Autor: Lidia García Fresneda.
Es un "magnífico alimento", aunque hipercalórico. Por eso hay que tomarlo con moderación.
Una onza de chocolate de vez en cuando puede ayudar a los niños en momentos de mucha actividad o de tristeza. Utilicémoslo como "medicina", pero siempre en pequeñas cantidades.
Es mejor evitarlo de noche debido a su efecto excitante y diurético, que puede favorecer la enuresis nocturna.
Tiene efectos negativos: muchas grasas difíciles de digerir en el estómago y de metabolizar en el hígado, y unos componentes que, en grandes dosis, pueden afectar al ánimo del niño, además de favorecer la obesidad. El chocolate con leche rebaja tanto las propiedades del cacao como los efectos negativos producidos por su abuso.
Bollería
- Debería ser un producto de consumo muy esporádico.
- Un bollo industrial puede tener 400 calorías, casi un tercio de las necesidades diarias de un niño de dos años.
- Lo peor de la bollería industrial no son las calorías, sino las grasas de bajísima calidad con las que suelen estar hechos estos bollos, y el colesterol que aportan.
- Si el pequeño quiere un bollo, optemos por la pastelería artesana: su calidad es mucho mayor que cualquier producto sacado de un envoltorio. Siguen siendo alimentos con mucho azúcar (no es algo para tomar todos los días), pero sus grasas son mejores para nuestro organismo, y su valor calórico, más bajo.
Golosinas
- Aunque son un alimento de nulo valor nutritivo, no podemos negar su valor emocional.
- Hemos de acostumbrarle a que tienen un carácter esporádico, y reservarlas para ocasiones especiales (no más de una vez a la semana).
- Las golosinas están compuestas de azúcares simples de fácil asimilación, aditivos y colorantes artificiales. En principio es mejor evitar los caramelos de colores artificiales y llamativos.
- Hay que evitar los caramelos duros por el peligro de atragantamiento, y cualquier otro que no puedan masticar bien.
- Los caramelos sin azúcar no se libran, ya que los sustitutivos del azúcar son casi peores que éste. En grandes cantidades el sorbitol y el xylitol, dos sustancias usadas como edulcorantes, pueden causar dolor de barriga.
Pizza
- Es un alimento para tomar esporádicamente.
- Las masas con las que se elabora suelen contener demasiados hidratos y grasas, el queso en general es también muy graso y el resto de los ingredientes no son los más recomendados para los niños. Suele ser un plato especialmente hipercalórico e indigesto para ellos.
- La pizza hecha en casa o elaborada artesanalmente en un lugar con horno de leña, es más recomendable. Si además podemos elegir los ingredientes: poco queso y no graso, con tomate natural en rodajas en lugar del clásico tomate de pizza, con trocitos de jamón y verdura... se convierte en una comida divertida para tomar de vez en cuando, en cuya elaboración incluso pueden participar los niños.
Refrescos
- Lo normal es que su sabor le parezca demasiado fuerte pero, si le gustan los refrescos y los pide, deberían reservarse exclusivamente para situaciones especiales y ofrecérselos bastante rebajados con agua.
- Los refrescos y bebidas de cola tomados en gran cantidad interfieren en la absorción del calcio, algo nada aconsejable para ninguna época de la vida, pero menos para ésta.
- Las bebidas de cola no son buenas a esta edad por su contenido en cafeína.
Helados
- Los helados artesanos son un buen alimento debido a que se hacen con ingredientes de calidad: leche, yogur y frutas, principalmente.
- Son nutritivos, de fácil digestión y no tienen demasiada grasa ni excesivas calorías.
- Los helados industriales no son de tan buena calidad, y los polos de hielo, aunque con pocas calorías, no aportan nutrientes y sí azúcar y colorantes.
- Hay que intentar que se los coman a lametones, lentamente, en lugar de con cucharilla, que puede favorecer la aparición de faringitis.
Hamburguesas
- Cuando las compramos cocinadas, las carnes son de baja calidad y tienen demasiadas grasas.
- El pan que las acompaña también está cargado de grasa y colesterol, y las salsas mahonesa o ketchup no aportan nada.
- Podemos convertir la hamburguesa en un magnífico alimento si compramos buena carne y la picamos. Podemos compañarla de una ensalada de tomate.
- La hamburguesa casera no debería ser mucho más grande que una albóndiga. A veces, los acompañamientos como las patatas y los refrescos son peores que la hamburguesa.
Patatas fritas
- Son un alimento hipercalórico, aunque nutritivo. No hay que prohibirlas, pero sí controlar su consumo.
- Las patatas, en sí, no tienen muchas calorías, así que hay que freírlas en un aceite nuevo o poco reutilizado, para que su calidad sea mayor.
- Mejor cocidas. Las hervimos en agua y después las salteamos con un poco aceite. Les sabrán igual que las fritas pero tendrán muchísimas menos calorías.
- Las patatas fritas de bolsa tienen un alto valor calórico: 500 calorías cada 100 gramos, aproximadamente. Le podemos ofrecer una, dos, tres y animarle a comerlas despacio.
Zumos industriales
- Pueden tomarse de vez en cuando.
- Los zumos industriales están hechos de concentrados que se asocian al aumento de peso, algo de lo que han alertado la Organización Mundial de la Salud, la Asociación Española de Pediatría y la Asociación Americana de Pediatría.
- Su principal problema: demasiado azúcar. Incluso los zumos de fruta natural hechos en casa tienen bastantes azúcares simples. Un zumo de manzana puede llevar al menos tres piezas de fruta, una cantidad de azúcar mucho mayor que si hubiéramos optado por la fruta en sí (media manzana, quizá).
- El licuado no sustituye la ingesta de fruta. En su elaboración eliminan la fibra y otros componentes importantes.
- El zumo natural es una buena fuente de vitaminas, siempre que se tome en una cantidad moderada (la equivalente a una pieza de fruta), diluida en un poco de agua.
Palomitas de maíz y frutos secos
Un niño de dos años no debería comer ninguno de estos alimentos porque corre el riesgo de atragantarse. Sí pueden tomarlos más adelante, hacia los tres o cuatro años, siempre bajo supervisión y en poca cantidad.
Asesor: Antonio Jurado, jefe de servicio de Pediatría del Hospital Materno Infantil de Málaga.