Cuando lanzamos una pregunta al aire a un grupo de niños, las manos se levantan a puñados para responder inmediatamente, y muchos lo hacen directamente, sin poderse aguantar las ganas. Sin embargo, un niño o niña de altas capacidades es probable que se quede pensando y sea de los últimos en responder o dar su opinión. No ocurre en todos los casos, pero sí a menudo. Revisamos qué factores influyen en esta cuestión.
En una conferencia dentro del Programa de Enriquecimiento para el Alumnado de Altas Capacidades de la Comunidad de Madrid (PEAC) organizada dentro del pasado curso, el orientador y especialista en altas capacidades Javier Bornez Plana explicó que los niños y niñas con altas capacidades manejan, de media, un número mucho más alto de hipótesis que alguien que no tiene altas capacidades.
Esto explica que, cuando les preguntas lo mismo a un niño con altas capacidades y a uno que no las tiene, este último responda antes generalmente. El cerebro con altas capacidades tiene que hacer una criba mayor entre posibles respuestas, y por la forma en la que estos peques piensan y actúan, no van a decir lo primero que les venga a la cabeza salvo que estén 100% seguros de la respuesta.
Se habla y se escribe sobre la velocidad de procesamiento, que es el tiempo que tarda una persona en dar una respuesta. A priori, lo “normal” nos hace pensar que los niños con altas capacidades destacan por esta velocidad de procesamiento, pero se ha demostrado que no destacan en esta categoría, que están más cerca de la media que en otros muchos factores. De hecho, en las pruebas para la detección de las altas capacidades se suele valorar en positivo que un niño o niña no responsa a la ligera, que se tome su tiempo para explorar las hipótesis que maneja hasta dar con la que cree que es la respuesta correcta. Bien es cierto también que siguen siendo niñas y niños que piensan muy rápido porque dan valores medios cuando ellos y ellas manejan muchísimas más hipótesis que los demás peques —se define también como sobreexcitabilidad cognitiva—.
Puedes leer acerca de esta parte puramente científica y técnica en este artículo del blog especializado en altas capacidades La rebelión del talento.

El perfeccionismo, otro motivo
Hay otros factores que también explican que un niño o niña con altas capacidades no destaque especialmente por lo rápido que responde —sobra decir que altas capacidades no significa ser un sabelotodo—.
Uno de ellos es el perfeccionismo, característica común en muchos perfiles de altas capacidades. En algunos casos, un perfeccionismo tan inflexible que puede tener consecuencias negativas en estos peques si no saben gestionarlo.
Como explica el doctor Michael Postma en este artículo sobre la velocidad de pensamiento y la doble excepcionalidad, “a muchos niños superdotados, especialmente para aquellos que se inclinan al perfeccionismo, les gusta verificar la precisión de su tarea”. Esto hará, continúa Postma, que “puedan ir deliberadamente más lentos para asegurarse de que están haciendo las cosas correctamente”.
Y a ello hay que añadir que la capacidad de memoria de trabajo suele ser mayor en los niños con altas capacidades. Esta es, explica el Gobierno de Canarias en esta guía sobre altas capacidades, “la habilidad que tiene un sujeto para mantener información durante un corto período de tiempo, mientras lleva a cabo el procesamiento de nueva información que le va llegando, al mismo tiempo que recupera información de la memoria a largo plazo y reconoce el material nuevo. Esto le permite comparar la información nueva con la que ya posee sobre un tema y así reconocer, identificar y anticipar”.
El disponer de tanta información conecta con la sobreestimulación cognitiva a la que hacíamos referencia antes, lo cual lleva a tener más hipótesis para dar una respuesta. “Las personas con altas capacidades parece ser que pueden mantener en la memoria muchos elementos y son, por lo tanto, buenos almacenando conjuntos de respuestas para resolver bien ítems”, señala la citada fuente. La cuestión es que no destacan especialmente por la velocidad a la que dan esa respuesta, y menos si son perfeccionistas y no quieren fallar bajo ningún concepto, como les pasa a muchos.