Durante el embarazo, una de las principales preocupaciones de las futuras mamás es la alimentación. Por esta razón, se recomienda evitar ciertos alimentos que pueden suponer un riesgo para la salud del bebé. Una duda común se relaciona con el consumo de quesos, especialmente los quesos pasteurizados y no pasteurizados.
Importancia de la alimentación durante el embarazo
Como es lógico, una de las cosas que más preocupan y que más dudas genera en las futuras mamás es la alimentación. La dieta que debe seguir una mujer embarazada es de lo más importante, ya no solo por mantener bien su salud, sino también por el hecho de que su organismo esté en su estado más óptimo para el desarrollo del feto.
Salud de la madre y el feto
La alimentación durante el embarazo puede marcar la diferencia, ya que afecta a la salud tanto de la mamá como del futuro bebé. Una buena alimentación contribuye a prevenir complicaciones como la anemia, la hipertensión gestacional y la diabetes gestacional, que pueden afectar tanto a la madre como al bebé. En la otra cara de la moneda, tomar determinados nutrientes ayuda
El consumo adecuado de nutrientes como el calcio, el hierro y el ácido fólico es fundamenta (por eso hay suplementos recomendados en esta etapa). El calcio, por ejemplo, es necesario para el desarrollo de los huesos y dientes del bebé (y para los huesos de la mamá). Por su parte, el hierro ayuda a prevenir la anemia, y el ácido fólico es necesario para prevenir defectos del tubo neural en el feto. En esta etapa, por tanto, la dieta equilibrada puede marcar la diferencia en la salud.
Riesgos de ciertos alimentos
Por su seguridad y la del futuro bebé, es normal que la embarazada acabe haciéndose preguntas acerca de cualquier alimento que consume. En esta ocasión, la incógnita está en torno a los tipos de quesos. Los no pasteurizados, dadas sus características de elaboración, pueden ocasionar ciertos problemas como: listeriosis, parto prematuro o incluso complicaciones como el aborto.
Algunos alimentos pueden representar riesgos a través de las infecciones alimentarias, como la listeriosis. Para minimizar estos riesgos, se recomienda evitar ciertos alimentos como carnes crudas o poco cocidas, pescados con alto contenido de mercurio y productos lácteos no pasteurizados.

Quesos durante el embarazo: ¿qué debes saber?
¿Se pueden tomar quesos pasteurizados durante el embarazo? Las preocupaciones habituales en el consumo de quesos.
Preocupaciones sobre el consumo de quesos
Los quesos no pasteurizados son el principal motivo de preocupación debido al riesgo de listeriosis. Estos quesos se elaboran con leche cruda, lo que significa que no han pasado por el proceso de pasteurización que elimina los patógenos. Es fundamental leer las etiquetas de los productos para asegurarse de que los quesos que se consumen han sido pasteurizados.
Quesos no pasteurizados y listeriosis
La listeriosis, o intoxicación por listeria, es un riesgo bastante peligroso en el embarazo. Es una infección generada por la bacteria Listeria monocytogenes, que se transmite a través de algunos alimentos. Sus síntomas se parecen a los de la gripe, aunque en los casos graves, puede llegar a producir meningitis u otras infecciones que pueden provocar el fallecimiento si no se tratan.
Para evitar contagiarse de la misma, los médicos no recomiendan consumir quesos no pasteurizados, sobre todo, los quesos blandos. Esto se debe a que tienen más probabilidades de haber sido elaborados con leche sin pasteurizar y tienen mayor cantidad de agua (un medio proclive a que proliferen las bacterias).
Quesos pasteurizados vs. quesos no pasteurizados
En muchos casos se recomienda evitar algunos alimentos o reducir el consumo de otros, fundamentalmente para evitar riesgos. En este sentido aparecen inquietudes sobre el consumo de ciertos quesos. Hablamos de cómo distinguir los quesos pasteurizados de los no pasteurizados y sobre si es recomendable consumir unos y otros.
Definición de quesos pasteurizados
Los quesos pasteurizados son aquellos que se elaboran con leche que ha sido sometida a un proceso de pasteurización. Este proceso consiste en calentar la leche a una temperatura específica durante un tiempo determinado para eliminar bacterias y patógenos que pueden ser perjudiciales para la salud. La pasteurización es un método efectivo para garantizar la seguridad de los productos lácteos, ya que reduce significativamente el riesgo de infecciones alimentarias.
El proceso elimina la posibilidad de contaminación con Listeria monocytogenes. ¿Cómo se sabe si un queso está pasteurizado? Fácil: en las etiquetas casi siempre lo pone. Se puede leer "leche pasteurizada" o, en el lado opuesto, "leche cruda" (en ese caso, no es seguro).
Proceso de maduración de quesos con leche cruda
Los quesos no pasteurizados son aquellos que están elaborados con leche cruda, lo que quiere decir que no se han sometido a un proceso de pasteurización. Este proceso consiste en calentar un alimento (sin que llegue a hervir) durante unos segundos y a unos 70-90 grados para después enfriarlo rápidamente. El objetivo es eliminar patógenos indeseados que pueden provocar enfermedades.
Actualmente, en España, los quesos elaborados con leche cruda deben pasar por un proceso de maduración de 60 días para poder comercializarse. Esta maduración elimina el contenido de agua para que las posibilidades de que aparezcan bacterias se reduzcan enormemente.

