Cómo hacer un camino sensorial en casa para tu bebé

Es una actividad casera con la que podéis estimular a vuestro peque desde bien temprano.
Bebé abrazando a su madre

Parece mentira que algo a priori tan cotidiano como pisar la arena o el césped, o tocar una alfombra, por ejemplo, pueda ser algo tan estimulante para el ser humano, pero así es siempre que nos enfrentamos y descubrimos algo nuevo. Y por eso es tan productivo y beneficioso para los bebés que los adultos les expongamos, de forma segura, a nuevas experiencias sensoriales.

En este sentido, una de las actividades más interesantes que podemos hacer con los peques desde que empiezan a gatear es el camino o alfombra sensorial. Se trata, como su propio nombre indica, de una especie manta o alfombra que colocamos en el suelo de casa, en un entorno seguro para el niño o niña, y que “decoramos” con distintos materiales para que el peque descubra su textura, sus colores e incluso sus olores si es que los emiten, a medida que pisa descalzo o lo recorre gateando.

Como bien indica Vanessa en su cuenta de Instagram @juegos_y_burbujas, donde cuenta con casi 200.000 seguidores, “Es genial caminar descalzos por casa, eso nos permite sentir el suelo y recibir información de todo lo que pisan nuestros pies, pero a veces eso puede ser muy monótono, ya que el suelo es siempre el mismo”. Y en esta monotonía lo que rompe en mil pedazos un camino sensorial, que podéis hacerlo a mano con cosas que tenéis por casa. Si hay un hermano o hermana mayor en casa, pedidle que os ayude y así la actividad será doble, para el pequeño y para el mayor.

¿Qué materiales usar?

Como te decíamos, casi cualquier cosa que sea segura y tenga texturas, olores o colores curiosos vale para hacer un camino sensorial.

El de @juegos_y_burbujas, que puedes ver en detalle aquí, está hecho con una bolsa de arroz, discos desmaquillantes, papel burbuja y una especie de esponja. Pero la propia Vanessa también recomienda usar legumbres deshidratadas como los garbanzos —dispuestos de manera que el peque no se los lleve a la boca—, esponjas, césped o piedras.

Hay mucho más. Por ejemplo, cartulinas de colores, plástico de burbujas transparente, material de papelería con diferentes texturas, papel de aluminio, pasta como macarrones, cuerdas, telas, papel de lija, cintas, algodón, pompones, goma Eva, arena, etcétera.

También es libre la forma que le quieras dar al camino sensorial. Si ya anda tu hijo o hija, una opción es marcar el camino con siluetas de los pies para centrar su atención. Otra opción es hacerlo tipo alfombra, más ancho, de manera que pueda moverse con libertad y no en único sentido. Dependerá en buena medida de donde vayáis a utilizarlo; si es un pasillo es distinto a si lo pondréis en habitación de la casa que tenga espacio en su zona central, por ejemplo.

Bebé en su gimnasio de actividades (Foto: iStock)

Una vez este hecho vuestro camino sensorial, invitadle a tocar y descubrir, a que lo recorra andando o a gatas, descalzo, y a que se tome el tiempo que quiera en cada uno de los materiales que hayáis utilizado en vuestro diseño. No solo es un estímulo sensorial muy potente, sino que también, entre otras ventajas y beneficios, potenciará su autonomía en la movilidad.

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