¿Qué consecuencias tienen realmente los hábitos de alimentación en la infancia? ¿Que un niño coma demasiado o que sea muy selectivo puede condicionar su salud más allá de la mesa? Estas son preguntas que se hacen muchas familias y que la ciencia empieza a responder con investigación en profundidad.
La última investigación al respecto es un estudio publicado recientemente en BMC Pediatrics (2025) que ha seguido durante más de una década a más de 2.000 niños para analizar cómo dos comportamientos comunes —el comer en exceso (overeating) y la alimentación selectiva (picky eating)— evolucionan con el tiempo y qué consecuencias tienen en la adolescencia.
Los resultados ofrecen una visión sorprendente porque las consecuencias de estos dos hábitos alimentarios son muy distintas. Mientras la alimentación selectiva, que tanta preocupación genera en los padres, no parece asociarse con problemas de salud mental en la adolescencia, el comer en exceso sí mostró vínculos con síntomas de ansiedad, hiperactividad e impulsividad, especialmente en las niñas.
El hallazgo invita a cambiar la perspectiva porque no se trata solo de qué comen los niños, sino de cómo se relacionan con la comida y cómo estas conductas pueden ser señales tempranas de dificultades emocionales que merecen atención en la crianza.

Consecuencias distintas de comer en exceso y hacerlo de forma selectiva
Investigadores de la Universidad de Montreal, la Universidad McGill y el Hospital Sainte-Justine son los responsables de este nuevo estudio que ha analizado a 2.014 niños del Estudio Longitudinal de Desarrollo Infantil de Quebec.
Las madres informaron sobre sus hábitos alimentarios a los 2,5 años, 3,5 años, entre los 4 y 5 años, y a los 6 años. A los 15 años, se evaluaron síntomas de ansiedad, depresión, hiperactividad y conducta oposicional en los adolescentes. En definitiva, de los trastornos habituales en la salud mental infantil.
Se identificaron tres trayectorias en cada conducta con cada uno de los dos hábitos analizados:
- Comer en exceso (overeating): inicio temprano (14,1%), inicio tardío (24,3%) y nunca (61,6%).
- Alimentación selectiva (picky eating): alta (7,1%), media (37,4%) y baja (55,5%).
Mientras que los patrones de alimentación selectiva resultaron estables y sin relación con la salud mental en la adolescencia, las trayectorias de comer en exceso sí se vincularon a mayor impulsividad, hiperactividad y ansiedad, pero solo en las chicas.
Esto significa que no tienen las mismas consecuencias el comer en exceso en la infancia que hacerlo de forma selectiva, y que también influye de forma decisiva el sexo del menor.

Aplicaciones útiles para la crianza
El estudio concluye que el “overeating” en la infancia no debe interpretarse únicamente como un riesgo de obesidad, sino también como una señal de posibles dificultades emocionales y de autorregulación. Según los investigadores, puede relacionarse con problemas de control de impulsos y con la forma en la que los niños gestionan sus emociones.
En la práctica, esto significa que las familias deberían observar no solo cuánto comen los hijos, sino también en qué contexto lo hacen: ¿comen rápido o sin hambre? ¿Comen como una forma de calmarse? Estas preguntas pueden ser claves para prevenir futuras dificultades.
Por el contrario, el “picky eating” —esa selectividad alimentaria que desespera a tantos padres— no mostró relación con ansiedad ni depresión en la adolescencia. Aunque puede ser incómodo en el día a día y requerir paciencia, no parece un factor de riesgo en salud mental.
Los autores subrayan que los niños, y en particular las niñas, que muestran patrones de comer en exceso podrían beneficiarse de intervenciones más amplias que incluyan el fomento del bienestar psicológico, la gestión de emociones y la prevención de síntomas de TDAH.
En definitiva, el estudio refuerza la idea de que comer no solo nutre el cuerpo, sino que también refleja cómo los niños se sienten y aprenden a autorregularse.

Referencias
- Rachel Dufour, Édith Breton, Sylvana M. Côté, Lise Dubois, Frank Vitaro, Michel Boivin, Richard E. Tremblay, Linda Booij. Trajectories of childhood eating behaviors and their association with internalizing and externalizing symptoms in adolescence. BMC Pediatrics, 2025. DOI: 10.1186/s12887-025-06001-z