Un estudio científico de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) determina lo que otros estudios y entidades médicas ya habían alertado: que comer delante de pantallas digitales encendidas puede llevar al consumo compulsivo de alimentos ultraprocesados en los adolescentes.
En España, ya se habían desarrollado estudios que concluyen que el uso de las pantallas es un motivo del "inaceptable" índice de obesidad infantil en España. Por ejemplo, te contamos aquí que un estudio científico descubrió nuevos riesgos derivados del uso de las pantallas por los niños. Y hay fuentes muy fiables como el estudio Pasos 22 de la Gasol Foundation que ya había alertado de que en nuestro país uno de cada tres niños tiene sobrepeso u obesidad, o la Asociación Española de Pediatría (AEP), que también había avisado de que comer delante de las pantallas, además del excesivo tiempo que pasan de media delante de ellas los menores de edad, contribuye a los citados problemas de salud derivados de la alimentación.
Y, aunque otras fuentes que han hecho extensiva la alerta de la relación entre pantallas y obesidad a las personas adultas, un estudio de reciente publicación elaborado por personal de investigación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) concluye lo que muchas personas ya intuían: que comer delante de las pantallas puede llevar al consumo compulsivo no solo de alimentos, sino lo que es todavía más preocupante, alimentos ultraprocesados.
El estudio, titulado "Screen Time Use and Ultra-Processed Food Consumption in Adolescents: A Focus Group Qualitative Study", está liderado por Mònica Rodríguez-Barniol, investigadora del FoodLab de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC y médica de familia en el Instituto Catalán de la Salud. Su mano derecha en el estudio, Anna Bach, investigadora del FoodLab, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud y directora del máster universitario de Nutrición y Salud, "las pantallas pueden estar privando de los efectos beneficiosos de la comida en compañía, o de la convivencia familiar, asociada a la dieta mediterránea, además de facilitar que no lleguen las señales de saciedad".

Antes de llegar a esta conclusión, las investigadoras se preguntaron cuáles son las motivaciones y percepciones de los adolescentes sobre el consumo de productos ultraprocesados cuando están delante de la televisión, el ordenador, la tablet o el móvil. Para lograr dar respuesta a su pregunta, recogieron las opiniones de 30 adolescentes de entre 12 y 16 años, todos ellos alumnos de un instituto de Vilanova i la Geltrú, que participaron en cuatro discusiones de grupo (focus groups).
Entre las conclusiones a las que ha llegado el equipo de investigación responsable del estudio es que hay varios factores que determinan e influyen la forma de consumir comida ultraprocesada por parte de los jóvenes y adolescentes. En concreto, destacan dos factores: ”la soledad y los encuentros con los amigos”, como los contextos que llevan a este perfil de la población a aumentar el consumo de ultraprocesados.
También influyen, señalan los investigadores, “su alta disponibilidad, su sabor agradable, y los precios bajos que suelen tener estos productos”. Sobre el precio de los ultraprocesados, Georgina Pujol-Busquets, colaboradora docente de los Estudios de Ciencias de la Salud y coautora del estudio, destaca que se ha comprobado que consumen ultraprocesados las personas que forman parte del nivel socioeconómico más bajo de la población. “Sería interesante explorar cómo las tecnologías digitales pueden usarse para fomentar comportamientos saludables entre los adolescentes, por ejemplo, a través de aplicaciones de salud y programas educativos en línea", reflexiona la investigadora.
Además, la investigación de la UOC apunta como factores condicionantes “la actitud de los padres respecto a este tipo de alimentos” y la exposición publicitaria de estos productos, especialmente si las campañas las protagonizan influencers. Por este último motivo, Rodríguez y Bach creen que se deben acometer medidas para regular la publicidad de este tipo de productos. "Hay que ir más allá de medidas informativas y no dejarlo en la autorregulación de la industria, además de hacer promoción de los alimentos frescos que integran nuestra dieta mediterránea", afirma Bach.
En definitiva, el estudio de la UOC concluye que los adolescentes tienen mayor necesidad de consumir ultraprocesados y que, cuando empiezan, les cuesta mucho parar. "Observamos que algunos adolescentes podían tener sensación de culpa por haber consumido más productos de los que querían, y que incluso adoptaban actitudes falsamente compensadoras, como hacer más ejercicio", asegura Mònica Rodríguez-Barniol, responsable de la investigación.

Exceso de ultraprocesados en desayunos y meriendas
Por otro lado, más allá de la relación entre el consumo de ultraprocesados y el uso de pantallas, Mònica Rodríguez-Barniol hace hincapié en que el consumo de ultraprocesados, en general, en los adolescentes es preocupante. "El consumo de ultraprocesados por parte de los adolescentes es muy elevado, y desde la perspectiva de salud pública es preocupante porque estos productos tienen efectos nocivos para la salud", explica Rodríguez. Por eso, hay expertos como los nutricionistas que comparten consejos para prevenir la obesidad infantil.
Dice la investigación que los adolescentes no solo comen ultraprocesados cuando tienen pantallas encendidas delante. De hecho, los momentos en los que más ultraprocesados consumen los adolescentes es durante el desayuno y la merienda. En estas comidas son protagonistas los aperitivos salados, los cereales azucarados, las galletas y los caramelos. Tanto si los tienen en casa como si los encuentran en tiendas cercanas al instituto. "La cantidad viene determinada por la disponibilidad y accesibilidad que hay de estos productos. La industria ha conseguido hacerlos muy deseables por su palatabilidad y bajo precio", explica Rodríguez.

La UOC recuerda a modo de conclusión que “el consumo de ultraprocesados se asocia a un incremento del sobrepeso y la obesidad, que son factores de riesgo importantes para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y cánceres, entre otros, además de tener efectos negativos en la salud mental de los jóvenes”.
Por ello, insisten las investigadores españolas que es esencial invertir y dedicar tiempo a la educación nutricional, algo que ven con buenos ojos los adolescentes que participaron en el estudio de la UOC. "Los participantes del estudio se mostraron receptivos e interesados en este tema; les preocupaba sentirse fuertes y tener un buen rendimiento tanto deportivo como académico. Los adolescentes requieren de más atención, puesto que suelen estar un poco olvidados por el sistema sanitario", afirma Mònica Rodríguez-Barniol.
Para Rodríguez, es fundamental dedicar tiempo a los hijos e hijas alrededor de la comida. "Pasad tanto tiempo como os sea posible con vuestros hijos. Sentaos a la mesa a comer con ellos al menos una vez al día. Compartid experiencias y preocupaciones. Cocinad juntos y minimizad la compra de productos ultraprocesados. Además, restringid el tiempo de uso de pantallas y controlad las aplicaciones que utilizan", concluye.