Lejos del narcisismo y del ego, del egoísmo, de la egolatría o del egocentrismo para el psicólogo Walter Riso, la autoestima se desarrolla de la mano de la humildad, a mayor autoestima más humildad en el individuo y cuantos más individuos desarrollen un autocuidado sano, cuantas más personas tengan una mejor autoestima, más fuerte, valiente y resiliente será la sociedad en la que convivan.
“La gente que tiene una buena autoestima es la mejor superviviente ante una situación de crisis porque las personas que se quieren a sí mismas desarrollan mejores estrategias para afrontarla” señala Walter Riso, quien también pone el foco en que “muchas veces nos regodeamos en el dolor. La cultura nos ha enseñado a llevar un garrote invisible pero doloroso, con el que nos golpeamos cada vez que equivocamos el rumbo o no alcanzamos las metas personales.”

La autoestima tal y como la define Riso sería todo lo contrario al individualismo que pone el ego en el centro, el egoísmo que todo lo quiere, el egocentrismo que plantea que todo gira en torno de sí mismo y la egolatría que se entiende como el amor desmedido a uno mismo.
Son actitudes que no son sanas y sin embargo la autoestima sí lo es, por lo que apuesta por la necesidad de que se enseñe desde la infancia trabajando sobre cuatro pilares fundamentales que él define como: autoconcepto, autoimagen, autorrefuerzo y autoeficacia.
Para Walter Riso estos cuatro puntos son los soportes de una persona estable y saludable emocionalmente que se dice a sí misma “merezco todo aquello que me haga crecer como persona y ser feliz, sin que haga mal a los demás.”
Autoconcepto
Se plantea a partir del ejercicio de “qué piensas tú de ti mismo”.
La idea es enseñar a nuestra hija o hijo a aceptarse como persona, a no lastimarse, a tratarse bien, a permitirse el beneficio de la duda.
No es solo lavarse los dientes o comer sano que también, es aprender a no destruir el “yo”. Lo que nos hace diferentes, lo que nos da personalidad, lo que nos define y nos caracteriza.
Autoimagen
“¿Qué opinión tienes de tu aspecto?” sería la pregunta que tenemos que enseñar a hacerse a nuestros hijos e hijas.
Distinguir si se gustan o no se gustan porque para Walter Riso la belleza está más ligada a una actitud vital que a una moda o unas características físicas determinadas.
Es probable que nuestro hijo no se guste si solo se mira con los cánones que marca la sociedad, sobre todo en la etapa de la adolescencia pero esto ocurre por pensar que la belleza es un valor cuando realmente no es así.
La persona es la única que puede juzgarse a sí misma, te validas tú mismo. La opinión de los demás no debe validarte.
Autorrefuerzo
Es importante para Walter Riso que el niño aprenda a autorreforzarse, premiarse y gratificarse por el esfuerzo desarrollado más que por el logro conseguido.
No se debe confundir con narcisismo o alimentar el ego, al contrario puede que el resultado no sea el esperado o no se acerque al éxito y sin embargo el esfuerzo nos ha hecho crecer y merece la pena reconocérnoslo y enseñar a nuestros hijos a reconocérselo a sí mismos.
Autoeficacia
O la capacidad de tener confianza en uno mismo, de sentirse capaz de llevar a cabo una tarea determinada.
Walter Riso señala que en las situaciones límite “los que sobreviven son los que persisten y persisten mejor quienes confían en sí mismos” porque son más eficaces a la hora de encontrar soluciones a los problemas.
Es vital enseñar a nuestros hijos e hijas a no darse por vencidos porque el éxito no es ganar sino intentarlo hasta el final, se trata de poner en valor la cultura del esfuerzo dando más importancia a las veces que se levantan para volver a intentarlo que las veces en las que fracasan.
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