Cuatro sencillo hábitos de los padres japoneses para que sus hijos sean los más sanos del mundo

Hábitos que perfectamente podríamos aplicarnos para conseguir mejorar la salud de nuestros propios hijos, sin demasiadas complicaciones y aplicando sobre todo grandes dosis de sentido común.
Niña japonesa

Japón es uno de esos países que aparece de forma habitual en los puestos más altos de los ránkings de esperanza de vida y calidad de vida de todo el mundo, según los datos de The World Bank. Y esto lo consigue entre otros aspectos gracias a los hábitos alimenticios de su población y sobre todo, gracias a la educación que reciben los niños nipones desde la infancia.

Hay dos palabras o conceptos muy importantes para aprender por qué los japoneses tienen una vida más larga y más sana que el resto de la humanidad, en términos generales. Se trata de las palabras: Ikigai y Shokuiku, dos planteamientos vitales que se aprenden desde la escuela.

El sushi es una auténtica delicia culinaria, llegada directamente desde Japón. Y aunque su consumo no supone ningún problema en cualquier otra etapa de la vida, durante la gestación optar por las variedades elaboradas con marisco o pescado crudo pueden no ser muy adecuado.

Ikigai es algo así como la razón de vivir o la razón de ser que tiene cada persona en el mundo, en la sociedad, en su entorno. Es la clave de la felicidad, una especie de búsqueda espiritual, algo que se inculca a los más pequeños.

Shokuiku iría más relacionado con la alimentación, con el cuerpo, con la salud más física y con cómo comemos, que es lo que hace que tengamos también una vida más o menos saludable. Para algunos este es el verdadero secreto de los japoneses para vivir más y también es algo que se enseña en las escuelas infantiles de todo el país.

Niños mejor alimentados, niños más sanos

Japón, según los datos que manejan desde UNICEF, es el único país de entre los 41 países más desarrollados donde menos de uno de cada cinco niños padecen de sobrepeso. Menos de uno de cada cinco, teniendo en cuenta las cifras de obesidad infantil que por ejemplo sufrimos en España, muestra que la relación con la comida de los niños nipones y los españoles es completamente distinta.

El concepto de shokuiku tiene mucho que ver en esto. Es una idea que se ha convertido en una de las principales razones por las que los niños japoneses son los más sanos del mundo. Una idea que se enseña en las escuelas y que forma parte integral de la cultura del país.

Deriva de la unión de dos palabras, “comer” y “crecer” y sirve para enseñar desde la infancia cómo mejorar los hábitos alimenticios, para promover los hábitos más saludables, para evitar que se descuide la alimentación y para prevenir que se pierda la dieta tradicional japonesa.

Lo que hacen los padres japoneses para cuidar a sus hijos

Cuatro sencillos hábitos que mantienen las familias en Japón y con los que han conseguido que sus hijos e hijas sean los niños más sanos del mundo en términos generales.

Cuatro hábitos sencillos que perfectamente podemos adoptar y adaptar a nuestra cultura y gastronomía.

  • Enseñan shokuiku a sus hijos desde la infancia

En casa se hace de una forma quizás más práctica por ejemplo preparando batidos con fruta fresca y yogur y charlando con los niños sobre cómo crece la fruta de dónde viene, cuál es la fruta de temporada, qué beneficios le aporta cada fruta a su alimentación.

Es una manera de que mediante este tipo de experiencias, aprenda a mantener unos hábitos alimentarios saludables durante toda su vida.

  • Hablan de comida también con los niños

De los 5 a los 16 años, los niños y las niñas japoneses aprenden la importancia de una alimentación saludable, aprenden a elegir entre alimentos saludables, a comprar, a cocinarlos que es algo fundamental y por último a mantener unos hábitos que beneficien a su salud.

Por otro lado, más del 95% de las escuelas infantiles, de educación primaria y de educación secundaria, tienen comedor escolar en el que los nutricionistas organizan los menús pero también se permite la participación activa de los alumnos.

Y de no haber comedor en el centro educativo, se provoca que los niños y las niñas hablen con sus compañeros sobre los almuerzos caseros de cada uno. 

Se busca que abran su paladar y se animen a probar alimentos distintos, los que han llevado sus compañeros en sus tradicionales “cajas bento” y al mismo tiempo, los padres y las madres se implican de manera más activa en la elaboración del menú diario de sus hijos.

Además, las escuelas por norma no permiten alimentos con alto contenido de azúcar, alto contenido de grasas, patatas fritas, galletas o cafeína.

  • Los padres y las madres japonesas practican el batch cooking

Los padres y las madres se organizan para preparar las comida de la semana, las porcionan y congelan para que siempre haya disponible almuerzos saludables en casa.

Y en esa preparación participa de manera activa toda la familia ya que es una forma de educar, de practicar el shokuiku y de afianzar en sus hijos la idea de lo importante que es para la salud una dieta equilibrada y saludable.

  • Té y agua en lugar de refrescos

En Japón no se consumen más refrescos que té o agua y es una costumbre que se empieza a desarrollar durante la infancia.

El té de cebada no tiene estimulantes y es una bebida común en Japón o en Corea, es una bebida que tiene un bajo aporte calórico a diferencia de los refrescos, además de estimular el sistema inmune y ayudar a la regulación de los niveles de colesterol y azúcar en sangre.

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