Quesos no recomendados durante el embarazo
Normalmente, se prohíbe el consumo de los siguientes quesos durante el embarazo: queso freso, azul, feta, Brie y Camembert.
Queso fresco, azul, feta, Brie y Camembert
Durante el embarazo, ciertos tipos de quesos deben evitarse debido al riesgo de contaminación con bacterias como Listeria. Entre los quesos no recomendados se encuentran el queso fresco, azul, feta, Brie y Camembert. Estos quesos suelen tener un alto contenido de agua y se elaboran con leche cruda, lo que los hace más propensos a albergar bacterias perjudiciales. El queso fresco es uno de los más consumidos, pero debido a su alto contenido de humedad, es un caldo de cultivo ideal para bacterias.
Los quesos azules, como el Roquefort, también deben evitarse, ya que su proceso de elaboración implica el uso de moho, lo que aumenta el riesgo de contaminación. Los quesos blandos como el Brie y el Camembert son especialmente peligrosos durante el embarazo, ya que suelen elaborarse con leche no pasteurizada.
Riesgos asociados a cada tipo
Cada tipo de queso no recomendado durante el embarazo tiene sus riesgos específicos. El queso fresco, por su alta humedad facilita la proliferación de bacterias. Por su parte, los quesos azules contienen moho, que puede tener bacterias dañinas. El queso feta a menudo se produce con leche no pasteurizada. Los quesos blandos como el Brie y el Camembert tienen un proceso de maduración que favorecen el crecimiento bacteriano. Pregunta siempre al médico en caso de duda.
Beneficios de los quesos pasteurizados para embarazadas
Los quesos pasteurizados son una fuente de calcio y otros nutrientes esenciales para las embarazadas.
Aporte de calcio y otros nutrientes
El consumo de quesos pasteurizados puede ayudar a las embarazadas a consumir el calcio necesario, que aumenta durante esta etapa. Además, los quesos pasteurizados aportan proteínas, vitaminas y minerales que son buenos en esta etapa tan bonita. Es importante que las embarazadas elijan quesos pasteurizados de buena calidad y siempre en el contexto de una dieta equilibrada.
Ejemplos de quesos seguros: requesón, cheddar, gruyere y suizo
Sin embargo, es importante recordar que los quesos, al ser lácteos, también pueden ser beneficiosos para la mamá gestante dado su aporte de calcio al organismo. Este es fundamental tanto para fortalecer los huesos de la madre como los del bebé.
Para ello debemos saber elegir los quesos que sí son adecuados a lo largo de la gestación, ya que pueden ser tomados sin problema para la futura madre. Algunos de ellos son el requesón, el cheddar o el gruyere (siempre comprueba las etiquetas para verificar cada caso y cada marca). O aquellos que indiquen claramente que están pasteurizados en su etiquetado (muchos quesos tiernos, curados o semicurados lo están).

Queso parmesano: ¿es seguro durante el embarazo?
El parmesano genera cierta controversia.
Debate sobre su elaboración con leche cruda
Sobre si es saludable en el embarazo o no, existen opiniones diferentes porque el parmesano se prepara con leche cruda. Sin embargo, una característica de este queso es que es curado, por lo que casi no contiene agua ni humedad. Esto significa que la aparición de bacterias es ínfima. Los médicos no prohíben el consumo de queso parmesano, de hecho, es muy saludable, nutritivo y tiene un alto contenido en calcio, un elemento importante en la etapa de gestación.
El hecho de que haya pocas posibilidades, no implica que se conviertan en nulas, por ello, como resumen, podríamos decir que lo más aconsejable es tener un consumo moderado del mismo. Y, por supuesto, tanto en este como en otro caso, vigilar la presencia de moho. Algo que sí que puede ser altamente perjudicial para la mujer gestante.
Consejos para el consumo seguro de quesos durante el embarazo
Hay algunas buenas prácticas que pueden ayudar a que el consumo de quesos pasteurizados durante el embarazo sea lo más seguro posible.
Moderación y vigilancia del moho
Es importante que las embarazadas sean conscientes de la cantidad de queso que consumen para que sea un consumo moderado, y que siempre vigilen las etiquetas para tomar solo variedades pasteurizadas. Además, hay que tener cuidado con la presencia de moho en los quesos, ya que este puede indicar contaminación, especialmente en quesos blandos y frescos. Si se detecta moho, es recomendable desechar el queso para evitar infecciones.
Importancia de leer etiquetas para verificar pasteurización
Leer las etiquetas de los quesos es lo mejor para estar tranquilas. Las etiquetas siempre dan esta información (y si no pone "pasteurizado", no podemos dar por hecho que lo esté, de hecho suele significar lo contrario). Además de verificar la pasteurización, las etiquetas también pueden ofrecer información sobre los ingredientes y la fecha de caducidad.