A través de las hormonas de la sangre, el bebé percibe la alegría de la madre y también su ansiedad. A estos cambios de humor responde el bebé con palpitaciones y movimientos bruscos. No hay que preocuparse por ello. El nerviosismo, el miedo o la tristeza que toda embarazada puede sentir en algún momento no perjudican al niño.
Recuerda: Si estás sometida de forma permanente a un gran estrés, habla con tu médico y busca fórmulas para combatirlo (por ejemplo, mediante técnicas de relajación). Una situación de estrés intensa y duradera puede perjudicaros a ti y a tu bebé.
Aspectos médicos
Una buena relación con el ginecólogo que lleva el embarazo es primordial. Es importante que la futura madre tenga confianza en él y le exprese abiertamente todas las dudas y preocupaciones que vayan surgiendo. De ese modo será más fácil que el médico pueda detectar enseguida cualquier problema y tratarlo adecuadamente.
Recuerda: Se dan menos complicaciones cuando el padre se implica intensamente en el embarazo. Un aliciente para acompañar a la mujer al ginecólogo es poder ver a su hijo en la pantalla del ecógrafo.
Debes saber...
¿Siempre cansada? Especialmente duro es el día a día para las mujeres que trabajan fuera de casa y para las madres que tienen otros hijos que cuidar. A pesar de no estar al cien por cien de energía, han que seguir con el ritmo habitual. Un consuelo: después del tercer mes de embarazo el cuerpo se ha acostumbrado a la nueva situación hormonal; pronto la sensación de cansancio habrá pasado. Mientras tanto, haz pausas para descansar a lo largo del día, ¡también en el trabajo!
Recuerda: No trates de combatir el cansancio aumentando el consumo de sustancias estimulantes. El café, las bebidas de cola y el té deben consumirse con moderación.