El cuento infantil "La bella durmiente" es una de esas historias clásicas que han perdurado a lo largo de los siglos. Se ha transmitido de generación en generación. Podría estar en la lista de los 10 cuentos cortos infantiles para educar y divertir. Su relato, lleno de magia y amor, ha capturado la imaginación de niños y adultos por igual. Entre las primeras versiones, se puede marcar el siglo XVII como el inicio de la historia. La trama gira en torno a una joven princesa que, debido a un maleficio, cae en un sueño profundo del que solo puede despertarla un beso de verdadero amor. Este cuento, además de ser una narración encantadora, ofrece una mirada a cómo las historias de princesas han evolucionado con el tiempo, adaptándose a los valores y sensibilidades de cada época. Cien años después, un príncipe la despierta con un beso, y el reino celebra su boda con alegría.
El cuento ofrece una oportunidad para que los niños puedan expresar y desarrollar su creatividad inventando nuevos finales, fomentando así el amor por la lectura y la escritura.
Historia y evolución del cuento "La bella durmiente"
Desde sus orígenes, este cuento ha ido cambiando por la evolución de los tiempos y los autores que han tomado la idea primigenia para convertirla en historias diferentes y originales. De hecho, aunque el principio comienza en el siglo XVII, hay muchas películas que puedes disfrutar, tanto en versión animada, como real, a través de plataformas como Disney +.
Desde 1634: las primeras versiones del cuento

De las primeras versiones que se conocen del cuento infantil de "La bella durmiente", la primerísima es del año 1634. En aquella época, los cuentos de hadas se transmitían principalmente de forma oral, y cada narrador podía agregar o modificar elementos de la historia. Esta forma de transmisión permitió que el cuento evolucionara con el tiempo, incorporando elementos culturales y sociales de cada época y lugar. La historia original, aunque rudimentaria en comparación con las versiones modernas, ya contenía los elementos esenciales: una princesa, un maleficio y un largo sueño. A medida que el cuento se fue difundiendo, diferentes autores comenzaron a plasmarlo por escrito, cada uno aportando su propia interpretación y estilo.
Adaptaciones de Charles Perrault y los hermanos Grimm
Entre las versiones más conocidas de "La bella durmiente" se encuentran las adaptaciones de Charles Perrault y los hermanos Grimm. Charles Perrault, un escritor francés del siglo XVII, fue uno de los primeros en dar forma escrita a la historia, añadiendo detalles que enriquecieron el relato y lo hicieron más accesible para el público de su tiempo. Su versión del cuento se centraba en temas de amor verdadero y justicia divina, características que resonaban con los valores de la época. Por otro lado, los hermanos Grimm, conocidos por su recopilación de cuentos populares, ofrecieron una versión más oscura y moralista, típica de sus obras. Ambos relatos han influido enormemente en la percepción moderna de "La bella durmiente", y han servido de base para adaptaciones posteriores, incluyendo la famosa película de Walt Disney.
La trama de "La bella durmiente": un cuento de amor y magia
Entre las principales razones por las que la narración del cuento infantil de "La bella durmiente" funcionó en la sociedad popular es por la gran historia de amor, mezclada con magia.
El nacimiento de la princesa y el maleficio de las hadas

La historia comienza en un reino lejano, donde un rey y una reina, tras años de desearlo, finalmente tienen una hija. Para celebrar el nacimiento de la princesa, organizan una gran fiesta e invitan a doce de las trece hadas del reino. Sin embargo, una de ellas, ofendida por no haber sido invitada, lanza un terrible maleficio sobre la recién nacida: al cumplir quince años, se pinchará con un huso y morirá. Afortunadamente, una de las hadas que aún no había dado su regalo logra suavizar el hechizo, transformando la muerte en un sueño profundo que durará cien años, hasta que sea despertada por un beso de amor verdadero.
El sueño eterno: un destino inevitable
Con el paso de los años, el rey toma todas las precauciones posibles para evitar que el maleficio se cumpla, ordenando la destrucción de todos los husos en el reino. A pesar de sus esfuerzos, el destino se cumple cuando la princesa, en su decimoquinto cumpleaños, encuentra una anciana hilando en una torre escondida del castillo. Al tocar el huso, cae en un sueño profundo, y con ella, todo el reino. El hada que suavizó el maleficio hace que todos los habitantes del reino también caigan en un sueño para que, al despertar, la princesa no se sienta sola.
