Que estamos viviendo en un entorno en constante cambio es una obviedad y los niños actualmente se ven obligados a convivir con todos esos cambios y los numerosos desafíos que conllevan.
A veces, se enfrentan a los retos con herramientas y enfoques novedosos pero otras tantas, con herramientas de reconocida eficacia a lo largo del tiempo como en este caso, la escritura creativa, la narración de cuentos fantásticos, la autoexpresión y la autorreflexión, donde los niños y niñas encuentran un entorno de crecimiento personal en el que encontrar desahogo y desarrollar resiliencia.
Los aspectos positivos de la escritura creativa no se limitan en exclusiva a aprender a construir cuentos, poemas o historias.

Además de todo eso, ayudan a los niños a explorar su propia creatividad, desarrollan la atención al detalle para ir construyendo una historia atractiva pero también coherente además de original y propia. Ese trabajo de atención y de creatividad se extiende y se aplica después a otras áreas de la vida de una forma innata, sin ir más lejos a su vida académica.
Imaginación y sentimientos sobre el papel
El hecho de crear personajes distintos, imaginar historias, situaciones y contextos hace que de forma “accidental” se sientan atraídos por la lectura de otras historias que les ayudarán a desarrollar más y mejor las suyas propias y al mismo tiempo, la escritura creativa les empuja a practicar y perfeccionar sus habilidades comunicativas mientras juegan libremente son sus ideas, sus pensamientos y sus emociones.
La novelista y conferenciante Anne Lamott habla en sus charlas y en sus libros de que “escribir y leer disminuyen nuestra sensación de aislamiento, profundizan, amplían y expanden nuestro sentido de la vida: alimentan el alma.”
A través de los personajes que crean aprenden a expresarse con mayor claridad, van sentando de forma amena las bases de una comunicación eficaz y conseguir completar una historia, por breve que pueda ser, refuerza su autoestima ya que les permite sentir que han logrado un hito importante para ellos.
La escritura creativa es una válvula de escape emocional en numerosas ocasiones y para todas las edades pero aún más en la infancia. Es mucho más sencillo que sean los personajes los que hablen de posibles experiencias difíciles que a los niños y niñas les resulte casi imposible verbalizar en primera persona.
En el contexto de la fantasía y la imaginación, ellos tienen la sensación de tener el control y pueden plasmar sus vivencias en la historia desde una perspectiva distinta, más alejada.
Autoras como la filósofa y educadora Nel Noddigns trabajaron durante años en la forma en la que la escritura creativa fomenta tanto la empatía como la moral en los niños.
La escritura creativa es una herramienta muy útil para desarrollar la inteligencia emocional, a través de ella los niños y niñas se animan a profundizar en sus emociones y las motivaciones de sus personajes, aprecian más sus propios sentimientos y son más empáticos con los de los demás.
¿Cómo desarrollar la escritura creativa también en casa?
Lo más sencillo es hacerlo siempre como un juego, para eso los consejos y apreciaciones de Gianni Rodari, pedagogo y escritor, son de mucha ayuda por su eficacia y sencillez.
Rodari defendió siempre la necesidad de que la educación abrazara la humanidad, la empatía, el humor y la fantasía, si realmente se quiere conseguir una educación real.
Proponía una educación con la que los niños pudieran desarrollar herramientas no solo para descubrir y conocer el mundo exterior sino también su propio mudo interior, para aprender a pensar por sí mismos de una forma crítica y creativa.
Uno de los libros más recomendados y leídos de Gianni Rodari es “Gramática de la fantasía” y en él, Rodari plantea cinco técnicas con las que trabajar también en casa la escritura creativa.
1º.- “El binomio fantástico” El azar es el mejor modo de encontrar un binomio fantástico uniendo dos objetos que no tengan absolutamente nada que ver el uno con el otro. La idea es que de ese dúo surja una historia, cargada de fantasía, con un desarrollo más o menos coherente, que permita que la imaginación del niño o la niña vaya por donde ellos decidan libremente.
2º.- “Qué ocurriría si…” La idea es plantear una pregunta surrealista o incluso absurda que provoque la creación de una historia de fantasía.
3º.- “Viejos juegos” Recortando títulos de noticias, historias o reportajes de periódicos o revistas, se van mezclando hasta conseguir nuevas historias divertidas o absurdas.
4º.- “Los cuentos al revés” Darle la vuelta al cuento tal y como lo conocemos. Los cuentos más clásicos son de sobra conocidos, la idea es darles la vuelta como a un calcetín, reescribirlos y cada uno tendrá una versión propia y original distinta del resto.
5º.- “Una ensalada de cuentos” Cogemos un detalle de uno con un personaje de otro, vamos seleccionando de un cuento y de otro hasta que construimos uno nuevo, distinto y original, un cuento propio, divertido y sorprendente.
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