Atención, padres: estudio experimental demuestra que restringir el móvil no sirve, los hábitos digitales son la clave

Un curioso e interesante estudio experimental recién publicado demuestra que si no se cambian los hábitos digitales, buscamos otras formas de distraernos aunque nos quiten el móvil.
Un bebé mirando el móvil
Sigue el debate del uso de pantallas y su impacto: ¿Influyen más los hábitos digitales aprendidos desde etapas tempranas o es más efectiva la prohibición? (Midjourney - RG) - Un bebé mirando el móvil

El uso de dispositivos digitales es una de las preocupaciones recurrentes en la crianza actual. Muchas familias se preguntan cuál es el límite adecuado para el tiempo de pantalla y cómo influye en el desarrollo de sus hijos. Y las instituciones hacen lo propio en el ámbito educativo, como demuestra el mapa de España de la prohibición de los teléfonos móviles en los colegios. Sin embargo, ya han surgido algunas voces que advierten de que si no se cambian los hábitos digitales no es efectiva la prohibición o limitación del teléfono. Dado que es un tema candente, de actualidad en materia educativa y de crianza, abundan los estudios científicos que se publican al respecto: esto dicen los últimos, publicados recientemente.

Lo último al respecto del impacto y uso de los dispositivos tecnológicos es un estudio reciente publicado en Frontiers in Computer Science. La investigación sugiere que, más que restringir el acceso a los móviles y otros dispositivos, es la calidad y los hábitos digitales de los niños y adolescentes lo que marca la diferencia en su bienestar y desarrollo.

Como detallamos a continuación, el estudio ha investigado en un contexto real pero controlado si colocar los teléfonos inteligentes fuera de nuestro alcance mientras estamos en el trabajo influye en el uso del dispositivo para actividades no relacionadas con el trabajo.

No se ha centrado exclusivamente en ningún rango de edad en concreto (en todo caso, lo hace más en adultos porque reproduce un entorno laboral) pero sus conclusiones son un aviso para los padres y madres que lidian con la preocupación del impacto y gestión del uso de pantallas por parte de sus hijos e hijas.

Condiciones de la habitación en el estudio experimental sobre las distracciones al no tener el móvil a mano
Figura 1. Distribución de la sala en las dos condiciones experimentales (fuente: Frontiers in Computer Science)

Un estudio experimental sobre hábitos digitales exportable a la infancia y adolescencia

Los investigadores del citado estudio analizaron los patrones de uso de la tecnología y descubrieron que no solo el tiempo de pantalla es un factor clave, sino cómo se usa esa pantalla. La investigación pone el foco en la importancia de establecer hábitos digitales saludables desde edades tempranas, asegurando un uso equilibrado y adaptado a las necesidades de cada niño o adolescente.

“En mi investigación, quiero cambiar el discurso más allá de los debates centrados en los dispositivos”, dice el doctor Maxi Heitmayer, investigador de la London School of Economics y autor del estudio. “El problema no es el smartphone en sí. Es lo que hacemos con él y, francamente, las aplicaciones las que generan y refuerzan estos hábitos”, añade.

En concreto, los investigadores pidieron a 22 participantes que trabajaran durante dos días en una sala privada e insonorizada con, al menos, un ordenador y teléfono. No modificaron la configuración de las notificaciones, y el investigador tampoco controló qué recibían y qué no. En este contexto, se analizaron dos entornos exactamente iguales con una única diferencia: en uno el móvil estaba en el escritorio de los participantes y en otro el teléfono estaba en una mesa distinta, a metro y medio de distancia.

Al comparar lo sucedido en estos dos entornos experimentales, los investigadores se percataron de que la accesibilidad limitada a los teléfonos inteligentes conllevó un menor uso de ellos pero tampoco sirvió este hábito para que se evitaran las distracciones típicas de mirar el móvil. Cuando el móvil no estuvo cerca, no trabajaron más ni buscaron otras formas de ocio con sus portátiles, sino que le dedicaron el mismo tiempo. Esto es, buscaron otras formas de distraerse el mismo tiempo que suelen hacerlo con el móvil.

