Hay hábitos que, por mucho que los repitamos, no sirven para conseguir lo que nos proponemos. Estoy pensando, por ejemplo, en esa tozudez de papás y mamás (de quien esto escribe también) de intentar sacar respuestas interesantes a los niños y niñas que salen del cole sin ganas de contar nada de lo que han vivido ese día en clase, en el patio o en el comedor del colegio.
Hay peques, aunque no son mayoría, que cuentan las cosas que les ocurren en el cole con naturalidad. Salen, te saludan, unos más efusivos y otros menos en función de lo cariñosos que sean, y empiezan a soltar por la boca historias de su día. Qué han hecho, qué les ha contado novedoso su profe, la anécdota del día, etcétera. Una maravilla, vaya.
Sin embargo, esto no es lo habitual. Otros (muchos) peques solo tienen ojos y pensamientos para la merienda y poco más. Es como si salieran y borrarán de la mente, a lo Men in Black, todo lo ocurrido en el cole. Y si les preguntan por ello, “bien” o “mal”, “lentejas” o “pescado”, son el tipo de respuesta estándar que reciben sus padres.

¿Te pasa? ¿Sientes que eres lo más parecido a un inspector de policía en un interrogatorio de esos que ves en series y películas, cuando al principio empiezan con la táctica amable, con la sonrisa, el tono conciliador y ofreciendo un vaso de agua a la persona interrogado (en este caso, una merienda entera)? Es difícil no sentirse mal cuando uno sabe que tiene que preguntar todo para conseguir muy poco. Y hay dos opciones: dejar de preguntar y darlo por perdido o seguir preguntando cada día y obteniendo, salvo raras excepciones, el mismo disgusto o la misma sensación de frustración como recompensa.
Por eso, porque ninguna de las dos soluciones es grata, puedes probar tácticas nuevas; cambiar de hábitos y de estrategia puede ayudarte en un momento dado a conseguir que la conversación con tu peque después del cole sea fructífera para ambas partes, sobre todo para ti.
¿Y qué hábitos pueden servir?, te preguntarás. No hay una fórmula mágica, pero el consejo que recomienda y aplica Marta Prada, guía Montessori y fundadora de escuela Peque Felicidad, puede serte de gran ayuda.

El hábito que aconseja la experta Montessori
Dice Marta Prada con razón que “los niños tienen algo que a muchos adultos nos falta: viven el momento presente”. Y no solo lo viven, añade, es que “no les gusta salirse de ahí”. Por eso, suelen contar tan poquitas cosas del pasado, aunque sea reciente. No les gusta. “Es como si tuvieses que salirte del cumple cuando traen el pastel: no apetece”, compara la experta Montessori.
En otros casos, como decíamos antes, hay niños y niñas que salen con esa necesidad evidente de contarnos. En estos casos, nuestra función como padres es tan sencilla que a menudo se nos olvida y no terminamos de ejecutarla porque damos prioridad a otras cosas; generalmente, a lo que nosotros queremos saber de lo que han hecho en el cole, no a lo que nos quieren contar ellos y ellas. “Hacer una escucha activa, y escuchar lo que ellos quieren contar y no lo que nosotros queremos saber les hace sentir escuchados, respetados…”, dice Marta Prada al respecto.
Con estos peques, por lo tanto, basta con dejar que lideren la conversación y aceptar nuestro rol de oyentes para que disfrutemos mucho de ese ratito después del cole con ellos y ellas. Pero este hábito o estrategia no funciona con los niños y niñas del primer grupo, ese al que pertenecen aquellos que tienen cero interés en compartir.

En estos casos, la recomendación de Marta Prada es que cambiemos de estrategia. En lugar de preguntarles directamente cosas del cole, su consejo es que les transmitimos las ganas que teníamos de verles, lo mucho que les hemos echado de menos, que les abracemos y derivemos la conversación por esta parte emocional, no tan pragmática.
Pone como ejemplo la llegada de unos familiares o amigos de viaje a los que hace mucho que no veías. No te apetece tanto que te cuenten lo que han hecho cada día, sino abrazarlos y transmitiros lo mucho que os habéis echado de menos. Esa sensación, esa estrategia comunicativa, ese hábito a fin de cuentas, es el que aconseja tomar como modelo la experta Montessori para entender cómo afrontar la salida del cole de esos peques que no suelen contar cosas de su día. El objetivo, dice, “es conectar con ellos”.
Si lo hacemos como recomienda la guía Montessori, a medida que avance la tarde, es muy probable que conecten con situaciones cotidianas vividas ese día en clase, o algún otro día reciente, y compartan con nosotros de forma natural anécdotas e información que de otro modo no compartirían. “A veces NO se les escucha con los oídos, sino con los ojos”, concluye Marta Prada.
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