Dice el psicólogo Álvaro Bilbao que las palabras de papás y mamás “tienen un gran impacto en tus hijos”. Tanto que se convierten sus voces, nuestras voces, en “su voz interior”. Por eso, es tan importante cuidar nuestros mensajes y nuestra forma de hablarles. Por eso, hay palabras que deberías prohibir en casa según Álvaro Bilbao, a las que suma también algunas frases concretas que no les van a ayudar por mucho que las repitamos.
El ejemplo más llamativo y quizá también el que más se repite es el de la frase “Tú no eres tonto” cuando un peque lo dice de sí mismo. “Cuando un niño dice 'Soy tonto' o 'Soy tonta' a todos los padres se nos despierta el instinto de protección”, admite Álvaro Bilbao, que entiende que digamos algunas frases que, en cambio, no ayudan a nuestro peque.
No le ayuda, apunta el neuropsicólogo, que le digamos “No digas eso”. ¿Por qué? Porque “expresar cómo nos sentimos es una necesidad básica para poder procesar nuestras emociones”, argumenta el experto en el cerebro de los niños. Bilbao explica en este sentido que “Dejar de expresar sus sentimientos puede aumentar el riesgo de que sentimientos como la tristeza, el enfado o la vergüenza se queden en su interior".

En la misma línea opina Álvaro Bilbao sobre otra frase que repiten a menudo los padres y madres cuando su hijo o hija les dice que es tonto o tonta: “No quiero volver a escucharte decir algo así”.
No es aconsejable elegir esta respuesta ante un comentario así porque, dice el neuropsicólogo, “Los niños necesitan saber que pueden contarnos lo que sienten”. Los padres, añade Álvaro Bilbao, “Somos su figura de referencia y necesitan tener la seguridad de que vamos a comprenderles y ayudarles cuando nos necesiten”.
Y, en tercer lugar, tampoco ayuda la frase que más se repite como respuesta en una situación así de padres a hijos: “Tú no eres tonto”. Nos sale sola como respuesta casi automática, pero es un error. “Cuando un niño dice que es tonto está expresando su falta de confianza. Hacerle saber que no tiene razón no va a ayudarle a sentir más confianza, sino que le puede hacer sentir más incapaz”, expone Álvaro Bilbao, que también tienen sus trucos para conseguir que tus hijos te escuchen.
A cambio, el neuropsicólogo propone una respuesta tipo similar a la siguiente: “Entiendo que estás muy decepcionado, yo también me siento frustrada cuando no me salen las cosas. ¡Es normal sentirse así! ¿Te parece que veamos juntos cómo podemos solucionarlo?”.

No es este del “soy tonto” el único ejemplo en el que debemos cuidar la respuesta que damos a nuestros peques, según Álvaro Bilbao, que recuerda que somos una especie de voz interior para nuestros hijos e hijas. De ahí que insista tanto en que, igual que hay hábitos que Álvaro Bilbao no quiere que hagan sus hijos, también los hay que tenemos que evitar los adultos.
Por ejemplo, el neuropsicólogo critica que les digamos algo parecido a esto: “Te pones a llorar en cualquier sitio, eres un llorón”. Si lo haces, tu hijo o hija “crecerá pensando que es demasiado sensible y que no tiene suficiente fuerza interior”, asegura Álvaro Bilbao.
En cambio, si le dices algo parecido a esto — “¿Has visto? Has llorado un rato y luego ya se te ha pasado, ¿quieres ir a jugar?”—, tu peque tiene muchas opciones, según Álvaro Bilbao, de crecer “sabiendo que es normal dejar sacar su dolor para poder llenarse de calma y amor”.
Hay más. Otro ejemplo que Álvaro Bilbao desaconseja decir a los niños y niñas: “No puedo contigo, no haces ningún caso, ¡eres insoportable!”. Si lo haces, añade el experto en el cerebro de los niños, “crecerá pensando que es una persona molesta y que no merece que los demás le acepten como es”.
Y también tendrá consecuencias negativas que le digas a tu hijo o hija esto otro: “Si no hablas con esos niños nunca vas a poder hacer amigos”. En este caso, dice Álvaro Bilbao, “crecerá pensando que es menos capaz que otras personas y que no tiene recursos para relacionarse socialmente”.
Todo lo contrario a lo que ocurrirá si refuerzas su comportamiento en situaciones cotidianas. “He visto que has esperado un tiempo y luego le has pedido a ese niño que te devuelva tu juguete”, pone Álvaro Bilbao como ejemplo. Así, concluye el neuropsicólogo, tu peque “crecerá pensando que es una persona paciente y que puede confiar en sus habilidades para solucionar conflictos con otras personas”.