La relación y el vínculo con el colegio de los niños y niñas con altas capacidades no es como la mayoría de las personas que no saben nada de esta cuestión creen de primeras. “Si tiene altas capacidades —en realidad, dirían ‘si es superdotado’—, se lo pasará genial en el colegio”. Este es el comentario base más escuchado cuando alguien no sabe que en las altas capacidades no es oro todo lo que reluce. Y las emociones que más experimenten estos peques en relación al colegio son un muy buen ejemplo.
Eso sí, no todos los casos son iguales. De hecho, no hay dos niños y niñas con altas capacidades iguales. Sí que hay ciertas características comunes a muchos de ellos y ellas, pero ni siquiera dos peques que pueden englobarse dentro de un perfil determinado de altas capacidades tienen por qué sentirse igual ante la misma situación.
En el caso concreto del colegio, las emociones más asociadas a este espacio en altas capacidades es verdad que son negativas. No lo decimos nosotros; lo dicen quienes saben verdaderamente de altas capacidades intelectuales. No en vano, si te sientas con cualquier profesional de la orientación escolar que esté puesto en altas capacidades, te dirá que están asociadas al fracaso escolar; que son un factor que tiene impacto en ello.
Dicho esto, también es posible que te encuentres con un niño o niña con altas capacidades que experimenta emociones mayormente positivas sobre su experiencia en el colegio. Quien estas líneas escribe convive con un ejemplo así: a mi hija le ocurre. Pero esto no quiere decir que no pueda cambiar, o que no pueda tener su “trampa”, como trataré de explicar a continuación.

Cinco emociones relacionadas al colegio
A continuación, detallamos hasta cinco emociones distintas que son comunes en los niños y niñas con altas capacidades en lo que respecta a su experiencia escolar y lo que esta les produce.
Como vas a ver, cuatro son “negativas”, o mejor dicho, pueden tener consecuencias negativas en su autoestima y bienestar emocional, y una de ellas es positiva.
Rabia
Nos detuvimos en esta emoción hace unos días, en una pieza en la que te contamos por qué es posible que tu hijo o hija con altas capacidades entre en erupción como un volcán sin motivo aparente a los cinco minutos de salir de clase.
Citamos en dicha pieza a Beatriz Belinchón, especialista en altas capacidades, y divulgadora en redes sociales sobre ellas. “Solo aprovechan cualquier motivo externo para liberar su emoción interna”, explicaba al respecto.
Es clave, según la experta, que en esos momentos de rabia y máxima dificultad emocional para los niños y niñas que salen con rabia del cole, sus adultos de confianza les acompañemos. “Es muy importante escuchar, sostener, validar y conectar con su emoción sabiendo también desde cuál emoción les estamos hablando los adultos”, apuntaba al respecto Belinchón.

Desmotivación
La emoción más asociada a la experiencia escolar y las altas capacidades es la desmotivación. Estos peques tienden a aburrirse en clase. Entre otros motivos, porque no les interesan determinadas cosas que dan, porque ya conocen otras y porque la metodología habitual de los coles no funciona con ellos y ellas. También, en muchos casos, este aburrimiento se debe a que no se atienden sus necesidades especiales; la adaptación curricular que tanto se demanda para el alumnado con altas capacidades.
Los motivos de la desmotivación pueden ser muy variados en realidad. Ana Isabel Fraga, especialista en altas capacidades, da algunos más en este post divulgativo. “No aprendió a esforzarse, su perfeccionismo paradójicamente le obliga a abandonar, no cree ser capaz de cubrir las expectativas de su entorno, interpreta el error como un fracaso, no entiende para qué le sirve lo que le están tratando de enseñar, que traten de «motivar» al niño/a de formas equivocadas, no sentirse integrado…”, son algunos ejemplos más.
Frustración
El sistema de repetición no sirve para aprender en las altas capacidades. Te explicamos el motivo en esta pieza en la que nos detuvimos en esta cuestión, que genera mucha frustración, y por ende, también puede desarrollar la rabia y la desmotivación.
Aprovechamos para contar por qué este modelo de repetición, habitual en las aulas, no es compatible con las altas capacidades con un ejemplo que expuso públicamente Silvia Fernández Lozano, que convive con las altas capacidades en casa.
“No sé ni para lo que es esto y me lo ponen así como así”, dice entre llantos la niña en un momento del vídeo en el que está haciendo deberes repetitivos, como un dictado de los números del 1 al 100. “Esto no sé para qué es”, apunta también la pequeña.
El razonamiento y aprendizaje lógico es el que necesitan estos niños y niñas, que necesitan entender el por qué de las cosas. Esto choca de lleno con el aprendizaje mecánico.

Soledad
La soledad es otra emoción que algunos perfiles de niños y niñas con altas capacidades sienten en el colegio.
Lo explica el equipo del gabinete psicológico Athenea, que da hasta cuatro motivos por los que pueden aparecen problemas sociales en el centro para este alumnado que deriven en emociones como la soledad.
Por un lado, “que se autoaísle por no sentirse comprendido por los demás o por no entender él/ella a los otros”. En segundo lugar, porque “prefiera estar con niños/as mayores que él y la compañía de los adultos, que le enseñen y estén más cercanos a su nivel intelectual”.
En tercer lugar, por “su afán de liderar (si no es líder) y de protagonismo le haga ser un blanco fácil de burlas y rechazo social”, y en cuarto y último, porque “sea objeto de envidias si es bueno/a académicamente y lo demuestre (levantando mucho la mano para intervenir en clase, haciendo preguntas y dando respuestas diferentes y avanzadas a sus profesores, sacando muy buenas notas,…), pudiéndose convertir esta envidia en acoso escolar por parte de un sector del alumnado de su clase o de casi todos ellos”, concluyen desde Athenea.
Curiosidad
Cerramos con un halo de esperanza. Hay niños y niñas con altas capacidades que van felices al colegio y sienten curiosidad y motivación por seguir aprendiendo en el centro escolar.
Suele ocurrir en un porcentaje bajo, en los perfiles más adaptativos y, sobre todo, en aquellos peques cuyos profesores atienden sus necesidades especiales.
En estos casos, por experiencia personal, me parece importante detectar si sus ganas de ir al cole vienen dadas por lo académico, porque aprende en clase y está realmente motivado o motivada, o por ver y pasar tiempo con sus amigos y amigas. Esto último es una actitud propia, como decíamos, de los perfiles más adaptativos.
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