Esto demuestra, pese a que los teléfonos —así lo dice el estudio— son el dispositivo preferido para la distracción, que “guardar el teléfono inteligente podría no ser suficiente para reducir las interrupciones y la procrastinación, ni para aumentar la concentración”, destaca el responsable del estudio, el doctor Maxi Heitmayer. “El problema no radica en el dispositivo en sí, sino en los hábitos y rutinas que hemos desarrollado con ellos”, agregó.

Estudio experimental sobre el impacto de no tener el móvil a mano en los hábitos y distracciones
Figura 2. Dos representaciones visuales de la heterogeneidad y segmentación del uso de dispositivos por parte de los participantes. (A) Actividades representadas con colores similares por dispositivo; (B) Actividades laborales y de ocio representadas con colores similares (fuente: Frontiers in Computer Science)

Otro estudio reciente apunta en una dirección parecida: aumentan las dudas

Aunque no aborde la investigación desde el mismo punto de vista, otro estudio reciente, en este caso publicado en The BMJ, también advierte de que la prohibición del acceso a teléfonos inteligentes y redes sociales no garantiza que los menores de edad usen la tecnología de forma responsable y saludable.

En este caso, los investigadores señalan que se debería cambiar el enfoque de cómo las familias, los centros educativos y las instituciones abordan esta cuestión, dando prioridad a los derechos y con limitaciones propias de cada edad.

Todo ello al mismo tiempo que se desarrolla un entorno seguro en el que puedan educarse mientras están protegidos y acompañados para poder responder a los retos y necesidades de una sociedad digital como la que están creciendo.

En este sentido, los investigadores, con la doctora Victoria Goodyear a la cabeza, recalcan que no hay evidencia suficiente sobre los efectos de prohibir los teléfonos inteligentes y redes sociales para proteger a los niños y niñas de los peligros del entorno digital.

Cita este estudio otra investigación reciente desarrollada en Inglaterra en la que se demostró que el uso restringido de teléfonos inteligentes en los colegios no tiene implicación directa positiva en la salud mental y física ni en el rendimiento académico. Te hablamos en profundidad de dicho estudio aquí: "Móviles en los colegios, sigue la controversia: un estudio dice que prohibirlos en clase no mejora el rendimiento".

Y, además, el estudio publicado en The BMJ, en línea con el citado de Inglaterra, tampoco ha encontrado evidencia de que las restricciones escolares de los teléfonos inteligentes estén asociadas a menor uso de los mismos o a problemas derivados de las redes sociales. En cambio, en España, el gobierno de la Región de Murcia asegura que la prohibición de los móviles en sus colegios ha reducido un 73% los casos de ciberacoso.

Por lo tanto, el debate, que tiene múltiples aristas, continúa abierto al respecto del uso de pantallas, sus restricciones en el ámbito educativo y familiar y si tiene más importancia, como parece, que los hábitos digitales sean los adecuados desde la infancia y adolescencia que la prohibición de los dispositivos.

A la espera de más consenso científico al respecto, y dado que en España reciben los niños el primer móvil a los 12 años, puedes centrarte en mejorar los hábitos digitales de tus hijos e hijas. En esto jamás perderás el tiempo.

Referencias

  • Maxi Heitmayer. When the phone's away, people use their computer to play: distance to the smartphone reduces device usage but not overall distraction and task fragmentation during work. Frontiers in Computer Science, 2025. DOI: 10.3389/fcomp.2025.1422244.
  • Victoria A Goodyear. Carrie James. Amy Orben. Mikael Quennerstedt. Gilson Schwartz. Miranda Pallan. Approaches to children’s smartphone and social media use must go beyond bans. The BMJ, 2025. DOI: 10.1136/bmj-2024-082569.

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