habitual sería tomar medidas sensatas contra el acné propio de la edad, cada día es mayor el número de chicas muy jóvenes, incluso niñas, que se acercan hasta los establecimientos de productos de cuidado de la piel buscando tratamientos más propios de sus madres.
Lo que ven en las redes sociales, el acceso a una enorme cantidad de información que no saben cómo filtrar de forma sensata y con capacidad crítica, hace que estén cometiendo enormes errores en lo que se refiere al cuidado y la salud de su piel que demuestran realmente que hay un problema de autoestima mal gestionado.

El negocio es el negocio
Según un informe publicado por la plataforma Kolsquare, las compañías de belleza se plantean gastar más del 50% de su presupuesto de marketing en campañas con influencers a través de las que enganchan a adolescentes e incluso niñas que se están convirtiendo en lo que se define como “sujetos autónomos de consumo”.
Y a esta intención se funda en datos, como los que manejan desde la Escuela de Negocios de Harvard que realizó hace poco un estudio sobre este hecho, los consumidores y las consumidoras ya no escuchan los anuncios de las compañías como en épocas anteriores, ahora y sobre todo la población más joven, parece ser que escuchan a los y las influencers que crean contenido en las redes sociales.
Sin embargo y a juicio de los profesionales de la salud de la piel, las pieles infantiles son más finas y se pueden irritar más fácilmente al utilizar productos que no están formulados para ellas.
La dermatóloga Paloma Borreguero, es portavoz de la Academia Española de Dermatología y Venereología y directamente considera una “locura que una niña de 11 o 12 años nos hable de rutina de belleza”.
Hasta la llegada de la pubertad, la única recomendación que hacen los dermatólogos españoles es que la piel esté limpia y bien hidratada.
Cuando llega la pubertad y se disparan los niveles de hormonas, se puede incorporar a la higiene de la piel un limpiador pero ante cualquier problema de acné, siempre lo más adecuado es consultarlo con un médico y nunca dejarse llevar por remedios caseros de los que también pueblan las redes sociales que en demasiadas ocasiones se traducen en daños para esa piel.
Sin embargo, es verdad que hay algunas excepciones que se convierten en noticia como fue el caso de la marca británica de jabones LUSH que cerró a finales de 2021 sus perfiles en distintas redes sociales con el fin de “proteger la salud mental” de sus clientes.
Una decisión que se produjo tras conocerse los informes internos de Facebook en los que se reconocía que Instagram era una red social tóxica para los adolescentes, especialmente para las chicas.
La cosmética y la autoestima
No hay aún muchos estudios que analicen el aumento que se ha producido en los últimos años del uso de productos cosméticos en niños y niñas, uno de estos es el que han publicado desde la Universidad de Columbia, en Nueva York, en el que se analiza al público menor de 12 años.
En esa franja de edad la conclusión a la que llegaron los investigadores es que de los niños y niñas que usan productos cosméticos solamente el 36% utiliza productos destinados al público infantil o lo que es lo mismo, los que realmente se formulan para las necesidades específicas de su piel.
Otro estudio, el de la agencia de análisis de mercado Mintel en el que señalaba que más de la mitad de las chicas estadounidenses de entre 12 y 14 años, usaba máscara de pestañas de forma habitual, un 45% de ellas utilizaba habitualmente el corrector de ojeras y un 30% solía usar el colorete ¿no es demasiado pronto usar todos estos productos de maquillaje, de manera habitual a esta edad?
En el Reino Unido se han visto obligados a tomar medidas por ejemplo prohibiendo el uso de botox con fines estéticos en menores de 18 años, una prohibición que las autoridades adoptaron al conocer el importante aumento de este tipo de intervenciones durante el año 2020 en todo el país.
El doctor Sergio Fernández es vicepresidente segundo de la Sociedad Española de Medicina Estética y señala que “el uso de redes sociales, la posibilidad de usar filtros y la aparición de aplicaciones que permiten cambiar las formas del rostro han contribuido a generar nuevas necesidades en pacientes jóvenes.”
Unas necesidades que tienen más relación con la autoestima que con la realidad en la mayoría de los casos.
TAMBIÉN LEE: