Seis situaciones cotidianas que podemos aprovechar para mejorar la tolerancia a la frustración de los niños con altas capacidades

La tolerancia a la frustración es uno de los talones de aquiles de muchos niños y niñas con altas capacidades y podemos ayudar a su gestión en situaciones cotidianas como estas.
Evitando la frustración en los niños

La tolerancia a la frustración es uno de los talones de aquiles de muchos niños y niñas con altas capacidades. No están acostumbrados a que algo no les salga relativamente rápido, y a esto hay que añadir cuestiones comunes a la mayoría de peques, que no soportan aburrirse. Por ello, entre sus particularidades y las características propias de una etapa tan activa como la infancia, los menores con altas capacidades tienen a la frustración, que además no saben gestionar bien habitualmente.

En su libro Hijos con altas capacidades. El reto de educarlos, los psicólogos especializados Olga Carmona y Alejandro Busto comparten algunas situaciones cotidianas en las que los progenitores y adultos del entorno del niño o niña con altas capacidades podemos ayudar a que trabajen la manera en la que gestionan estos peques la tolerancia a la frustración.

Da espacio a la emoción y deja que él o ella habilite algún recurso para manejarlo”, dicen en primer lugar los dos psicólogos. Carmona y Busto recomiendan que no busquemos solucionar el problema. “En pocas ocasiones, basta la escucha empática para que el niño o la niña puedan organizar sus emociones y recuperar progresivamente la calma”, apuntan.

En cambio, no siempre es así. Y por eso es aconsejable aprovechar las oportunidades que nos pone a tiro lo que Olga Carmona y Alejandro Busto llaman “la escuela de la cotidianeidad”. Son oportunidades que aparecen en el día a día, situaciones que “aprovechadas aumentarán su tolerancia a la frustración”, apuntan los dos expertos.

Frustración - Istock

Seis situaciones cotidianas

En su libro, Olga Carmona y Alejandro Busto, dos referentes de las altas capacidades en nuestro país, comparten hasta seis situaciones cotidianas que se pueden aprovechar para aumentar la tolerancia a la frustración por parte de los niños y niñas con altas capacidades.

Son las siguientes:

  • Deja que haga aquello que está capacitado para hacer. “Aunque se equivoque o no lo haga de la forma en que tú lo harías, aunque lo haga despacio y mal”, afirman. “Con ello estás capacitándolo para vivir el error como algo positivo que nos indica cómo no hacer las cosas y desarrollando en él la competencia personal y la percepción del logro”, añaden. Estos son pilares, concluyen, “de una autoestima sólida y resistente a los reveses”.
  • No compenses el error haciéndolo tú. Olga Carmona y Alejandro Busto insisten en que debemos “dejar que vuelva a intentarlo e invitarle a encontrar nuevas rutas para resolverlo”. Eso sí, permaneciendo a su lado y acompañándole en ese camino. “Tu papel es ofrecer contención y seguridad”, dicen los dos psicólogos.
  • Sé un referente. También en la tolerancia a la frustración los niños aprenden sobre todo por modelaje, y pocos ejemplos y modelos mejores que sus progenitores. Por ello, Alejandro Busto y Olga Carmona subrayan la importancia que tiene darles ejemplo. “Si tú te tomas el error como algo negativo, si abandonas la tarea cuando te frustras, si vives un revés cotidiano de forma agresiva, estás siendo incoherente lo que pretendes transmitir”, apuntan.
  • No dejes que se enfrente a lo que no está listo. Este consejo no requiere mayores explicaciones. “Hay situaciones que requieren la intervención de un adulto”, recalcan al respecto los dos autores.
Niños jugando
  • Persistir sí, pero no de manera seguida e insistente. Animales a que lo vuelvan a intentar, que sean perseverantes, no quiere decir que tengan que seguir hasta conseguir algo. “Si están intentando algo que no consiguen y se frustran, puede ser bueno cambiar de actividad y volver a ello más tarde, cuando el ánimo haya cambiado”, recomiendan Olga Carmona y Alejandro Busto. Eso sí, ten claro que te tocará negociar para conseguirlo, así que mejor hacerlo previamente.
  • Ayuda justa y cuando la pidan. Es necesario el acompañamiento y la ayuda, pero los dos psicólogos recalcan que también lo es que entiendan la importancia y la necesidad de pedir ayuda cuando se necesita. “Los padres tendemos a hacerlo todo por ello y creemos que los estamos ayudando, pero es una ayuda cortoplacista y que parchea una situación concreta en lugar de generar recursos adaptativos de personalidad a largo plazo”, concluyen Olga Carmona y Alejandro Busto.  

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