Las princesas de las películas de Disney son su personaje femenino más destacado, en el que más se apoyan la mayoría de sus historias y las que más y mejor se cuelan en los deseos y los sueños de millones de niñas en todo el mundo a lo largo de los años.
Las niñas no es que no quieran ser princesas, es que no quieren ser las primeras princesas que vieron en el cine en las películas de Disney y de eso se han ido dando cuenta las mentes pensantes de la empresa y han ido evolucionando las características de estos personajes emblemáticos.
Quizás muy lentamente pero han evolucionado. Hay un mundo de diferencias entre Blancanieves y Elsa.
Blancanieves
La primera de las películas y de las princesas de la compañía, “Blancanieves y los siete enanitos” se estrenaba en el año 1937, una época en la que el papel de la mujer se limitaba a cuidar y querer y lamentablemente no solo en el cine.
La Cenicienta
Ella fue la segunda princesa Disney en llegar a la gran pantalla en 1950, gracias al cuento de Perrault. El éxito de la película fue aún mayor aunque seguíamos viendo la historia de una mujer dedicada a las labores domésticas de las que solo podía escapar por la vía del matrimonio.
La bella durmiente
Llegó a finales de los años 50’ con otra historia de amor como única salvación para la protagonista, con beso incluido aunque en esa época lo del consentimiento no estaba tan claro como ahora.

La sirenita
Disney y sus historias pasaron por una época algo menos exitosa y volvieron a ser las princesas las que llenaran de luz y esplendor las salas de cine y las taquillas, por supuesto.
La historia de Ariel aunque seguía perpetuando el amor incondicional, hasta el punto de perder la propia voz, como motor de la historia, introduce la rebeldía de la princesa frente a las órdenes de su padre. Una novedad en los comportamientos de las princesas Disney hasta entonces.
La bella y la bestia
Sigue por la misma línea, el amor sigue siendo la solución a todos los problemas, aunque estemos hablando de enamorarse de su secuestrador, algo que ahora no lo tendríamos tan claro. Y la rebeldía está en el enfrentamiento contra la incultura, contra un pueblo que desprecia la lectura.
Tiana y el sapo
En 2009 llega la diversidad racial a las princesas Disney con una historia que defiende la cultura de Nueva Orleans aunque sí, el amor sigue siendo la solución de todos los malos. Poco a poco, los cambios no son nada rápidos en palacio, ya se sabe.
Enredados
Es un poco más de lo mismo, llegó a los cines un año después, en 2010 y aunque la princesa era más audaz y divertida, no termina de romper con el mito de necesitar ser salvada por supuesto por un apuesto caballero.
Brave
En 2013 se nombró a Mérida como una más de las princesas de Disney a pesar de que la historia inicialmente era de Pixar y aquí el cambio era notable.
La primera princesa en la que el amor romántico no es precisamente su motor, en la que no necesita ser salvada y en la que la relación materno-filial es la que mueve toda la historia. Un cambio radical el que provocó la princesa escocesa y que encantó a millones de niñas en todo el mundo que querían saber como de divertido era el tiro con arco.
Frozen
Es sin duda el punto de inflexión en cuanto a princesas Disney, un éxito arrollador para la compañía el que tuvo la historia de no una sino dos princesas muy poco clásicas y muy fuera de los cánones establecidos hasta el momento.
Más en la línea de Mérida que de Aurora, lo mismo que las niñas que llenaron las salas de cine.

Vaiana
La historia de la princesa a la que le mueve el amor a la naturaleza y donde no hay ni una gota de amor romántico, una princesa que no espera la solución sino que va a buscarla, valiente, audaz y solidaria.
Vaiana llega en 2016 para renovar por completo la imagen y los intereses de las princesas de Disney, tal y como demandan las niñas que las reclaman desde sus butacas. Un cambio lento pero irreversible.
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