La reflexión de una especialista en altas capacidades sobre el mito de la sobreestimulación

Ana Araujo, especialista en altas capacidades, tanto a nivel formativo como personal, se refiere a la sobreestimulación en las altas capacidades como un mito. Así reflexiona sobre ello. 
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Ana Araujo, especialista en altas capacidades, tanto a nivel formativo como personal, dedica uno de sus posts divulgativos en Instagram más recientes a la sobreestimulación en los niños con esta neurodivergencia. Lo hace refiriéndose a ella como un “mito”, ya que defiende que los niños con altas capacidades no aprenden porque sus familias les están sobreestimulando.

La reflexión de Ana Araújo tiene que ver con esa creencia más o menos extendida entre la sociedad con cierta idea sobre las altas capacidades de que sus familias “se pasan” a la hora de facilitarles al acceso al aprendizaje, del tipo y en la disciplina que sea.

Esta creencia, según Ana Araújo, es un mito, otro más dentro de esta neurodivergencia que cada genera mayor atención mediática y social. Y es que, como denunciaba recientemente Lucía Mi Pediatra, son varios los mitos extendidos en torno a las altas capacidades intelectuales en la infancia. Entre otros, la creencia de que ahora “todos los niños las tienen” o que si no sacan buenas notas no pueden tenerlas.

Se siente juzgada

Dice Ana Araújo en su reflexión personal, que va acompañada de un vídeo de su peque contentísimo y lleno de alegría por estar siendo capaz de escribir las letras a una edad muy temprana, que no es verdad que los niños aprendan por sobreestimulación.

Para la especialista con formación universitaria en altas capacidades y desarrollo del talento, muchas familias con peques con altas capacidades se sienten juzgadas por quienes afirman que es la sobreestimulación la responsable del aprendizaje adquirido por sus peques. “Quiero decirte que no es así, que su curiosidad es desbordante y ni mucho menos podemos ofrecerle todo lo que quiere aprender. Pero tampoco debemos frenar esas ganas innatas”, asegura Ana Araújo.

La experta se pregunta qué puede hacer un papá o una mamá si a su hijo o hija, por pequeño que sea, “les gusta el fútbol, le gusta patinar, le encanta pintar, o hacer maquetas”. Y también se pregunta si esto mismo les ocurre con los números, la lectura o la escritura. La respuesta, en su opinión, es clara: “Evidentemente, les vas a ofrecer todo aquello que le hace feliz”, apostilla.

Cinco consejos para desmitificar las altas capacidades

En otro post divulgativo publicado en su perfil de Instagram, Ana Araújo comparte hasta cinco consejos para los adultos con peques con altas capacidades, consejos para desmitificar las altas capacidades, que, según su punto de vista, siguen estando “totalmente estigmatizadas”.

Estos son los cinco consejos:

  • Formación: “investiga y aprende qué significa realmente tener altas capacidades. Comprende las características, los desafíos y las necesidades únicas que pueden surgir y lo más importante compártelo con tu entorno”, aconseja la experta.
  • Fomenta la autoaceptación y la confianza: Ana Araújo recomienda “ayudar a tu hij@ a desarrollar una sólida autoestima y confianza en sí mismo y cuida las expectativas convencionales de éxito”. La experta recuerda que “tener altas capacidades no es sinónimo de matrículas de honor”, e invita a recordarle este detalle a tu entorno.
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  • Promueve la diversidad y la inclusión”: “fomenta una mentalidad de respeto y aceptación hacia las diferencias individuales, tanto dentro de la familia como en la sociedad en general”, dice.
  • Busca el apoyo y los recursos adecuados: el cuarto consejo de Ana Araújo es “hablar con los profesores y orientadores del centro sobre las necesidades específicas de tu hij@ y abogar por los recursos y apoyos necesarios para satisfacer esas necesidades”.
  • Construye redes de apoyo: y el último consejo es socializar con personas en una situación similar, que convivan en casa con las altas capacidades. “Compartir experiencias, recursos y consejos es de incalculable valor para enfrentar los desafíos y superar la estigmatización juntos”, concluye.

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  • Eugenio Manuel Fernández Aguilar