Aunque es a partir de los 5 años cuando la evaluación de las altas capacidades tiene mayor precisión, hay peques que pueden mostrar antes evidencias de su neurodivergencia. Casi siempre, en estos casos, a las familias les pilla a pie cambiado, sin saber apenas detalles sobre las altas capacidades. Por ello, Beatriz Belinchón, especialista en la materia, ha compartido un pequeño diagnóstico y un listado de recomendaciones para los papás y mamás de estos peques.
Dice Beatriz Belinchón que “es muy frecuente que las familias con dudas acerca de las altas capacidades de los niños se sientan un poco desubicados y con mucho miedo” y que es “lógico y normal porque a todos nos sobrecogen las dudas”.
La especialista en altas capacidades recomienda los libros de Margareth Sutherland sobre niños con altas capacidades (y, por extensión, aquellos que emiten señales de poder tenerlas) entre los 3 y los 6 años, y describe cómo se pueden sentir estos peques y, no menos importantes, sus padres.
Así se sienten los niños y los padres
Beatriz Belinchón destaca hasta ocho detalles habituales en el comportamiento emocional de los niños y niñas más pequeños que tienen o parecen tener altas capacidades.
Por ejemplo, habla de la rivalidad entre hermanos (si los hay en el núcleo familiar), y de su búsqueda de la perfección, lo cual enlaza con la alta frustración que suelen mostrar. También destaca de ellos y ellas que parecen que no suelen ser entendidos por el resto, que tienen dificultad para hacer amigos entre los pares biológicos y que despiertan celos de otros compañeros. Además, “se empiezan a sentir distintos”, apunta Belinchón.

En las familias de estos peques de 3 a 6 años lo más habitual, según la especialista en altas capacidades, son las dudas y las consecuencias que estas conllevan. Por ejemplo, suelen sentir soledad por no saber con quién compartirlas, sienten dificultad para identificar o expresar habilidades de sus hijos y están preocupadas por encontrar el lugar adecuado para el aprendizaje y desarrollo de sus hijos e hijas.
Además, Belinchón destaca que también están preocupadas porque sus peques hagan amigos entre sus iguales, que se sientan “sobrepasados por la responsabilidad de la crianza de un niño con altas capacidades”, que se sientan agotados por la alta demanda de sus peques y que estén agobiados por no poder responder a todas sus preguntas. Puede ocurrir incluso, destaca Beatriz Belinchón, que las familias prefieran que sus hijos fueran “normales”.
Sugerencias para estas familias
Para completar su diagnóstico y miniguía de las altas capacidades en edades tempranas, Beatriz Belinchón comparte una serie de sugerencias para los adultos de la familia que convive o tiene la sospecha de convivir con las altas capacidades de su peque de 3 a 6 años.
A continuación, reproducimos la lista de consejos de la especialista en altas capacidades de forma íntegra:
- Acompañar el deseo de aprender.
- Fomentar la curiosidad a través de experimentar.
- Aprender a gestionar el aburrimiento.
- No frenar el aprendizaje si va pidiendo para evitar que pierdan la motivación por aprender.
- Darles una razón para seguir aprendiendo. Retos.
- Ser entusiastas para hacer actividades con ellos.
- Tratar de ayudarles ante el error.
- Fomentar las conexiones con otra cosa que vayan aprendiendo.
- Tratar de ayudarles en la comunicación con otros niños.
- Ayudarles a diferenciar entre amigos y compañeros de clase.
- Explicarles que su ritmo es distinto, pero que no es malo, solo distinto.
- Hablar con el colegio para trabajar coordinadamente.