Alimentación y rendimiento van de la mano de forma global. Es decir, lo que comemos impacta en nuestro rendimiento físico porque hay alimentos que ayudarán a tu hijo a tener energía todo el día; pero también lo hace en el rendimiento académico. Y lo hace a lo largo de toda la vida: desde la infancia a la vejez pasando por la adolescencia. Sí, es importante lo que comen los adolescentes y los niños . “Una nutrición adecuada es necesaria para optimizar la función cerebral y prevenir el deterioro cognitivo”, aseguran los investigadores del estudio científico ‘Estrategias nutricionales que mejoran la función cognitiva’. La ciencia tiene claro que hay alimentos que son un gran aliado para optimizar el rendimiento intelectual.
Dicen los investigadores del citado estudio —participan profesionales de dos hospitales españoles y de la facultad de farmacia de la Universidad Complutense de Madrid— que “la capacidad cognitiva puede verse influida por los componentes de la dieta”, y que, en líneas generales. “los alimentos de bajo índice glucémico parecen mejorar la atención, la memoria y la capacidad funcional, mientras que los ricos en azúcares simples se asocian con dificultad de concentración y atención”. Es decir, el consumo de azúcar en los niños afecta a su desarrollo.
Además, en la misma línea, exponen que también influye en el rendimiento cognitivo y, por ende, académico, “la calidad y el tipo de grasa alimentaria”. Estas, añaden, “también pueden afectar a la función intelectual y mental”. Es esencial, por lo tanto, limitar el consumo de grasa saturada, “mientras que el consumo de ácidos grasos poliinsaturados (docosahexaenoico) tiene efectos beneficiosos en su prevención”, apuntan los investigadores.

En estas líneas generales recomendadas para mejorar el rendimiento del cerebro a través de la alimentación, hay alimentos que encajan mejor que otros. Y, en este caso, las creencias más o menos extendidas al respecto tienen bastante de cierto porque hay un alimento que los expertos señalan como el gran aliado para optimizar el rendimiento intelectual: el huevo.
Una de las profesionales que así lo afirma es Judith Torrell, diplomada en Nutrición Humana y Dietética, en el artículo 'Alimentos nootrópicos que mejoran el rendimiento intelectual'. “Además de su contenido en proteínas, vitaminas del grupo B y grasas de calidad, contiene un nutriente muy interesante para la función cerebral: la colina”, dice sobre este alimento.

Sin embargo, el huevo no es el único aliado para la mejora del rendimiento académico. De hecho, los investigadores de la universidad de Harvard no lo señalan entre los cinco mejores alimentos en este sentido, si bien se centran sobre todo en la mejora del rendimiento a largo plazo. El equipo de la Escuela de Medicina de Harvard apunta en primer lugar a las verduras de hoja verde, y en segundo lugar, al pescado con grasas saludables; es decir, ricos en omega-3.
Las verduras de hojas verdes como la col rizada, las espinacas, las coles y el brócoli, dicen los expertos de la universidad de Harvard, “son ricas en nutrientes saludables para el cerebro, como la vitamina K, la luteína, el folato y el betacaroteno”. Y sobre los segundos, explican en el artículo titulado Alimentos relacionados con una mejor capacidad intelectual, destacan los investigadores de Harvard que “son fuentes abundantes de ácidos grasos omega-3, grasas insaturadas saludables que se han relacionado con niveles más bajos de beta-amiloide en la sangre, la proteína que forma grumos dañinos en el cerebro de las personas con enfermedad de Alzheimer”.
Es importante, añaden desde Harvard, priorizar pescados que tengan bajas cantidades de mercurio, “como salmón, bacalao, atún claro enlatado y abadejo”. En esta pieza sobre mercurio en el pescado te contamos cuáles son las recomendaciones sobre su consumo.
Además de los huevos, las verduras de hoja verde y el pescado rico en omega-3, los expertos de la universidad de Harvard también apuntan como alimentos implicados en un mejor rendimiento intelectual los frutos rojos, y las nueces, además del café y el té, si bien no se puede decir que estos últimos sean alimentos, a diferencia del resto de los indicados en este artículo, y además son alimentos prohibidos en la infancia, por lo que devemos dejarlos fuera de esta ecuación.