El cerebro es el encargado de mandar las órdenes necesarias al resto del cuerpo de manera que gracias a él podemos comer, escribir o correr. Por ello, es sumamente importante que las diferentes áreas que lo conforman estén coordinadas entre sí. Sin embargo, en ocasiones alguna de estas áreas se pueden ver afectadas por diferentes causas, influyendo en el desarrollo sensorial, físico o cognitivo de la persona en cuestión.
La dislexia es un trastorno del aprendizaje causado por diferencias individuales de las áreas cerebrales que se ven involucradas en el lenguaje. Las personas que tienen dislexia pueden presentar dificultades en la lectura y expresión oral que afecten negativamente en su vida tanto cotidiana como académica. Con una correcta intervención es posible disminuir todos estos efectos negativos y conseguir que la ausencia de estos se mantenga durante años.
Cómo identificar la dislexia
Es muy común detectar estas dificultades una vez que el niño se encuentra en edad escolar, sin embargo, existen una serie de aspectos que nos pueden poner en alerta desde edades más tempranas:
- Aparición tardía del lenguaje.
- Aprendizaje lento de nuevas palabras.
- Poco interés en actividades que requieran la lectura.
- Pronunciación equivocada de diferentes palabras.

Una vez que nuestros peques están en cursos más altos y por lo tanto, son más mayores, podemos encontrar dificultades entre las que encontramos las siguientes:
- Nivel de lectura bajo con respecto al esperado para su edad.
- Numerosas faltas ortográficas.
- Excesiva dedicación temporal en actividades que implican leer o escribir.
- Dificultad para resumir un texto y todo lo que ello implica: leer, identificar las ideas principales, priorizar y volver a escribir.
Ante cualquier posible sospecha, la psicopedagoga Laura Zarca recomienda consultar con el centro escolar al que acude el niño o con un profesional de la psicopedagogía, de manera que se pueda derivar al especialista adecuado.
Cuadernos de actividades para trabajar con tu peque con dislexia
A continuación te ofrecemos diferentes alternativas con las que trabajar con tu peque para disminuir, en medida de lo posibles, los efectos negativos de la dislexia.
En primer lugar, os dejamos una opción en formato libreta con la que podrás trabajar la relación entre los sonidos y las letras que conforman las palabras, de manera que los niños aprendan a diferenciar tanto las diferentes letras, como sus sonidos y sus diferentes usos en la lecto-escritura.

Además de los aspectos mencionados anteriormente, en el proceso de consecución de la lecto-escritura tiene gran importancia la conciencia fonológica. Dicha habilidad metalingüística permite entender que las diferentes palabras están conformadas por sílabas y fonemas, de manera que si cambiamos una sílaba puede cambiar el significado de la palabra.
Por ello, os dejamos este cuadernillo que cuenta con 100 actividades enfocadas en la conciencia fonológica. Se trata de tareas sencillas dirigidas a niños y adolescentes de entre los 6 y los 18 años. Con él trabajarás las rimas, segmentación de sonidos, reconocimiento de los diferentes fonemas, deletreo…

Por último y, teniendo en cuenta que no únicamente debemos centrarnos en lo meramente académico, os traemos una propuesta de lectura dirigida a las familias. Este libro ofrece diferentes herramientas prácticas para acompañar emocionalmente a tu hijo tras la llegada de la noticia. Cuenta la historia de Lucas, y cómo con su capacidad de superación va surfeando las olas (dificultades) que se le ponen por delante debido a la dislexia. Sin duda una opción más que cumple las tres B: bueno, bonito y barato.

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