Cuando se habla de burnout parental se hace referencia a un cuadro psicológico y físico habitual en padres de niños pequeños expuestos a graves situaciones de estrés por conciliar el cuidado de los pequeños con su vida profesional. Este concepto es lo mismo que el “agotamiento mental y físico parental”.
El origen, tal y como explican desde Awen Psicología, del concepto ‘burnout parental’ data de la década de los años 80. “Este término se empezó a usar en la década de los 80 para referirse a los síndromes que tenían aquellos progenitores que tenían hijos con enfermedades crónicas o graves”, explican desde el centro psicológico antes de puntualizar que con los cambios sociales y, sobre todo, con la pandemia, el concepto se ha reformulado.
En la actualidad, psicólogos y especialistas en educación y crianza lo utilizan para describir el “desgaste extremo prolongado”, señalan desde Nanas&Co, que se produce por estrés asociado a la conciliación trabajo-crianza. “Es un síndrome muy común (aunque poco confesado) que sufren tanto padres como madres en muchos hogares”, añaden.
Síntomas
Los síntomas más habituales de este estado físico y emocional no son únicamente la fatiga y el agotamiento. “Los padres que lo sufren no logran conciliar el sueño, se sienten frustrados, culpan a las personas de su alrededor, prefieren aislarse y renunciar a la vida social, se sienten solos, sufren ataques de ansiedad… E incluso, pueden experimentar dolores musculares, cefaleas, problemas gastrointestinales, insomnio y cansancio extremo”, apuntan desde Nanas&Co.
En la misma línea se expresa al respecto el equipo de Awen Psicología, que compete una lista de síntomas compatibles con el ‘burnout parental’:
- Agotamiento
- Tristeza
- Ansiedad
- Irritabilidad que puede derivar en episodios de violencia
- Trastornos del sueño
- Conflictos con la pareja
- Pequeñas negligencias en el cuidado de sus hijos
- Sentimiento de culpa o vergüenza
- Niveles altos de cortisol
El gabinete de psicología, citando un estudio de la Universidad de Louvain (Bélgica), señala 4 claves que definen el síndrome del agotamiento mental y emocional de padres y madres. Agotamiento ligado a la paternidad; distancia emocional con los hijos e hijas; pérdida del placer por la crianza; y consecuencias en los niños del antes y el después de que sus progenitores sufran el ‘burnout parental’.
“Los progenitores cubren las necesidades básicas de sus hijos, hacen lo necesario en modo piloto automático. Pero no van más allá, no tienen fuerzas para dedicar horas extras a sus hijos. Esto deriva en un sentimiento de culpa por no tener ganas de estar con los propios hijos”, exponen desde Awen Psicología. Los niños, lógicamente, lo notan: “El alto nivel de agotamiento de los padres tiene consecuencias directas en sus hijos, que notan su cambio de comportamiento”, añaden desde el centro psicológico.
Cómo ponerle remedio
Para poder ponerle remedio, es esencial la comunicación y la aceptación, dos cuestiones que no se dan de forma mayoritaria en padres y madres que están mental y físicamente exhaustos. “Es importante hablar con nuestros hijos sobre lo que nos pasa, desde una perspectiva honesta y tranquila sin caer en el drama, les hará ver por lo que estamos pasando y que ellos son una pieza clave en nuestro estado”, afirman desde Awen Psicología. Y también es fundamental involucrarles en las tareas del hogar y la organización familiar si sus edades ya lo permiten. “Y crear rutinas que involucren a los niños”, inciden desde el gabinete.
Además, es esencial, según los expertos, que los adultos de la casa disfruten de tiempo de calidad para ellos, sin interrupciones, aunque sea de manera limitada por las circunstancias. “No importa lo que sea, lo importante es garantizar que sea un momento para ellos mismas, por lo que toda la familia deberá ser consciente de ello. El bienestar personal de un padre y una madre será beneficioso para toda la familia”, apuntan desde Nanas&Co.
Para ello, desde Awen Psicología proponen “Turnarse para que cada miembro de la pareja encuentre espacios o momentos para desconectar y hacer una actividad que le guste”. Además, aconsejan compartir el problema con otros padres y madres y, por supuesto, en caso de que sea necesario, solicitar ayuda profesional.