Un estudio reciente ha revelado un dato crucial para comprender el aumento de la obesidad en niños y adolescentes, y es que aquellos con sobrepeso u obesidad tienden a consumir más calorías en las horas de la tarde y la noche. Este hallazgo pone de manifiesto la influencia del sistema circadiano (el reloj biológico interno) en los hábitos alimenticios y su relación con el aumento de peso.
El aumento de la obesidad infantil y juvenil es una preocupación creciente en sociedades occidentales, como España, donde uno de cada tres niños presenta exceso de peso, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se han desarrollado incluso herramientas de inteligencia artificial que ayuden a los niños con obesidad a prevenir riesgos para su salud a corto e incluso a largo plazo.
Este nuevo estudio, llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Medicina Warren Alpert de la Universidad de Brown y el Hospital General Brigham de Massachusetts, analizó los hábitos alimenticios de 51 adolescentes de entre 12 y 18 años. Los participantes fueron divididos en tres grupos según su índice de masa corporal (IMC): peso saludable, sobrepeso y obesidad. Durante 11 días y 10 noches, permanecieron en un entorno controlado en el Laboratorio de Investigación del Sueño del Hospital Bradley, donde se eliminaron las referencias temporales externas, como relojes y luz natural.
Los resultados mostraron que, si bien todos los grupos consumieron más calorías por la tarde y la noche, los adolescentes con sobrepeso y obesidad ingirieron una mayor cantidad de alimentos durante este periodo. Este consumo elevado no estuvo relacionado con diferencias en el tiempo total de sueño, lo que sugiere una influencia directa del sistema circadiano.

Sistema circadiano, hormonas y alimentación
El estudio también destaca que los adolescentes con hábitos nocturnos tienden a tener un mayor riesgo de desarrollar sobrepeso. Estudios previos ya habían apuntado la relación entre la falta de sueño y el aumento de peso, se ha encontrado que por ejemplo, dormir mal es una causa de obesidad infantil que está relacionada con algunos tipos de cáncer.
Lo novedoso de este trabajo es que confirma que el sistema circadiano tiene un papel clave en determinar el momento del día en que se consume la mayor parte de los alimento, algo que puede ser aún más problemático en las etapas de la infancia y la juventud por culpa del sedentarismo y las cenas excesivamente copiosas a altas horas de la noche.
El sistema circadiano regula múltiples procesos fisiológicos en nuestro cuerpo, como el sueño, la temperatura corporal y el metabolismo. Está compuesto por billones de "relojes" presentes en órganos, tejidos y células que ajustan la fisiología humana al ciclo natural de luz y oscuridad.
Según Mary Carskadon, profesora de psiquiatría y comportamiento humano en la Universidad de Brown y autora principal del estudio, los ritmos circadianos juegan un papel importante en la ingesta calórica tardía. "El conocimiento adquirido aquí abre una puerta a posibles intervenciones que pueden mejorar la salud de los adolescentes en el futuro", destacó Carskadon.
Comprender el papel del sistema circadiano puede ser clave para diseñar estrategias preventivas y mejorar la salud de los jóvenes desde una perspectiva integral, sin olvidarnos que fomentar hábitos saludables desde edades tempranas es fundamental para reducir el riesgo de obesidad y sus consecuencias a largo plazo.
Además, es innegable que la adolescencia es una etapa marcada por cambios hormonales que aumentan la vulnerabilidad ante patrones irregulares de sueño y alimentación. La investigadora Carskadon subraya la necesidad de entender cómo el reloj biológico influye en estos comportamientos para fomentar hábitos saludables desde edades tempranas.

¿Qué factores influyen en la alteración del sistema circadiano?
- Exposición a pantallas: El uso excesivo de pantallas antes de dormir puede alterar el ritmo circadiano al inhibir la producción de melatonina, la hormona del sueño.
- Horarios de sueño irregulares: Muchos adolescentes mantienen horarios irregulares, especialmente durante los fines de semana, lo que afecta la sincronización del reloj biológico.
- Dieta desequilibrada: La falta de una alimentación regular y nutritiva puede contribuir a patrones de hambre descontrolados por la noche que termine demostrando que la obesidad infantil es una amenaza para la salud de los niños incluso cuando sean adultos.
Estrategias para promover hábitos saludables
Los investigadores plantean diversas intervenciones basadas en la cronobiología para restablecer un ritmo circadiano favorable:
- Exposición a la luz natural por la mañana: Salir a la luz del sol durante las primeras horas del día puede ayudar a regular el reloj biológico.
- Reducción de la iluminación artificial por la noche: Evitar luces brillantes antes de acostarse favorece la producción de melatonina y mejora el sueño.
- Fomento de la actividad física matutina: Realizar ejercicio por la mañana puede tener un impacto positivo en la regulación del apetito y la salud metabólica.
Mary Carskadon y su equipo plantean que, aunque se necesitan nuevos estudios para comprender si el peso también influye sobre el ritmo circadiano, estos hallazgos ofrecen una herramienta valiosa para médicos y educadores. Las posibles intervenciones incluyen:
- Asesoramiento familiar: Informar a las familias sobre la importancia de la sincronización circadiana para mejorar los hábitos alimenticios.
- Modificación de hábitos: Establecer horarios regulares para las comidas y el sueño puede ser clave para prevenir el sobrepeso y la obesidad.
- Promoción del deporte temprano: La actividad física a primera hora del día puede ayudar a reducir el consumo de calorías por la noche.
