Ana es una niña que se siente bloqueada ante las matemáticas, a pesar de sus habilidades artísticas y de su gran capacidad para analizar y comprender situaciones conflictivas.
Hablamos de la protagonista de “Los coleccionistas de ceros”, un libro de Eva Escudero editado por Plataforma Editorial, pero podríamos estar hablando de una de las muchas niñas que, como Ana, ven las matemáticas, la ciencia, la tecnología o la ingeniería (las llamadas carreras STEM) como algo lejano que nada tiene que ver con ellas.
La autora de “Los coleccionistas de ceros” conoce esta realidad muy de cerca, pues es maestra de Primaria y asegura que escribe sus historias pensando siempre en su alumnado: “Están creadas por y para ellos”
Esta es su primera obra y con ella ha ganado el Premio Hortensia Roig de literatura infantil cuyo objetivo es, precisamente, despertar la curiosidad y la confianza de las niñas en áreas como las Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas y guiarlas con el objetivo de que, en el futuro, elijan profesiones relacionadas y contribuyan así, al desarrollo científico y tecnológico.

El libro incluye un código QR con una guía de lectura descargable que incluye juegos y ejercicios que se pueden realizar desde casa.
Escudero, citando al filósofo José Antonio Marina, opina que “para educar a un niño hace falta la tribu entera” y, en este sentido, afirma que “para construir un mundo más solidario, equilibrado y justo en el que el talento femenino pueda visibilizarse e incluirse también en ámbitos tradicionalmente masculinos como son las disciplinas STEM todos los actores sociales deben estar implicados”.
La maestra añade que la involucración de los padres y las familias puede ser determinante para despertar esta curiosidad por la ciencia desde edades tempranas y para ayudarles en esta tarea ha elaborado para SER PADRES una serie de consejos prácticos.

“Aunque los docentes trabajamos desde la educación pública para promover este tipo de cambios, si aunamos esfuerzos y trabajamos juntos con las familias, no cabe duda de que lograremos llegar más lejos”, apunta Escudero.
Despertar la curiosidad por la ciencia en las niñas es fácil con los consejos de la maestra Eva Escudero
Pon en marcha el mecanismo para despertar a la científica que lleva dentro tu hija con los sencillos consejos de la autora de “Los coleccionistas de ceros”.
Antes de comprar un producto de ocio para una niña, párate a pensar: ¿Qué tal si en vez de comprar una cocinilla o una muñeca buscamos algún juego de química que podamos usar con nuestras hijas? ¿Y si sembramos una semilla y les enseñamos todo el proceso hasta que crezca la planta? ¿Y si dejamos a un lado todos esos productos de uñas, maquillajes o peluquería y les enseñamos a hacer un slime , un perfume o un jabón? ¿Y si compramos unos prismáticos, un microscopio, un telescopio o un juego de robótica en vez de comprar juguetes que vinculen a las niñas en el ámbito de los cuidados y de la esfera privada?, propone la autora de "Los coleccionistas de ceros".
El entorno más inmediato puede ayudar a despertar vocaciones científicas: Por ejemplo, visita museos de ciencias y tecnología, fábricas, inscribe a tus hijos en talleres en los que puedan experimentar de forma directa, anímalos a que participen en concursos de innovación y ciencia, propón a los familiares que les regalen juegos manipulativos que despierten su agilidad mental o propongan diferentes tipos de experimentos.
Referentes femeninos: vigilar y seleccionar los contenidos que consumen puede ayudarnos a despertar el interés por espacios o disciplinas con presencia mayoritarimente masculina: Podemos seleccionar lecturas que incluyan referentes femeninos o aquellas que provoquen preguntas en las niñas.
También documentales, series o programas de contenido científico o sobre los aportes de mujeres a la ciencia y que incluyan referentes actuales que les resulten cercanos y que les sirvan de espejo donde poder mirarse.
Visitemos con los niños espacios naturales de manera habitual: Para quienes vivimos en entornos urbanos puede ser determinante la observación directa de la naturaleza. Esta es una forma de descubrir la ciencia en su estado natural y despertar el interés innato que tienen los más pequeños por obtener respuestas ante todo aquello que les fascina o les resulta sorprendente.
Contemplar el cielo de día y de noche, comprender un fenómeno atmosférico, analizar el comportamiento del reino animal o vegetal, dibujar diferentes especies, clasificarlas en un diario de campo, despertar el respeto hacia la biodiversidad de diferentes ecosistemas, observar el paisaje, el relieve…
Todos estos pequeños gestos guiados por los adultos, concluye Eva Escudero, van a ofrecer un bagaje esencial para nutrir un pensamiento científico que provocará la necesidad de hacer preguntas a las que solo la ciencia puede dar respuesta
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