El despertar del reino: el beso del verdadero amor
Cien años después, un joven príncipe, atraído por las leyendas del reino dormido, se aventura a través del espinoso bosque que rodea el castillo. Con valentía y determinación, logra atravesar los obstáculos y llega a la torre donde yace la princesa. Al verla, queda cautivado por su belleza y, sin poder resistirse, la besa. Este gesto de amor verdadero rompe el hechizo, y la princesa despierta, junto con todo el reino. Los caballos, los perros, las personas y hasta el fuego en las chimeneas vuelven a la vida, como si el tiempo no hubiera pasado.
La boda real: un final feliz
El cuento infantil de "La bella durmiente" tiene un final dulce y feliz. Con el reino despierto y la princesa a salvo, el rey y la reina organizan una boda espléndida para celebrar el amor entre su hija y el príncipe. Las hadas, que han sido parte fundamental de esta historia, también son invitadas a la celebración. La boda se convierte en un evento grandioso, lleno de alegría y esperanza para el futuro. La princesa y el príncipe, ahora unidos por el destino y el amor verdadero, comienzan una nueva vida juntos, gobernando el reino con sabiduría y justicia. Así, el cuento de "La bella durmiente" concluye con un final feliz, recordándonos que el amor puede superar cualquier adversidad.
¡Cambia el final al cuento!
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Juego creativo para niños: inventando nuevos finales

Una manera divertida de interactuar con el cuento infantil de "La bella durmiente" es invitar a los niños a imaginar finales alternativos. Este ejercicio no solo estimula la creatividad, sino que también les permite explorar diferentes posibilidades y desarrollar habilidades narrativas. Por ejemplo, ¿qué pasaría si la princesa despertara por su propia voluntad o si el príncipe necesitara la ayuda de un amigo para llegar hasta ella? Al cambiar el final, los niños pueden aprender sobre la importancia de la colaboración, el valor y la superación de obstáculos. Además, crear nuevos finales puede llevar a la invención de cuentos completamente originales, fomentando el amor por la lectura y la escritura desde una edad temprana.
El cuento infantil completo de "La bella durmiente" para leer a los niños

Hace muchos años, en un reino muy lejano vivían un rey y una reina eran muy felices, pero a veces suspiraban porque no tenían un hijo que les alegrara la vida. Aquel era uno de sus mayores deseos pero aún así, el añorado hijo no llegaba. Al cabo de algún tiempo, su sueño se hizo realidad y la reina tuvo una niña preciosa.
El rey y la reina no podían ocultar su inmensa dicha y decidieron organizar una fiesta. Invitaron a sus familiares, amigos y conocidos, así como a las hadas que siempre habían protegido al reino. Sin embargo, eran trece hadas y como solo tenía doce platos de oro para servirles en la cena, decidieron invitar solo a doce de ellas.
La fiesta se celebró con gran esplendor, todos bailaban, reían y comían. Casi al finalizar, los invitados se acercaron a los reyes para conocer personalmente a la princesa y ofrecerle un regalo. Cuando llegó el turno de las hadas, cada una fue obsequiándole a la niña sus mejores regalos: una le regaló la Virtud, otra la Belleza, la siguiente la Riqueza, y así cada una fue dándole un precioso don como obsequio.
Sin embargo, cuando el hada número once había terminado de darle su regalo, entró intempestivamente en el salón el hada que no había sido invitada. Quería vengarse porque la habían excluido, así que sin presentarse, ni mirar a nadie, gritó dirigiéndose a la niña:
– ¡La hija del rey, cuando cumpla sus quince años, se punzará con un huso de hilar y caerá muerta inmediatamente! – y sin decir más, dio media vuelta y abandonó el salón.
Todos quedaron atónitos y el rey y la reina comenzaron a llorar desconsoladamente. Sin embargo, nadie se había percatado de que aún quedaba un hada que no había anunciado su regalo. El hada se adelantó, llegó hasta la niña y dijo:
– No puedo retirar el maleficio. Pero puedo hacer algo para ayudar. Cuando la princesa cumpla los quince años, no morirá, sino que entrará en un profundo sueño durante cien años hasta que un príncipe la despierte con un beso de verdadero amor.
Al día siguiente, el rey intentó por todos los medios evitar que se cumpliera tal desdicha por lo que ordenó que toda máquina hilandera o huso que existiera en el reino fuera destruida. Y en los años que siguieron se tomaron todas las precauciones posibles. En tanto, los dones que les habían obsequiado las otras doce hadas se cumplían: la princesa cada vez era más hermosa, modesta, inteligente y sabia. De hecho, encantaba inmediatamente a todo aquel que la conocía.
