Las familias con un solo hijo están aumentando en España y ya son mayoría. En este contexto, tres de cada diez niños crecen ya sin hermanos en nuestro país, según datos del INE.
Pero, aunque cada vez son más, muchos estereotipos negativos sobre los hijos únicos continúan manteniéndose. Se afirma sobre ellos que son egocéntricos, narcisistas, que no tienen empatía, que son solitarios e introvertidos…
Y la salud mental de las personas con o sin hermanos también se compara en muchas ocasiones en detrimento de estos últimos y en ocasiones se asocian trastornos emocionales o problemas de conducta al hecho de ser hijo único.
Sin embargo, todos estas consideraciones no son más que mitos infundados y la ciencia los está desmontando uno a uno.
La ciencia desmiente mitos sobre los hijos únicos: "ni trastornos emocionales, ni problemas de conducta"
En este sentido y en lo que concierne a cómo le puede afectar psicológicamente a un niño el crecer sin hermanos, los resultados de diversas encuestas e investigaciones determinan que no hay diferencias entre las personas que tienen hermanos y las que no en lo que respecta a niveles de ansiedad, autoestima, problemas de conducta o de satisfacción vital cuando llegan a la edad adulta.
Así lo determina el estudio “El fin de un estereotipo” realizado en Alemania en 2019 que después de analizar a 2000 personas adultas (para determinar la influencia de ser hijo único a largo plazo) llegó a dicha conclusión y, además, determinó que la mayoría de ellos tampoco echan en falta el no haber tenido hermanos.
Además, sosteniéndose en este y otros estudios, la mayoría de los psicólogos coinciden a la hora de señalar las ventajas de ser un hijo único: el obtener todo el tiempo y la atención de sus progenitores puede marcar una diferencia muy positiva en su desarrollo personal y emocional.

En esta línea, los expertos aseguran que los hijos únicos sobresalen por tener mayor responsabilidad, ser más aplicados y estar mejor preparados para la soledad: están acostumbrados a entretenerse solos y para ellos la soledad no representa algo negativo o relacionado con falta de apoyo o comprensión.
En lo que respecta al ámbito educativo, los estudios también corroboran que estos niños no suelen presentar problemas de conducta en el colegio y están bien integrados.
Además de no tener, en general, problemas en la escuela, otras investigaciones apuntan que las hijas y los hijos únicos suelen ser más comprometidos, creativos, innovadores y tener más inteligencia que las niñas y niños con hermanos.
"Como consecuencia de la crianza en exclusiva, los niños que crecen sin hermanos presentan mayor motivación y capacidad de adaptación que los que tienen hermanos", indican estos estudios.
Los resultados de las investigaciones van todavía más allá al asegurar que al disponer de mayor tiempo en exclusiva por parte de los padres y de todos los recursos económicos de la familia, los hijos únicos cursan más años de formación académica y después, ocupan los mejores puestos laborales, seguidos de los que son hermanos mayores.
Es decir, la clave del desarrollo óptimo de la personalidad de un hijo único está relacionada con factores socio-educativos, como demuestran estos estudios. Por el contrario, los mitos y estereotipos son solo una pesada carga para estos niños que no tienen por qué ser egoístas, introvertidos, mimados o tener problemas de conducta por el hecho de ser hijos únicos.
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