En distintas charlas, intervenciones y entrevistas, Elsa Punset ha comentado su convencimiento de que es “necesario regular el uso de las nuevas tecnologías” y no solo entre la población infantil, no es preocupante exclusivamente el uso que hacen los niños, sino también el que hacemos los adultos que inevitablemente les estamos sirviendo de modelo.
Para Elsa Punset, la inmensa mayoría de los adultos “tenemos que pensar en reeducarnos” con respecto al uso y al abuso que hacemos de la tecnología.
“Los padres estamos obligados a reeducarnos y cuestionarnos cómo usamos las nuevas tecnologías, es complicado pero también es un reto” señala la conocida divulgadora y añade que ella tiene la sensación de que como adultos responsables “tenemos que aprender a educar a nuestros hijos en lo digital” porque hasta el momento y en términos generales, es un campo en el que no hemos entrado.
A dieta digital
Realmente, ella explica que con la tecnología no tenemos experiencia, ha llegado demasiado rápido a nuestras vidas y no hemos sabido reaccionar a tiempo por lo que “no nos han educado en ella”, hemos ido aprendiendo sobre la marcha y es por eso que nuestra generación se denomina de “inmigrantes digitales”.
A esto tenemos que añadirle que somos nosotros los que tenemos que educar a los niños en el uso racional de las tecnologías que tienen a su alcance, tenemos que replantearnos cómo hemos vivido nosotros y cómo van a vivir ellos, debemos seleccionar a qué le damos importancia y a qué no.
Para Elsa Punset, esta necesidad de educar a nuestros hijos e hijas en el uso consciente y sensato de la tecnología puede llevar a nuestros hijos a “pensar que tenemos prejuicios pero realmente hay que estar dispuesta a hacer una “dieta digital”, porque es adictivo el teléfono.”
No se trata de prohibirlo a todas horas pero sí de regular su uso y limitarlo a determinados momentos.
Menos móviles mejores notas
Para relacionarse a través de una pantalla con otras personas, hay que tener un extra de empatía, que tal y como señala Elsa Punset, los niños y las niñas no tienen. Por eso ella apuesta por sacar los teléfonos móviles de los centros educativos, por eso y porque “van a mejorar las relaciones sociales y los resultados académicos. Cuando retiras los móviles de las aulas aumentan los rendimientos porque aumenta la concentración.”
En esa misma línea argumental se mueve la acción que llevaron a cabo dos profesoras españolas, Ángela Sánchez-Pérez y Natalia Jiménez, que pusieron en marcha sendas peticiones de firmas mediante las que solicitaron al gobierno, una legislación que prohíba los smartphone a los niños y a las niñas que no hayan cumplido los 14 años.
Elsa Punset habla más de regular y no tanto prohibir, ella plantea que “lo que hay que hacer es con los datos en la mano, tomar decisiones con la comunidad educativa.”
Laurie Santos, académica y científica de la Universidad de Yale, planteaba que la mejor edad para que nuestra hija o hijo, menor de edad, acceda al uso de un teléfono inteligente es lo más tarde posible y no solo para que sean más felices sino también para que sean más exitosos en sus estudios y en general, en su vida.

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