El día en que cumplía sus quince años, el rey y la reina salieron temprano del palacio y la doncella se quedó sola. Aprovechó la oportunidad para recorrer el palacio, entró a las habitaciones, los salones, la cocina y, por último, llegó al pie de una vieja torre. Nunca antes la había visto así que subió las angostas escaleras de caracol que conducían hasta una pequeña puerta. En la puerta había una vieja llave colocada en la cerradura, la princesa la giró y abrió. En la habitación había una anciana sentada hilando en un huso.
– Buen día, señora. ¿Qué hace? – dijo la hija del rey.
– Estoy hilando – respondió la anciana.
– ¿Y qué es esa cosa que da vueltas y emite un sonido tan bonito? – volvió a preguntar la joven.
La princesa se acercó y quiso probar. Sin embargo, nada más tocar el huso, el maleficio se cumplió: se pinchó el dedo y cayó al suelo. A los gritos de la anciana, acudieron los sirvientes del palacio, pero el agua, los pellizcos en la mejilla y todos los intentos por reanimar a la joven fueron en vano. Al regresar los reyes se enteraron de la triste noticia y desconsolados mandaron a colocar a la princesa en la cama de la habitación más bella del palacio.
La noticia también llegó hasta las hadas, quienes acudieron inmediatamente al palacio. La misma hada que había cambiado el maleficio, tuvo una brillante idea: también haría que resto del reino durmiera, así cuando la princesa despertara, no se encontraría sola. Con su varita mágica, fue pasando por todo el reino para sumirlo en un profundo sueño.
Los sirvientes quedaron inmóviles en sus faenas, los caballos se durmieron en el establo, los perros en el césped, las palomas en los aleros del techo, las moscas en las paredes, incluso el fuego del hogar que flameaba quedó sin calor, la carne que se estaba asando se detuvo y el cocinero que en ese momento iba a reñirle a su joven ayudante, se quedó dormido. El viento se detuvo y en los árboles cercanos al castillo de la princesa, no se movía ni una hoja. Los reyes también se quedaron dormidos en sus asientos reales.
Además, el hada hizo crecer un extraño y frondoso bosque alrededor del palacio para que lo mantuviese oculto de los curiosos. Sin embargo, la historia de la bella durmiente se hizo popular en toda la región y con el paso del tiempo comenzaron a llegar algunos hijos de reyes para intentar atravesar el muro de espinos y llegar hasta el castillo. Ninguno pudo lograrlo porque los espinos estaban tan unidos que no podían cortarlos.
Al cabo de cien años, un príncipe que pasaba cerca escuchó la historia de boca de un anciano, quien contaba que detrás de los espinos se escondía una bellísima princesa que había estado dormida durante cien años, al igual que los reyes y su corte. El joven príncipe quiso saber si era cierto y se lanzó a la aventura.
El príncipe comenzó a cortar los espinos y las ramas caían con facilidad a su paso. Así, fue acercándose poco a poco hasta el palacio y comenzó a divisar a los caballos, los perros de caza, las palomas en los aleros. Todo era muy extraño, ¡parecía que dormían profundamente! Cuando entró al palacio, las moscas dormían sobre las paredes, el cocinero aún tenía extendida su mano para reñir al ayudante y la criada estaba sentada con la gallina negra que tenía que desplumar. Continuó avanzando y en el gran salón vio a toda la corte que yacía dormida y en el trono, al rey y la reina.
Siguió recorriendo el palacio y finalmente llegó hasta la torre donde descansaba la bella princesa. Se acercó a la habitación, abrió la puerta y vio a la joven que yacía sobre la cama. Era tan hermosa que se quedó prendado de ella. Entonces se acercó y, sin poder contenerse, la besó. Al instante, la princesa abrió sus ojos y despertó, lo miró dulcemente y se abrazaron. Al mismo tiempo, toda la corte comenzó a despertar: los caballos en el establo se levantaron y se sacudieron, los perros cazadores se levantaron, las palomas en los aleros del techo echaron a volar, el fuego del hogar alzó sus llamas y terminó de cocinar la carne, el cocinero terminó de reñir a su ayudante y la criada desplumó la gallina dejándola lista para el cocido.
Los príncipes se presentaron ante los reyes, que abrazaron felices a su hija y días después celebraron la boda del príncipe y la princesa, a la que fueron invitadas las hadas. Y así vivieron muy felices.