Aprender con el método Montessori es distinto desde la base. Ya en las primeras etapas educativas no tiene nada que ver seguir el estilo marcado por María Montessori que hacerlo por la vía clásica, esa en la que, por ejemplo, nos hacían aprendernos el abecedario de memoria y nos tirábamos horas y horas repasando letras en cursiva. Aprender a escribir con el método Montessori es distinto: te explicamos en qué se diferencia y por qué se hace así de la mano de una experta Montessori.
Dice Marta, especialista Montessori que divulga sobre este método educativo en redes sociales como Instagram a través de su perfil @pequefelicidad, que cuenta con más de 700.000 seguidores, que lo mejor del proceso de aprendizaje de la escritura Montessori con respecto a métodos tradicionales es que “no ves a niños frustrados con el lapicero o aburridos con fichas monótonas”.
En este caso, son los peques los que tienen que aprender desde el juego, a partir de la motivación y curiosidad. “Ellos sienten que aprender es un juego y lo hacen con pasión y curiosidad”, señala la especialista. “Tienen sed por saber y aprender más. ¡Les fascina!”, agrega.
En qué se diferencia el aprendizaje de la lectura con Montessori
Podríamos decir sin miedo a equivocarnos que aprender a escribir con el método Montessori se diferencia de manera radical de la versión tradicional porque no se aprende por letras, sino que se aprende a leer por fonemas. Es decir, se da prioridad a los sonidos.

Explica Marta que “no se usan fichas de letras tradicionales ni se memoriza de forma tradicional, la m con a ma…”. Esto es así, en primer lugar, porque los niños y niñas que aprenden con el método Montessori desarrollan antes la habilidad de la escritura que la lectora. “Se trata de un aprendizaje fonético”, puntualiza. Es verdad que ya son muchos los centros educativos que no se definen como centros Montessori que también aplican este proceso.
Lo primero que hacen los peques con el método Montessori para aprender a escribir es “familiarizarse con los sonidos del alfabeto de forma progresiva”, indica Marta. Para ello se utilizan materiales específicos como la denominada caja de sonidos. “Ponemos un objeto en la mano del niño y le decimos un objeto que empieza con el sonido X”, expone la especialista. Como el niño tiene el objeto en la mano, lo asociará a dicho sonido.
En un segundo nivel de dificultad se pueden añadir más objetos para que el menor tenga que discriminar. “En los siguientes niveles podemos incluso trabajar sonidos intermedios de las palabras”, dice. Y pone como ejemplo un juego con el Veo Veo pero utilizando la construcción “contiene el sonido X”, en vez de empieza por.
Por qué el lapicero no es un problema
En este proceso inicial del aprendizaje de la escritura del método Montessori en el que se trabaja la parte fonética con los peques es esencial el papel que juega la citada caja de sonidos, un mueble en el que se organizan los sonidos.
“En sus cajones hay pequeños en miniatura y cuando ya están familiarizados con la mayor parte de los sonidos del alfabeto les mostramos la forma que tienen esos sonidos con un material que ya conocen que se llama letras de lija”, relata Marta. Estas tablillas de madera tienen en relieve tipo lija las letras. El objetivo, relata la experta Montessori, es que “toquen la forma con sus dedos y la interioricen a nivel sensorial”.
De esta forma, los niños y niñas que aprenden a escribir con le método Montessori, aunque no sepan coger bien el lapicero, “pueden ya empezar a escribir letras en bandejas de arena con sus dedos”, apunta Marta. “La dificultad de agarrar el lapicero no obstaculiza que los niños empiecen con la escritura”, agrega.
Y así es cómo los niños y niñas desarrollan la escritura con el método Montessori, a partir de estos cimientos de un método o proceso que no tiene nada que ver con el del aprendizaje tradicional de la escritura.