El signo físico más obvio del embarazo es la tripa creciente, pero seguramente casi desde el primer momento habrás empezado a notar otros cambios en tu aspecto. Las culpables son las hormonas, que protagonizan un auténtico vaivén durante estos nueve meses y causan muchos de los gajes propios de tu estado. Los estrógenos, por ejemplo, aumentan la retención de líquidos, favoreciendo la hinchazón; la progesterona altera el retorno venoso, incrementando el riesgo de varices; la relaxina detiene la producción decolágeno, lo que propicia las estrías…

Primer trimestre
Como consecuencia del aumento de la progesterona, lo normal es tener una sensación de fatiga y sueño constante. Por eso, es frecuente que en este momento luzcas más ojeras de lo habitual y tu rostro refleje cansancio. Tu mejor aliado es el corrector (las versiones en lápiz son las más manejables, sobre todo si no tienes mucha práctica): aplícalo sobre la ojera y luego,
con la yema del dedo anular, difumínalo hasta que penetre totalmente. Después utiliza tu base de maquillaje habitual. Un truco: si rizas bien tus pestañas, el protagonismo se centra en la parte superior de la mirada y las ojeras pasan a un segundo plano. Este truco también ayuda a que tengas mejor cara (algo muy de agradecer, sobre todo si tienes náuseas).
Segundo trimestre
Aunque son los meses en los que las hormonas están más tranquilas, muchas mujeres empiezan a padecer problemas de hinchazón y retención de líquidos. Los tobillos suelen ser los primeros que acusan este problema. Lo mejor es evitar los tacones o los zapatos muy planos y las botas ajustadas. Los zapatos de color nude (del mismo tono que la piel) disimulan los tobillos hinchados. Una excelente estrategia de despiste para desviar la atención de los tobillos es llevar siempre la pedicura impecable, resaltando las uñas con un tono poco discreto (el rosa fucsia, por ejemplo). Para camuflar la hinchazón en piernas y tobillos, también puedes recurrir a las faldas largas con cinturilla, a los vestidos sueltos y largos y a los leggings (recuerda que los tonos oscuros siempre estilizan la figura). También puedes notar cambios importantes en tu piel. “Durante el embarazo la piel está mucho más sensible y pueden aparecer reacciones alérgicas y otras alteraciones como el acné. Por ello, es muy importante mantener la piel siempre limpia y si hay que utilizar productos de tratamiento, consultar siempre al dermatólogo y al ginecólogo para determinar cuáles son los más seguros”, señala Cristina Tiemblo Ferreté, vicetesorera del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.
Tercer trimestre
Nariz, párpados, labios… Son las zonas del rostro que más evidencian que te encuentras en la recta final del embarazo. Para disminuir la hinchazón de la cara, duerme con la cabeza ligeramente elevada. Un remedio casero que funciona muy bien, sobre todo en la zona de los ojos, es preparar una infusión de té y manzanilla, dejarla en la nevera hasta que se enfríe y aplicar discos de algodón empapados en la infusión sobre las zonas hinchadas. Otro remedio exprés: coge un cubito de hielo y pásalo por las zonas hinchadas: el frío produce la contracción y proporciona un efecto lifting.
Estrías más visibles a partir del tercer trimestre
La verdad: no es fácil librarse de formar parte de ese 50-90 % de las mujeres que desarrollan estrías en el embarazo, un problema derivado del estiramiento al que se ve sometida la piel y que hace que las fibras de elastina (la sustancia responsable de la elasticidad) y colágeno (que asegura la firmeza), que se encuentran en la parte más profunda de la piel, literalmente, se rompan. Esta rotura interior se refleja en la epidermis en forma de unas líneas muy finas que, al principio, son de un color rojizo y que, poco a poco, van haciéndose más gruesas y blanqueándose.
Aunque pueden empezar a formarse desde el principio del embarazo, suele ser en el tercer trimestre cuando las estrías son más visibles. Las zonas de alto riesgo son las caderas, los muslos, la cara interna de las piernas, los glúteos, los pechos y, sobre todo, la tripa. Por otro lado, algunas mujeres notan picores en la piel de la tripa y de los pechos a medida que el volumen aumenta. La causa es la misma que provoca las estrías: los efectos que produce el estiramiento de la piel. Estos picores pueden verse favorecidos por la falta de hidratación y también por el uso de prendas sintéticas, que pueden irritar la piel y aumentar la sequedad.
Cómo plantarles cara
La mejor estrategia es la prevención, para lo cual con dos armas infalibles: las cremas específicas y los masajes con los que estas se aplican. “El objetivo de los productos antiestrías es mantener la piel hidratada, elástica y bien tonificada, pero son eficaces siempre que se usen con regularidad, incluso antes de quedarse embarazada y de que aparezcan las primeras estrías. Hay que aplicarlas todos los días en aquellas zonas que son propensas a desarrollarlas e intensificar su uso al final del embarazo, que es cuando la piel se estira a un ritmo mayor”, comenta Cristina Tiemblo. La experta recomienda aplicarlas después del baño o ducha, ya que en este momento los poros de la piel se encuentran dilatados y absorben mejor todos los principios activos.
Los masajes cumplen dos funciones: facilitar que penetren los principios activos y, también, activar la circulación, con lo que mejora el aspecto de la piel. Deben ser circulares y la dirección depende de la zona en la que te apliques la crema: en el abdomen, primero en el centro y luego hacia los costados; en los muslos y caderas, de abajo arriba (de la rodilla hacia la cadera), en el sentido de la circulación sanguínea; y en los pechos, rodeándolos con la palma de la mano, desde fuera hacia dentro, subiendo hasta los hombros y evitando la zona de la areola.