¿Tú crees que los niños hacen alguna cosa mejor que los adultos? Álvaro Bilbao enumera al menos diez. No son físicas, si estás pensando en lo flexibles que son en comparación con los que entramos en años. Tienen que ver con su actitud vital, con cómo ven y afrontan la vida… En definitiva, con cómo trabaja su cerebro y cómo lo hace el de una persona adulta. “Tendemos a pensar que un cerebro más desarrollado hace las cosas mejor, pero en algunos casos un cerebro más evolucionado supone también algunas desventajas”, asegura el neuropsicólogo.
Explica Álvaro Bilbao que “a medida que desarrollamos nuestras habilidades intelectuales, desarrollamos también ideas preconcebidas y perdemos el contacto con nuestra parte más instintiva y emocional”. La paternidad/maternidad, para muchos adultos que habían desconectado con aquel niño interior, les sirve para reconectar con dicha figura.
Así lo cree y defiende el experto en el cerebro de los niños: “Para muchos padres encontrarse con sus hijos y sintonizar con sus necesidades, emociones y sentimientos es una oportunidad para volver a conectar con su propio niño interior”.
Bilbao recuerda qué cosas son esas diez que el cerebro de un niño hace mejor que las de un adulto precisamente para animarnos a los que somos padres y madres a que pensemos y sintamos como lo hacen nuestros hijos e hijas. “Te hará ser un poquito más feliz”, dice.

Las diez cosas que hacen mejor que nosotros
Como te decíamos al principio de la pieza, Álvaro Álvaro Bilbao asegura que el cerebro de los niños hace diez cosas mejor que el de los adultos. ¿Quieres saber cuáles son? Sigue leyendo.
- Estirarse por la mañana: esto lo hacen mejor que los adultos no porque nosotros lo hagamos mal, sino porque tendemos a dejar de hacerlo. “Los niños, cuanto más pequeños más se estiran cada mañana para poner su cuerpo a tono para la jornada. Un ejercicio muy saludable que, de alguna manera, la mayoría de las personas pierden cuando nos hacemos adultos”, apunta Álvaro Bilbao. Los adultos, en cambio, silenciamos este instinto natural.
- Vivir el presente: a los peques las preocupaciones no les comen, salvo excepciones. Viven el momento porque su cerebro les impulsa a hacerlo, y por eso, disfrutan de cada instante a tope. “La parte frontal de su cerebro no está desarrollada y eso les permite vivir en el ahora, sin anticipar el futuro”, apunta el neuropsicólogo al respecto.
- Hacer amigos: los niños, argumenta Álvaro Bilbao, son más sociables que los adultos. Al menos, hacen amigos de un modo más rápido y fácil. Así reflexiona el neuropsicólogo sobre esta cuestión: “Uno de los aspectos más tristes de hacerse mayor es la dificultad para hacer nuevos amigos. La mayoría de las personas adultas tiene su grupo de amigos y les suele costar hacer amigos nuevos. A un niño le sobran minutos en el arenero o en la cola del tobogán. Su mente está abierta a las novedades y vacía de prejuicios por lo que conectar con otros es realmente sencillo para ellos”. Lo bueno es que, con la paternidad/maternidad, como el propio Álvaro Bilbao recalca, hay nuevas oportunidades para hacer amistades.
- Olvidar ofensas: “Los niños no son especialmente buenos a la hora de pedir perdón, aunque con un poco de ayuda suelen aprenderlo. Sin embargo, olvidar una ofensa es uno de los grandes puntos fuertes de la niñez”. Estas palabras de Álvaro Bilbao no necesitan explicación alguna. Es evidente que los adultos no pasamos página tan rápido.
- Decir no sin sentimiento de culpabilidad: al vivir con mayor naturalidad, no tienen problema en decir no cuando sienten que necesitan hacerlo. “No tienen conciencia de las normas sociales (afortunados ellos) y por lo tanto son capaces de decir “no”, sin excusas, explicaciones, dudas, remordimientos o culpa”, comenta Bilbao.
- Aceptar que están llenos: aunque parezca increíble, dice Álvaro Bilbao que los niños saben mejor que los adultos cuando están llenos. “Los adultos hemos perdido o llevado al extremo la noción de saciedad porque fuimos educados en la cultura del ‘acábatelo todo’”, comenta el neuropsicólogo.

- La creatividad: no es que los adultos no seamos creativos porque a la vista está en cualquier disciplina artística que sí, pero también hay evidencia científica de que los niños pequeños son más imaginativos e inventan con mayor facilidad. “Tanto es así, que los estudios indican que la imaginación de un niño es hasta 50 veces superior a la del adulto”, afirma Álvaro Bilbao.
- Ilusionarse: “a los adultos nos cuesta mucho más asombrarnos, jugar e ilusionarnos con las pequeñas cosas. Es una pena porque el juego y la capacidad de asombrarse son aspectos del carácter muy relacionados con la felicidad”, reflexiona Álvaro Bilbao, que subraya la facilidad de los peques para jugar, asombrarse y vivir la vida con ilusión.
- Reír y llorar: los niños expresan sus emociones con libertad, sin las ataduras culturales que tienen los adultos para ello en muchos contextos. Esa mochila está vacía en los peques. Es tal su facilidad que pasan rápidamente de reír a llorar o viceversa. El cerebro también tiene mucho que ver en ello, explica Álvaro Bilbao: “Esto ocurre porque distintas estructuras de su cerebro que se encargan de controlar las emociones todavía no están desarrolladas”, dice.
- Abrazar: la décima cosa que los niños hacen mejor que los adultos según Álvaro Bilbao es abrazar. “Seguro que si todos nos abrazamos más con nuestras parejas nos sentiríamos más unidos y felices en nuestra relación”, dice el neuropsicólogo, que hace hincapié en todos los beneficios que la ciencia ha demostrado que aportan los abrazos. .