Muchas personas utilizan nombres especiales para referirse a los genitales de sus hijos y son esos nombres los que los niños conocen para aludir a esta zona de sus cuerpos. "Toto", "colita", "pepe", "pito", "colilla", "culete de delante", "churrilla"...son muchos los "apodos" o "motes" que utilizamos para referirnos a los genitales de nuestros hijos y son estas las palabras que nuestros pequeños aprenden y utilizan para referirse a esta parte de su anatomía. Sin embargo, los expertos aconsejan hablar de los genitales por su nombre y que los niños conozcan su significado: vulva y pene. Sin rodeos, sin tabúes y sin vergüenzas.

Hay una tendencia generalizada a no nombrar los genitales, como si fuera un tema tabú y lo hacemos por miedo o por pensar que de algo privado no debe hablarse, por eso recurrimos a otro tipo de "motes" o "apodos" que nos suenen más cariñosos o más suaves, sin embargo, esto no es del todo beneficioso para los niños, (si solo conocen esos "motes") ya que nombrarlos ayuda a sentar las bases para que nuestros hijos establezcan una relación con ellos mismos más saludable. Desde siempre, desde el nacimiento debemos poder nombrar todas las partes de su cuerpo.
¿Qué beneficios a nivel psicológico aporta hablar con naturalidad de esta parte del cuerpo?

Cuando un niño tiene alrededor de 2 y 3 años, empieza a darse cuenta de las diferencias entre sexos, tanto diferencias en el cuerpo del niño y de la niña, como en elementos relacionados con la vestimenta. Si queremos que nuestro peque cuide su cuerpo y se apropie de él, debe conocerlo, identificarlo, y explorarlo. Esta es una de las razones principales para enseñar a nuestros hijos a nombrar sus genitales por su nombre.
Enseñar a los niños a utilizar los nombres anatómicamente correctos para sus genitales, puede fomentar una comprensión precisa del cuerpo humano. Esto les proporciona mayor información sobre su anatomía y los ayuda a desmitificar cualquier estigma o vergüenza asociada a los genitales. Al entender y poder comunicarse adecuadamente, estarán más preparados para cuidar de su salud tanto física como emocional.
Además, utilizar los nombres adecuados para los genitales puede fomentar la comunicación abierta entre padres e hijos sobre temas relacionados con el cuerpo y la sexualidad. Al tener un lenguaje claro y sin ambigüedades, los peques se sentirán mas cómodos al expresar cualquier inquietud o problema que haya tenido en relación a su cuerpo. Esto también establece una base sólida para futuras conversaciones que puedan tener sobre educación sexual.
¿Y si nos inventamos un nombre?

Aunque no sea lo más recomendable, si desde casa se sienten más cómodos llamando a los genitales de otra manera, no hay problema, siempre y cuando el niño sepa el nombre real y, sobre todo, que no está mal utilizarlo. Debemos asegurarnos que el niño no sepa solamente el nombre inventado, sino el nombre real. Es importante acordar con el niño la forma en que lo llamarán y explicar el por qué.
La naturalidad con la que se aborde el cuerpo juega un papel fundamental en la manera en que el niño y la niña se relacionarán con su propio cuerpo y consigo mismos. Recordemos que mente y cuerpo hacen una unidad en la persona y la relación que el niño tenga con su cuerpo estará totalmente ligada a su la relación con él mismo, su autoestima y la posibilidad de cuidarse en su totalidad como persona.
Al cambiarle de nombre a los genitales, podemos transmitirle el mensaje al niño de que hay algo que está mal con esas partes de su cuerpo, que hay algo mal en él, o incluso puede sentirse como que no son suyas, pueden pensar que es algo de lo que deben avergonzarse o sobre lo que no deben preguntar, hablar, ni pensar. No podemos acompañar al niño en su desarrollo, en sus inquietudes, en su auto conocimiento, si transmitimos el mensaje de que no está bien hablar sobre sus genitales, el sexo o la sexualidad.
¿Hablar de los genitales con naturalidad puede ayudar a prevenir el abuso sexual?

Enseñar a los niños los nombres correctos de sus genitales puede ser una medida preventiva importante en la lucha contra el abuso sexual infantil. Una de las razones más importantes para hablar a los niños con naturalidad de los genitales y asegurarnos de que conozcan bien su nombre "oficial" y tengan identificadas la importancia del respeto y la privacidad de estas partes del cuerpo es que es de gran ayuda para tratar de prevenir y de identificar posibles abusos sexuales.
Conocer cada una de las partes de nuestro cuerpo con nombre y ubicación clara, saber diferenciar cuáles son las partes que se pueden exponer y cuáles son las partes íntimas, es lo que le permitirá al niño cuidarse. Nombrar los genitales es el primer paso para conocer luego qué partes de su cuerpo son íntimas y qué significa esa privacidad. Todo esto permitirá al niño saber que si esa privacidad no es respetada algo está mal y es importante que busque ayuda de sus padres o cuidadores.
Hablar del cuerpo con naturalidad, con los nombres que se corresponden facilitan que el niño vea la posibilidad de hablar sobre cómo se siente con su cuerpo y saber que está bien hablar sobre sexualidad con sus padres o cuidadores. Dirigirnos al cuerpo del otro con respeto y sin burlas favorece una relación más sana del niño con su cuerpo, y además podrá exigir ser tratado con ese mismo respeto y no aceptar aquello con lo que no se siente cómodo.
Entonces, ¿a qué edad deberían empezar a llamar a los genitales por su nombre?

Una duda frecuente entre los padres es saber cuándo empezar a hablar con los hijos sobre ciertos temas como pueden ser los genitales y la sexualidad, pero la respuesta de los expertos a esta pregunta es muy clara: desde siempre. Según la edad del niño, debemos dar la información pertinente y que responda a las dudas que expresan. Los psicólogos recomiendan que hay que ponerle palabras a todo, a las emociones, a lo que nos pasa y, por supuesto, también al cuerpo.
La etapa del desarrollo en la que se encuentran los niños y en la que es apropiado enseñarles a llamar a sus genitales por su nombre es durante los primeros años de vida, de hecho desde que nacen. En la etapa infantil, los niños se encuentran en pleno desarrollo cognitivo y lingüístico: van adquiriendo vocabulario y desarrollando una comprensión básica del mundo que los rodea.
Los niños pequeños tienen una curiosidad natural sobre sus cuerpo y las diferencias entre sexos y edades. Es importante aprovechar esta curiosidad para enseñarles los nombres adecuados de sus genitales, así podemos darles información precisa y fomentar una comprensión saludable sobre su cuerpo.
Asimismo, en esta etapa, los niños están en un período crítico para el desarrollo del lenguaje. Es esencial que les enseñemos los nombres correctos de sus genitales para darles la oportunidad de desarrollar sus habilidades lingüísticas. De hecho, utilizar términos vagos o apodos puede llevar a malentendidos y promover una mala comprensión de su anatomía y función.
Por último, es fundamental saber que a esta edad, el cerebro de los niños está desarrollando el establecimiento de sus límites. Enseñar a los niños los nombres adecuados de sus genitales desde edad temprana establecerá normas claras y saludables en torno a su propio cuerpo y de los demás.