En las últimas semanas hemos visto cómo se convertían en mamás Mónica Cruz, Shakira, Sara Carbonero, Antonella Roccuzzo (novia de Messi)… todas ellas por cesárea. No sabemos las razones, pero en redes sociales aseguran que, en el mismo quirófano donde dio a luz Shakira, había un cirujano plástico para realizar un arreglo abdominal a la cantante.

Hay que tener cierta precaución y ser consciente de los peligros e inconvenientes de someterse a esta cirugía nada más dar a luz. Para empezar, cualquier operación estética necesita un post operatorio.
Por tanto, durante ese periodo una madre no podría coger a su hijo en brazos. No se podría favorecer la lactancia materna (y ni intentarlo directamente en caso de cirugía mamaria tras la cesárea). Además, para realizarse una operación estética es mejor dejar pasar unos meses después del parto, ya que el cuerpo de la mujer experimenta notables cambios. Se calcula que la figura se recupera en torno al año, aunque dependerá de nuestra genética y de los cuidados que hayamos llevado en el embarazo y tras el parto.
Además, someterse de entrada a una cirugía con los riesgos que conlleva tanto para la madre como para el bebé, no estaría justificado. Los cambios que experimenta nuestro cuerpo tras el parto son increíbles y en caso de desear una cirugía estética, mejor esperar para que los resultados sean lo mejor posibles.
La mayoría de las mujeres que recurren a una cirugía estética tras el parto buscan recuperar la forma natural del pecho. Lo más demandado: mastopexia para evitar el descolgamiento. Sin embargo, tenemos que ser consciente de que, tras el parto, se producen una serie de cambios en nuestro cuerpo que buscan la adaptación a su nuevo papel: por ejemplo, la aparición de grasa en los costados es una reserva natural para la lactancia. Es por ello que lo mejor sería esperar unos meses y ver al evolución.