Dice el refrán que “haya donde fueres, haz lo que vieres” aunque a veces es muy probable que te lleves una sorpresa y puede ocurrir, como en el caso de esta familia que pasaba unos días de vacaciones en Alemania, pues que no sea una sorpresa especialmente agradable o sabrosa.
Viajar en familia y disfrutarlo es una de las mejores experiencias que podemos tener, las risas, la complicidad, los momentos inesperados, esos que no se pueden planificar y que aparecen por sorpresa son los mejores ingredientes para construir bonitos recuerdos juntos y en muchas ocasiones, lo que puede que no sea el mejor momento del viaje, con el paso del tiempo se puede transformar en uno de los recuerdos más divertidos para toda la familia. Algo así puede que les pase a esta familia española cuando recuerden el día que probaron juntos los churros alemanes en un puesto callejero.

“Malo, malo, malo”
Pasear por la calle y encontrar un puesto de comida en el que una enorme fila de gente esperaba para comprar churros calentitos puede despertar la curiosidad y el apetito de cualquiera. Sobre todo si a todo eso le sumamos que se trata de una calle alemana en el mes de diciembre y cuando ya no hay luz solar, no es de extrañar que Angi y su familia se animarán a probarlos, animados por el olor, la curiosidad o las ganas de entrar en calor probando los churros alemanes. ¿Qué podía salir mal?
De hecho, así lo comenta ella misma en el video de TikTok que subió a su perfil contando, con todo detalle, cómo había sido esta aventura familiar tan gastronómica. “Mi padre se ha empeñado en probar los churros en Alemania, que ve que son muy famosos. Todo el mundo los compra, entonces él quiere saber por qué”, comentaba ella dando contexto a la cata que se disponían a hacer y mostrando la fila de personas que esperaban su turno para comprar estos solicitados churros.
Ella y su familia guardaron su turno en la fila, lo que les sirvió para fijarse en otro detalle, el del precio de los churros: un churro por un euro y la ración mínima era de cinco churros, o sea cinco euros. El precio de los churros alemanes desde luego no era barato ni se parece demasiado al de los churros en España.
Una vez que les tocó su turno y compraron los churros, el veredicto de la cata no pudo ser más sincero ni más claro, el padre de Angi comenta a cámara que a él el churro que acaba de comer le parece “Malo, malo, malo. Es harina cruda.”

Sentido del humor
El resto de la familia no se quiso quedar sin probarlos a ver si coincidían o no con el padre de Angi y no solo coinciden en su valoración, sino que la mayoría de los más de 660 comentarios que acumula la publicación en TikTok, vienen a coincidir con que no se puede decir que sean los mejores churros del mundo y que quizás, el paladar de la población alemana está acostumbrada a ese sabor o a la falta de él, si tenemos en cuenta lo que dice la madre de Angi cuando es ella la que prueba el churro: “No tiene ni sal”.
Lo mejor de todo es cómo se toman la experiencia, con muy buen humor, con bromas y con ganas de disfrutar incluso de churros como estos. Una anécdota que han visto más de 260.000 personas en el perfil de TikTok de Angi desde que subió el video allí.
Ya sabemos, porque nos lo han explicado los pediatras, que no pasa nada por salir de casa sin desayunar y seguro que si la opción son churros como estos, aún con más motivo nos animamos a salir de casa en ayunas. Otra opción que podemos probar es cocinar unos deliciosos “mini bizcochos” caseros para no llevarnos esos sustos, aunque siempre es divertido y sorprendente probar la gastronomía local cuando viajamos en familia.
