Cuatro lecciones para los padres de niños con altas capacidades que les facilitarán la vida

Las altas capacidades, a menudo, se descubren sobre la marcha, cuando aparecen en el entorno cercano, sin que estemos preparados los adultos para afrontarlas como nuestros hijos e hijas necesitan. Estas lecciones te pueden resultar de gran ayuda.
padre e hija

Las altas capacidades, a menudo, se descubren sobre la marcha, cuando aparecen en el entorno cercano, sin que estemos preparados los adultos para afrontarlas como nuestros hijos e hijas necesitan. Por eso, cualquier consejo que venga de la experiencia en primera persona de alguien que ya convive con las altas capacidades, o cualquier lección que los expertos compartan, pueden ser de gran ayuda para saltarnos pasos y poder ponernos al día cuanto antes en la materia que nos ocupa.

En base a lo que dicen especialistas en altas capacidades en distintos foros, asociaciones centradas en esta cuestión y adultos que tienen en casa una peque con altas capacidades, como es el caso de quien esto escribe, he seleccionado cuatro lecciones que pueden ayudar mucho a los adultos a gestionar las altas capacidades de sus hijos e hijas. Que no solo se estarán ayudando a sí mismos en este proceso que siempre genera dudas e incertidumbre, sino que estarán acompañando de una forma mucho más efectiva a sus peques, que es de lo que se trata a fin de cuentas.

Estas son las cuatro lecciones que me gustaría haber tenido aprendidas antes de recibir la noticia de las altas capacidades de mi hija. Ojo, parece fácil, pero luego no es tan fácil asimilarlas y mantenerlas todas en el tiempo. Es un trabajo constante y sostenido en el tiempo.

Regular las expectativas

He de reconocer que no fue así en nuestro caso porque no sabíamos qué esperar exactamente de las altas capacidades, pero no cabe duda de que puede aparecer el pensamiento de que tienes en casa un genio o una genia al que todo se le va a dar fenomenal. Y no es así. Lo explica muy bien la asociación Pitágoras, especializada en altas capacidades: “la superdotación tiene más desarrollo asincrónico que alto rendimiento”.

Es más importante la parte emocional que la académica porque “la asincronía implica un desarrollo desigual y la sensación de estar fuera de lugar tanto en las experiencias vitales como en relación a los demás”, añaden desde la citada asociación. Por eso, debemos regular nuestras expectativas como adultos con las altas capacidades de nuestros hijos.

Padre e hija - Getty Images/iStockphoto

Aprender

La mejor forma de acompañar a un niño o niña con altas capacidades es aprender. Las altas capacidades son una ventana para el aprendizaje de los adultos que acompañan al menor que las tiene. Libros, textos divulgativos, charlas, expertos que divulgan en Instagram y demás redes sociales, equipos de orientación del centro educativo si trabajan bien las necesidades especiales… incluso acudir a psicólogos infantiles especializados es interesante y positivo.

En definitiva, hay muchas vías para informarse y aprender, porque esta es la mejor forma de acompañar a tu hijo. Evidentemente, sus circunstancias harán que su caso sea único, pero hay muchos detalles de las altas capacidades que se pueden generalizar y conocerlos te servirá mucho para tener referencias y disponer de herramientas para gestionar cada caso.

Prioridad a la cuestión emocional

Entronca con la primera lección, pero no por ello hay que incluir una dentro de otra o dejarse alguna fuera de la lista de cuestiones imprescindibles que los adultos debemos saber sobre las altas capacidades. Puede que tengáis suerte, como nosotros, y vuestro peque disponga de habilidades sociales para ser feliz en los distintos entornos en los que convive, pero “la superdotación puede acarrear mucha soledad”, afirma la asociación Pitágoras.

Y el rechazo, o el sentirse diferente a los demás y no encajar, por el motivo que sea, también por cuestiones derivadas de las altas capacidades, “es doloroso, quedarse excluido en los juegos, comer solo, no ser invitado a las fiestas”. Se puede, como padres, poner un granito de arena para evitar esta situación si somos conscientes de que debemos ayudar a los niños con altas capacidades a garantizar la estabilidad emocional, a cubrir esas necesidades. Estaremos haciendo mucho por ellos y ellas si actuamos así.

No te olvides, y lo dice el equipo de Pitágoras, que “un niño que se siente diferente quiere ser parte y quiere tener amigos más que cualquier otra cosa”.

Niño con un libro

Equilibrio

Equilibrio en el contexto familiar, en cómo las altas capacidades de un peque afectan a la vida y a la rutina del grupo en casa. Lo explica Roberto Sanz, experto en gestión del talento: “La primera lección práctica tiene que ver con el lugar que ocupa la alta capacidad en la vida familiar, y apela a una posición de equilibrio de la misma tanto en la dinámica familiar como en la vida individual de los hijos con alta capacidad”, dice.

La alta capacidad debe tener un lugar de peso en la dinámica familiar porque ha de estar presente en cómo nos comunicamos con nuestros hijos e hijas, por supuesto. Pero eso no quita para que todo quede en un segundo plano por esta cuestión. Sanz aconseja evitar “que esta centre o focalice de manera exclusiva y unilateral toda la dinámica familiar y la propia vida de los niños con alta capacidad, de tal forma que no se dejen en segundo plano o se consideren como realidades secundarias aspectos tan importantes para los niños como el desarrollo social, emocional o las relaciones con los iguales”, apunta.

Roberto Sanz recalca que cultivar el talento es muy positivo, pero es fundamental hacerlo con un equilibrio. “Las familias no deben olvidar que los niños con altas capacidades, al igual que el resto de niños, necesitan compartir tiempo y experiencias con otros iguales, participando en actividades lúdicas y no competitivas”, señala. Y del mismo modo, añade, “ambos cónyuges deben tener tiempo para ellos mismos a fin de sentirse plenos y felices, y no han de estar exclusivamente focalizados en su hijo o hija con alta capacidad”. 

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  • Eugenio Manuel Fernández Aguilar